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En libro «Otra vez hoy, la Tierra se levanta», Diego Ancalao propone un nuevo modelo para Chile CULTURA

En libro «Otra vez hoy, la Tierra se levanta», Diego Ancalao propone un nuevo modelo para Chile

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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En su obra «Otra vez hoy, la Tierra se levanta», Diego Ancalao propone una reflexión sobre la situación actual y una invitación a un diálogo político intercultural que se enmarque en el derecho fundamental a la libre determinación de todos los pueblos, y que aspira a la construcción de un nuevo pacto social y un nuevo modelo de desarrollo fundado en los principios del Kume Mongen «Buen vivir»).


En momentos cruciales de la historia de Chile y con el objetivo de presentar su visión de país, para el presente y el futuro, el presidente de la Fundación Instituto de Desarrollo y Liderazgo Indígena, Diego Ancalao Gavilán, lanza su segundo libro “Otra vez hoy, la tierra se levanta. Hacía un mundo del Kume Mongen (Buen Vivir)”.

«Sé que escribo en un momento en que la experiencia de la discriminación, no es un atributo exclusivo de los indígenas», señala Ancalao en su libro.

«¿Cuántos ciudadanos chilenos se encuentran en los márgenes del desarrollo? ¿Cuántos miembros de esa volátil ‘clase media’, vive con el permanente temor de caer o volver a la pobreza? La mayor parte de los habitantes del Chile actual, pertenece a esas grandes masas sociales excluidas, que viven ahogados por las deudas y por la interrogante cotidiana de saber cómo llegarán a fin de mes», se lee en el libro.

Por eso, el autor propone una reflexión sobre la situación actual y una invitación a un diálogo político intercultural que se enmarque en el derecho fundamental a la libre determinación de todos los pueblos, y que aspira a la construcción de un nuevo pacto social y un nuevo modelo de desarrollo fundado en los principios del Kume Mongen (Buen Vivir).

La obra desarrolla principalmente las opiniones presentadas por el autor en diversos medios de comunicación, las que lo han convertido en un referente no solo en medios de comunicación y opinión pública nacional e internacional, sino que también para los propios líderes y comunidades indígenas.

Además, el texto cuenta con un prólogo de la doctora en Derecho Nancy Yañez, actual directora del Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile; y las palabras de reconocimiento de personalidades como Jaqui Caine, maorí y ex embajadora de Nueva Zelanda en Chile; entre otros.

Origen del libro

«Desde niño he sabido de la lucha constante por la superación y los sueños», explica Ancalao, al ser consultado sobre los orígenes de este libro.

«Es, tal vez, la misma lucha que hoy viven miles de niños, que viven en la más absoluta miseria y postergación, que es de donde yo provengo. Mi conciencia se vio obligada a tomar una actitud pública ante la falta de oportunidades, la desigualdad económica y política. Las razones que me hicieron tomar esta posición en la vida me da la certeza que las injusticias son retos para quienes estamos dispuestos a cambiar las cosas».

«Para humanizar, para hacer realidad una vida digna, más justa: estas son las razones que me han impulsado a escribir este libro. Y ese es el objetivo central: plantear que el modelo actual tiene como meta la utilidad económica, por sobre la naturaleza, el hombre, el trabajador, a costa de destruir el propio medio ambiente».

Ancalao señala que el otro paradigma -comunista, leninista, socialista, cualquiera de los derivados de Marx- tratan de poner al hombre en el centro del desarrollo.

«Y este libro plantea que los dos modelos han fracasado».

Nuevo modelo

Ante esta disyuntiva, el libro propone un tercer modelo de desarrollo, antiguo y nuevo a la vez: el Kume Mongen (buen vivir), «que pone en el centro la vida en general: de la naturaleza, el medio ambiente, de nuestra ñuke mapu (la madre Tierra)», así como la relación de la naturaleza con el hombre, «porque es absolutamente imposible que la especie humana pueda sobrevivir sin un medio ambiente en condiciones para permitir ese desarrollo».

Ancalao plantea que una nueva forma de entender el desarrollo, que además permita que el 90% de Chile, que está fuera del modelo de desarrollo, sea incluido en un desarrollo más justo y equitativo.

El libro también es una crítica a los «responsables de la exclusión de las personas y la destrucción del medio ambiente», es decir, «los que han administrado el modelo político de Chile», «los políticos auspiciados, financiados, cooptados, manipulados por un pequeño grupo económico que privatizaría el aire si pudiera, con tal de obtener un beneficio económico en perjuicio de la persona humana».

Explicando el concepto «buen vivir»

Ancalao explica que el concepto de «kume mongen» («buen vivir») es un concepto mapuche, pero que también se encuentra en otros pueblos originarios, como los quechuas y los aymaras.

Este concepto «engloba un todo, establece relaciones con la naturaleza en sus más infinitas manifestaciones», incluyendo lo material y lo espiritual, «donde las relaciones son de interacción, no de depredación».

«Este concepto apela al cuidado de la patria, de la nación, de la relación espiritual de la persona consigo mismo, con el medio y con el cosmos. En esta relación el hombre es parte del todo, es parte de la tierra y el territorio, y eso lleva a un equilibrio físico y espiritual».

Se trata, además de vivir una vida buena, de vivir una vida «plena», con una supremacía del trabajo humano por sobre el capital, de la sociedad por sobre el mercado, para «ubicarnos por sobre las ideologías que nos han demostrado su fracaso, «como el capitalismo, que ubica el dinero en el centro del desarrollo, el socialismo, que ubica al hombre en el centro, mientras para nosotros los mapuches el centro es la vida».

En ese sentido, la recuperación de derechos y la dignidad no debe tener como objetivo el buen funcionamiento del mercado, «sino para buena vida de la persona, en equilibrio con el medio ambiente».

Chilenos y mapuches, el mismo maltrato

En ese sentido, el vínculo con Chile es claro, porque «involucra a los sectores oprimidos, que no son escuchados, y que son constantemente agredidos por la política del Estado, ya sea en educación hasta la salud».

«El pueblo de Chile tiene el mismo adversario que el pueblo mapuche. Los mismos que han avasallado, quitado territorio, producido un genocidio, la misma clase política que administra el Estado son los mismos que crearon un modelo que dejó a los chilenos afuera de su propio desarrollo», asegura.

«¿Qué diferencia hay con el maltrato que sufre un mapuche por llevar un apellido indígena con aquellas personas golpeadas en la calle por Carabineros por manifestarse por sus derechos, por una educación digan, una salud digna, a profesores, estudiantes? El Estado, mediante la fuerza represiva, los trata de la misma forma con la que trata a los mapuches. El camino de los postergados en Chile está íntimamente ligado con los mapuches. Por lo tanto, en esta lucha no se puede caminar solo. Tenemos que unirnos en los puntos que tengamos en común», apela.

Por eso también celebra que muchos chilenos «ya no busquen su Madre Patria en España, sino que la encuentran en el pueblo mapuche».

Vínculo con el estallido

El vínculo que hace Ancalao con el estallido del 18 de octubre también es con la lucha del pueblo mapuche, que reclama al Estado «desde hace 134 años derechos arrebatados, derechos políticos, derechos civiles, derechos culturales», porque «es lo que nos corresponde».

«Lo que exigimos como pueblo no es suelo para producción agrícola sino territorio», donde el agua también debe ser devuelta.

«El pueblo de Chile también reclama que el agua no puede ser de un grupo de privados. Y el pueblo de Chile también se hermana con el pueblo mapuche porque cuando exigió sus derechos el 18 de octubre, el Estado le respondió igual que al pueblo mapuche: medidas represivas, judiciales, tratando de transformarnos en terroristas», dice.

«El pueblo de Chile se dio cuenta que el trato que le da el Estado es el mismo que le ha dado al pueblo mapuche». añade. «Ambos pueblos tendrán una vida digna en la medida en que les devuelvan el derecho a una vida digna, una salud digna, una educación digna, una pensión digna».

«La aspiración a una vida digna no es que te aumenten el sueldo o que te resuelvan un problema económico, sino que te entreguen derechos para poder vivir bien», resume. «No se trata de crear un Ministerio Social o un Ministerio Indígena nuevo, sino cambiar la arquitectura de este edificio llamado Estado, que crea pobreza, segregación, y que tiene a todo Chile y a los pueblos indígenas fuera del modelo de desarrollo», donde el lenguaje de los excluidos «es la movilización social, la marcha».

Revertir el paradigma neoliberal

“Tengo el honor de prologar este libro en que Diego Ancalao, tras reflexionar sobre los aspectos más críticos de la relación entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche, nos presenta su propuesta país encaminándonos hacia un modelo en que impere el KUME-MONGEN – BUEN VIVIR, sustentado en la convicción que ello implica revertir los paradigmas del neoliberalismo y reemplazarlos por una nueva epistemología en que prime la relación armónica de los seres humanos con la naturaleza y una noción integral de bienestar”, sostiene Nancy Yañez.

Por su parte, Jorge Maldonado, editor del libro, indica que “este ejemplar tiene la virtud de acompañar los últimos acontecimientos vividos por Chile y hacer planteamientos de fondo, como el reconocimiento definitivo de un país plurinacional y la invitación a todos estos pueblos a construir el Kume Mongen o buen vivir».

«En definitiva, es un texto digno de leerse y estudiarse, pues se trata de una propuesta integral de desarrollo que Diego Ancalao le hace a Chile, desde sus raíces indígenas, pero mirando al presente y al futuro de un país diferente, mejor, más justo, equitativo y fraterno. Es también una propuesta política, porque Diego es mucho más que un observador de la realidad o un comentarista neutro, es un líder que nació para cambiar los mundos a los que pertenece”, dice.

En tanto, Tony Mifsud destaca que “esta reflexión de Diego Ancalao tiene el gran mérito de ofrecer una protesta, algo muy común en nuestros días, pero también una propuesta, algo totalmente escaso. Además, se presenta desde una víctima histórica que ayuda al lector a comprender las raíces del conflicto, a entender los puntos de referencias culturales, construyendo un puente epistemológico valioso y tremendamente necesario”.

Finalmente, Federico Joannon, resalta que “un primer elemento vital de su libro, algo idealmente rescatable en momentos en que el país se debate en la incertidumbre de sus caminos futuros, es que nos pide que dejemos caer los velos de la hipocresía republicana y hablemos francamente de las diferencias, económicas, políticas y culturales, para poder superar, o por lo menos entender, el sentido que tienen las carencias, las omisiones y las injusticias que vive el pueblo mapuche, las mismas que experimentan todos los excluidos del país”.

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