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Especialista alemán en trastornos de miedo: «Quien tiene miedo, es honesto» CULTURA|CIENCIA

Especialista alemán en trastornos de miedo: «Quien tiene miedo, es honesto»

Millones de personas en el mundo entero se sienten inseguras ante la crisis del coronavirus. El temor es muy natural, y la cuarentena brinda oportunidades, a juicio de Jürgen Hoyer, especialista en trastornos de miedo.


El Dr. Jürgen Hoyer es profesor de Psicoterapia Conductual en la Universidad Técnica de Dresde. Entre sus áreas centrales de investigación se cuentan los trastornos de miedo y la depresión.

Debido a la crisis del coronavirus, nos encontramos de pronto en medio de una zona de peligro. Se restringen las actividades públicas, se cierran las fronteras, millones de niños no pueden ir a la escuela. Vivimos una crisis que provoca miedo y pánico a muchos europeos. ¿Cómo describe este miedo un especialista como usted?

El miedo sirve para que la gente ponga atención a los peligros. Por consiguiente, es natural que las personas sientan miedo actualmente. Es completamente natural que alguien tenga miedo si pertenece al grupo de riesgo por el coronavirus. A eso se suma una sensación difusa de amenaza, porque no sabemos con exactitud cómo seguirá el asunto. Ese es uno de los miedos primigenios de la humanidad: el miedo a lo desconocido. No sabemos cuánto durará todo esto ni qué consecuencias acarreará la crisis. Es esa inquietante sensación de que, como individuos, no tenemos ningún control. Eso es lo que genera más miedo.

¿Cuál es la mejor manera de manejar el miedo? ¿Hay alguna receta mágica?

No hay ningún truco para hacer desaparecer esa emoción, porque en ese caso se negaría la realidad. Quien tiene ahora miedo, simplemente es honesto. Lo mejor es decir: el miedo está presente, tengo el ánimo sombrío, ¿y qué? Con el miedo ocurre lo mismo que con muchas otras emociones: vienen y se van. En las próximas semanas no pasará un día en que no tengamos preocupación por el coronavirus. Las consecuencias son inciertas. Ya no será como antes. Naturalmente, uno se preocupa en semejante situación.

Pero llegará el momento en que la atención se trasladará automáticamente a otras cosas. A fin de cuentas, no se acaba el mundo. La naturaleza todavía está allí; también la casa y el auto. Hay sin duda un peligro, pero este no amenaza la totalidad, sino determinados aspectos de la vida.

Diariamente muere gente por la enfermedad pulmonar provocada por el coronavirus. Pensar en la muerte es más frecuente en estos tiempos. Un tema difícil, ¿o cómo lo ve usted?

Las personas que pertenecen a los grupos de riesgo deben procurar no contagiarse. Las personas de edad más avanzada tienen un riesgo mucho mayor de morir, debido a que el sistema inmunitario y los órganos ya no funcionan tan bien. Es algo que los familiares no quieren que ocurra, y de eso se debe poder hablar. El tema de la muerte se suele soslayar y se trata como un tabú. Pero eso no está bien: nadie ha muerto aún por pensar en la muerte.

Muchas personas trabajan ahora desde casa y han reducido sus contactos sociales para frenar la propagación del virus. ¿Qué recomendaría para que el mayor aislamiento y la cuarentena no tengan un efecto perjudicial?

Esta es una oportunidad para improvisar y ser creativos. Uno debería reflexionar sobre qué actividades son útiles. Es un momento apropiado para entrenar el cuerpo. En cuarentena también se puede hacer deporte. Quien es amante de la lectura y el estudio, también puede hacerlo en cuarentena. Internet sigue siendo accesible, el teléfono inteligente sigue disponible. Se puede tomar contacto con la gente. Existen innumerables actividades aparte de mirar series  de televisión. Podemos hacer cosas que habíamos postergado. La cuarentena sería, por ejemplo, una ocasión ideal para hacer la declaración de impuestos.

¿Puede una pandemia como la del coronavirus provocar problemas psíquicos?

En el corto plazo, el miedo no afecta la salud física. Pero la reducción de las posibilidades de realizar actividades cotidianas es perjudicial para personas con tendencia a las depresiones, la tristeza y el retraimiento. Para esas personas esto no es bueno. Y aquí vale lo que decía anteriormente: hay que permanecer lo más activo posible. También entre cuatro paredes se pueden realizar actividades. Pero lo mejor de la vida es una buena conversación. Y puedo sostenerla cuando quiera, también durante la cuarentena.

 

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