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Premio Nacional Nibaldo Inestrosa: “Descentralizar este país es un imperativo nacional si queremos desarrollarlo integralmente” CULTURA|CIENCIA

Premio Nacional Nibaldo Inestrosa: “Descentralizar este país es un imperativo nacional si queremos desarrollarlo integralmente”

El neurobiólogo se encuentra en Punta Arenas, donde llegó hace más de tres meses. La interrupción de vuelos lo dejó varado en esa ciudad, pero ha sido un momento privilegiado para avanzar desde otra perspectiva en lo que es el Centro de Excelencia de Biomedicina de Magallanes (CEBIMA), que gestionó entre la PUC y la Universidad de Magallanes (UMAG), y que fue inaugurado a finales de septiembre del año pasado. «La ciencia es global. El disponer de ciencia local en un país en vías de desarrollo cumple con uno de los objetivos más importantes de la ciencia global, que es tener una comunidad interiorizada del quehacer científico», afirma.


Su pasión y mayor conocimiento es la enfermedad de Alzheimer. El neurobiólogo y académico Nibaldo Inestrosa (Puerto Montt, 1951), a punto de cumplir los 70 años, está centrado en la investigación, la docencia y el trabajo académico, que combina con nuevos emprendimientos.

Posee una vasta actividad académica, con una intensa vida dedicada a la investigación, con más de 350 publicaciones científicas, las decenas de tesis doctorales dirigidas a estudiantes de Chile y el extranjero, así como los numerosos seminarios, proyectos y cargos principalmente en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica (PUC), donde ha desempeñado buena parte de su carrera y vida.

Se encuentra en Punta Arenas, donde llegó hace más de tres meses. La interrupción de vuelos lo dejó varado en esa ciudad en el extremo sur de Chile; en la región de los patagones, al borde del histórico Canal, de cuyo histórico descubrimiento por Occidente este 2020 se cumplieron 500 años. En la región de mayor longevidad relativa a otros habitantes de Chile, donde llegó sin pensar que no podría volver a Santiago, afortunadamente tiene raíces y una casa que adquirió hace algún tiempo.

Sin embargo, reconoce que este período de pandemia lo ha aprovechado, ha vivido de otro modo y ha tenido buenas conversaciones. Que, sin pensarlo, también ha sido un momento privilegiado para avanzar desde otra perspectiva en lo que es el Centro de Excelencia de Biomedicina de Magallanes (CEBIMA), que gestionó entre la PUC y la Universidad de Magallanes (UMAG), y que fue  inaugurado a finales de septiembre del año pasado.

Investigación y regiones

-Profesor, ¿qué significado tiene emprender un proyecto nuevo cuando se encuentra próximo a cumplir 70 años de vida?
-Este proyecto se comenzó a gestar el año 2011 en una visita académica a Punta Arenas, a tres años de haber recibido el Premio Nacional de Ciencias Naturales 2008. En ese momento, era solo emprender un nuevo desafío en una nueva etapa en mi carrera científica, con la gran motivación de continuar la búsqueda de nuevos remedios para tratar las enfermedades crónicas del envejecimiento, incluyendo desde luego la enfermedad de Alzheimer. Lo de los años de vida, la verdad es que a lo largo de toda mi vida he tenido inquietud por el estudio y por el conocimiento, por investigar y desarrollar los temas que me han motivado y en los que he generado una línea de avances. Siento la misma motivación y energía de siempre, sin importar el paso de los años.

-¿Nos puede comentar algo del nuevo del Centro de investigación que se inauguró en septiembre pasado en Magallanes?
-La población mundial está envejeciendo aceleradamente y con esto aumenta la incidencia de enfermedades no transmisibles, sin tratamientos adecuados. Los habitantes de nuestro país están constituidos por una alta proporción de adultos mayores y en el año 2050 serán casi un 30% del total. Por otra parte, la gran biodiversidad presente en la Región de Magallanes y la Antártica Chilena ofrece un potencial único en especies endémicas y milenarias que han desarrollado mecanismos de subsistencias para al ambiente extremo. Esto último eleva la posibilidad que en estas especies se encuentren nuevas moléculas o compuestos químicos que permitan enfrentar de mejor manera la progresión de las enfermedades crónicas. Con estos fundamentos se creó el Centro de Excelencia en Biomedicina de Magallanes (CEBIMA) que actualmente dirijo. Se gestó entre el Centro Basal de Envejecimiento y Regeneración (CARE) de la Universidad Católica y la Universidad de Magallanes, lo que se pudo concretar en un edificio inaugurado el 24 de septiembre del año pasado.

El propósito del CEBIMA es realizar investigación científica al más alto nivel, en patologías crónicas del adulto mayor, identificando productos naturales de la zona Subantártica y Antártica, que permitan combatir y tratar alteraciones del sistema nervioso como Alzheimer, Parkinson, Enfermedades Metabólicas y Cardiovasculares e Hipertensión. Incluye también la formación de jóvenes científicos de la Región de Magallanes y la Antártica Chilena. Las redes nacionales e internacionales de los investigadores del CEBIMA permitirán que la región adquiera una visibilidad en la investigación mundial. Su localización geográfica lo ubica en el mapa como el Centro de Investigación Biomédica más austral del mundo.

-¿Qué es lo que más lo motiva de este proceso?
-La mayor motivación es que en la región Subantártica y Antártica Chilena hay un potencial importante para la búsqueda de nuevos productos naturales, con posibilidades de tratar o contrarrestar enfermedades crónicas, entre ellas, las del adulto mayor, como las enfermedades neurodegenerativas. La naturaleza del extremo sur de Chile, territorio de clima inclemente, heladas y vientos, contiene una flora y fauna que viven expuestas a estas duras condiciones. Para ello, estas deben haber generado sustancias y moléculas diversas, que les han permitido la supervivencia. Podemos obtener de aquí moléculas que puedan tener la capacidad de tratar diversas enfermedades.

-¿Es posible descentralizar este país? ¿Qué se puede hacer como comunidad científica y académica para tener éxito en este sentido?
-Descentralizar este país es un imperativo nacional si queremos desarrollarlo integralmente. Si es posible o no, dependerá de que todos y cada uno de los actores de la vida nacional tomen conciencia de que Chile es bastante más que una larga y angosta faja de tierra que limita con Santiago por el norte y con Santiago por el sur. Como comunidad científica y académica creo que, sí, se puede tener éxito en esta empresa, la sola existencia del desierto y los cielos del norte junto a la Antártica por el sur, ya definen un panorama que traspasa nuestra capital. Al respecto, el actual Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, ha nombrado Seremis cuyo objeto de servicio y función son las 5 megarregiones de Chile. La ciencia es global. El disponer de ciencia local en un país en vías de desarrollo cumple con uno de los objetivos más importantes de la ciencia global, que es tener una comunidad interiorizada del quehacer científico. Una población más culta y educada en ciencia responderá de mejor manera a la hora de aplicar medidas de política pública. Es trascendental contar con ciencia de excelencia a lo largo del país, con recursos tanto para la formación de nuevos científicos, trabajo de laboratorio y equipamiento de alto nivel para realizar ciencia de impacto mundial.

-En cuanto a su principal tema de investigación, el Alzheimer, ¿alguna novedad importante en las últimas investigaciones?
-A comienzos de la década pasada postulamos que la vía de señalización Wnt (un grupo de vías de transducción de señales formadas por proteínas) se relacionaba inversamente con la enfermedad de Alzheimer. Esta posibilidad se fue confirmando con estudios en neuronas en cultivo. Más recientemente, nuestro interés se ha focalizado en entender por qué la disminución de la vía Wnt de señalización se correlaciona con la aparición de cambios típicos del Alzheimer, como la neuroinflamación, la fosforilación de la proteína tau y la formación de placas de amiloide en modelos de ratones transgénicos, como también en un modelo natural de la enfermedad, el roedor Octodon degus. También estamos muy interesados en identificar nuevos agonistas de receptores nucleares tipo PPAR gamma contenidos en algas chilenas, los cuales presentan actividad neuroprotectora y capacidad de estimular el aprendizaje y la memoria.

Siempre es tiempo

-¿Hasta cuándo tenemos capacidad de empezar etapas nuevas?
-Los hombres tenemos la capacidad de empezar etapas nuevas hasta cuando nuestra mente e imaginación nos permitan tener “un propósito de vida”. En efecto, cuando se les pregunta a los centenarios, hombres y mujeres que viven más de 100 años, en diversas regiones del mundo, cuál es el secreto para vivir tantos años, ellos responden: “Tener una razón por la que te despiertas cada mañana”. En general, el ser humano siempre puede iniciar una nueva etapa.

-¿Cuándo son las últimas oportunidades de iniciar algo nuevo, que aporte a la sociedad, que marque un camino?
-Por principio, yo diría que uno puede iniciar algo nuevo a cualquier edad de la vida, dependiendo de las condiciones en las que se encuentra esa persona, tanto física como psíquicamente, y con la capacidad de formar equipos o grupos de trabajo con motivación. Lo que ocurre es que en general en la sociedad moderna se nos ha encasillado en un trabajo que dura hasta que se jubila y no es permitido cambiarlo.

-Imagino que años pasados son más lúcidos y productivos, ¿a que los atribuye?
-Bueno, todo el mundo supone que, en el pasado, en la adultez, por ejemplo, uno debiera haber tenido momentos más lúcidos y productivos. Sin embargo, esto es relativo al tipo de trabajo al cual uno se dedica. En los matemáticos, por ejemplo, la mayor creatividad se da hasta los 30 años, pero en los biólogos en general esto ocurre cerca de los 60 años o más. Yo te puedo contar que desde el punto de vista de las publicaciones científicas, mis trabajos más potentes se han publicado en los últimos 10 años. También han sido los años de mayor proyección a la sociedad, con participación en seminarios tipo ICARE, por ejemplo. Hoy siento la lucidez de la trayectoria del trabajo de años, y poder utilizar esta lucidez para continuar desarrollando ciencia.

-¿Hay forma de preparar esos estados de “lucidez”, de mayor desarrollo interior?
-En general en el desarrollo científico o intelectual los momentos de “lucidez” o de desarrollo interior, ocurren siempre como resultado del trabajo y tiempo concentrado en un tema particular, por muchos días y noches, en los cuales uno divaga sobre el tema en cuestión y súbitamente, aparecen las señales de lucidez, o cómo resolver tal o cual tema.

«En la vida se debe trascender»

-¿Cuáles son los principales frenos u obstáculos que se autoimpone la naturaleza humana como para no dar más de sí?
-Yo creo que la naturaleza humana no se autoimpone frenos u obstáculos para no dar más de sí, salvo que estemos ante individuos de características particulares sin motivación o flojos (perezosos).

-¿Qué momentos han sido los más adversos?
-Para mí, los momentos más adversos son las situaciones que impiden poder trabajar ordenadamente en los laboratorios. En general, sin embargo, como el ser humano tiene la capacidad de adaptarse a las situaciones complicadas, rápidamente descubre que uno puede concentrarse en escribir trabajos o pensamientos que estaban pendientes de desarrollar. Así que aún en los momentos más adversos se nos dan oportunidades para salir adelante.

-¿Cómo integra sus diversas actividades –laborales, personales, sociales– para tener una vida más armónica?
-Debo decir que mi vida ha estado dedicada a mi trabajo, que al mismo tiempo ha sido mi afición, y a través de este he generado mis relaciones personales y sociales. La ciencia me ha llenado la existencia y me ha dado la armonía.

-¿La fe, la meditación, alguna religión en particular están presentes en su desarrollo personal?
-Yo diría que la religión estuvo presente en la primera etapa de mi vida, luego se fue diluyendo, la fe en Cristo se ha mantenido, a pesar de sucesos que me hicieron en su momento vacilar.

-¿Qué recomienda a los que bordean la barrera de los 65 años para mirar el futuro con optimismo y esperanza?
-Tener “un propósito de vida” pienso que es lo más importante, poder levantarse todas las mañanas sabiendo que vamos a continuar tal o cual proyecto, el que nos motive, desde continuar la lectura del último libro sobre Hernando de Magallanes o la construcción de una catedral. Creo que la barrera de los 65 años o cualquier otra es algo impuesto por la sociedad en que vivimos, la jubilación. Con motivaciones, el futuro puede ser optimista.

-Traigo la inquietud del director del Servicio del Adulto Mayor Octavio Vergara, que pregunta: “¿Cuál sería su reflexión más importante sobre el sentido de la vida?», y qué recomendación le haría a las nuevas generaciones?
-Mi reflexión sobre el sentido de la vida: pienso que en la vida se debe trascender, dejar huella, cada uno en lo que le tocó o decidió ser.

En relación con las nuevas generaciones, les recomendaría que desarrollen un interés que les estimule el estudio, que los lleve a un objetivo y a cumplir los pasos para llegar a este, que se interesen por los demás, y así poder encontrar un camino de desarrollo personal que los llene y les permita trascender.

-¿Algo más que decir?
-Nunca es tarde para un nuevo inicio.

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