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Cineasta Patricio Guzmán y su viaje a Chile a filmar el plebiscito: “Lo que va a pasar es extraordinario, es una lección que Chile va a dar al mundo”

Tatiana Oliveros
Por : Tatiana Oliveros Artista, colaboradora de El Mostrador Cultura
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«Chile es un país que enceguece mucho, hipnotiza mucho, hay un constante darse vueltas», con esta idea el autor de «La cordillera de los sueños», cuya avant premier online será el 26 de septiembre, inicia su reflexión sobre el momento constituyente que ha comenzado a vivir el país y que lo trae de vuelta a Santiago a filmar el proceso plebiscitario, tal y como hace casi 50 años lo hizo con «La Batalla de Chile», el registro audiovisual más auténtico sobre la experiencia de la Unidad Popular. «Lo que va a pasar es extraordinario. Chile va a dar vuelta una página. Es muy interesante. Después que el régimen de Pinochet se terminó, es la primera vez que Chile reacciona, como reaccionó cuando salió (electo) Allende. Una revolución, un cambio profundo. Una inmensa mayoría quiere dar vuelta la página, y eso es muy bueno para Chile, muy bueno para América Latina. Es estupendo, es una lección que Chile va a dar, otra vez, al mundo», señaló Patricio Guzmán, uno de los documentalistas chilenos más reconocidos del mundo.


El reconocido cineasta Patricio Guzmán, autor de clásicos como La batalla de Chile, visitará próximamente Chile, con ocasión del plebiscito del 25 de octubre.

El director hará un registro del proceso y se quedará varias semanas a filmar los sucesos siguientes. Se trata de un paso que estima lógico dada la trayectoria política de su filmografía, centrada en la memoria histórica en torno a sucesos como el golpe militar de 1973, la dictadura militar y la transición a la democracia.

Plebiscito de octubre

«Lo que va a pasar es extraordinario. Chile va a dar vuelta una página. Es muy interesante. Después que el régimen de Pinochet se terminó, es la primera vez que Chile reacciona, como reaccionó cuando salió (electo) Allende. Una revolución, un cambio profundo. Una inmensa mayoría quiere dar vuelta la página, y eso es muy bueno para Chile, muy bueno para América latina. Es estupendo, es una lección que Chile va a dar, otra vez, al mundo», señaló.

«Yo salgo en tres semanas a Santiago, porque quiero filmar, empezar otra película, con una filmación de unas cuatro, cinco semanas. Voy a estar para el plebiscito y quiero estar para el proceso que sigue más adelante».

Este viaje se gestó, según cuenta, a partir de los sucesos ocurridos hace casi un año.

«Cuando se produjo la gran manifestación del millón y medio (del 25 de octubre) en la Plaza, mi mujer (la productora Renate Sachse) pensamos inmediatamente que había que armar un proyecto para lo que estaba pasando», recuerda.

«Ya teníamos en marcha un proyecto para más adelante, ya habíamos escrito un guión y lo modifiqué. Es lógico que si has hecho toda tu obra basada en Chile, estar en Santiago cuando venga el plebiscito.  Hace muchos años que nuestro camino está bastante establecido, sabemos para donde vamos», dice.

También admitió que nunca pensó que iba a vivir el fin del proceso neoliberal.

«No tenía idea, no sabía lo que iba a pasar, aunque mis personajes intuían algo. Había una secreta esperanza en todos los chilenos. Pero yo no pensaba que estaba tan próxima la posibilidad de un cambio tan radical, único en América Latina», dice.

Aunque Guzmán admite que el estallido social del 18 de octubre lo sorprendió, sus películas ya anunciaban algo de la tensión existente en el país.

«Creo que el trabajo artístico, a veces, se adelanta a los acontecimientos», analiza. «Eso pasa con los escritores, los poetas, los cineastas».

«Es común anticiparse a lo que va a pasar, porque de alguna manera en el presente se puede vislumbrar el futuro. Y nuestro trabajo está muy cerca a encontrar ese camino. Es sorprendente que las últimas secuencias de esta película no son más que el preámbulo de lo que ocurrió en la realidad. Yo también me sorprendí. A veces se da esto, a veces no. La predicción es mucho más larga».

La Cordillera de los sueños

El próximo 26 de septiembre se realizará la avant premier  online su último documental, La cordillera de los sueños, los ticket para esta función única, están disponible en la plataforma puntoticket.com.

Estrenada el año pasado en el Festival de Cannes, donde fue distinguida con el premio Ojo de Oro al mejor documental, la película La cordillera de los sueños cierra la trilogía que Patricio Guzmán inició con Nostalgia de la luz (2010) y continuó con El botón de nácar (2015).

«Invito a todo el público a ver una película documental entretenida, diversa, con personajes apasionantes, con una montaña increíble que tenemos enfrente, y que a veces no vemos, y un personaje excepcional que sabe adivinar lo que Chile será», manifestó el cineasta.

La cinta cuenta entre sus figuras al camarógrafo y documentalista Pablo Salas, cuyas filmaciones documentales se remontan a la dictadura.

«Es un gran personaje, ojalá lo conozcan más los chilenos. Es bueno asumir la mirada de él para volver a tener entusiasmo de conquistar el futuro, para nosotros y sobre todo los hijos».

Chile, cerca y lejos

A pesar de que Guzmán vive en Francia hace varios años, Chile sigue siendo el principal motivo de su obra.

«Vivo a varios miles de kilómetros, y sin embargo Chile sigue siendo para mí el tema principal de mi vida, de mi obra. No me puedo zafar de Chile», señala.

«No tiene ninguna importancia el lugar donde tu vives con el tema que trates. Puedes hablar toda tu vida de la Antártica y hacer libros de los hielos y los polos, y vivir en una ciudad en el centro de la tierra. Tus pasiones van lejos del lugar donde tú estás», afirma.

«El lugar donde estás es secundario, a mi juicio. Me gusta mucho este país tan próximo y tan lejano. Me parece interesante esta relación. Uno se aclara mucho viendo Chile de lejos. Es un país que enceguece mucho, hipnotiza mucho, hay un constante darse vueltas, eso pasa en todos los países aislados, y también en las personas solitarias. Me gusta vivir en esta situación lejana y próxima de Chile».

Hilo conductor

Los paisajes del país, como el desierto, la cordillera y la Patagonia, han sido el hilo conductor de su última trilogía.

«La cordillera, el sur, el norte, el Océano son elementos tan importantes en Chile. Me falta el mar, no sé si haré una película sobre el mar», afirma.

«La cordillera es invisible, está tan cerca que uno no la ve nunca y pasa de largo, vivimos sin ella. Es como una gran ausente de nuestra realidad. Pero está ahí, vigilándonos, mirando todo lo que pasa».

En relación a la importancia del paisaje, añade:

«Uno cuando empieza una película documental lo hace fragmentariamente, con personajes, situaciones, paisajes, recuerdos, y tienes que encontrar un elemento que una estos materiales para poder narrar algo».

«En este caso elegí la cordillera porque es un muro árido, desértico, poco expresivo frente a Santiago, pero si te vas a los dos extremos es maravillosa, con los volcanes, etc. La usé como una cortina, un telón de fondo para narrar mi pequeña historia».

Los personajes

En cuanto a sus personajes, a Guzmán le gusta incluir artistas, como cantantes, pintores y escultores.

«Son personas que han pasado cerca de mí y me resultan expresivas para referirse al tema. Pero no son siempre artistas, en ‘Nostalgia de la luz’ hay astrónomos, parientes de desaparecidos, que son gente común y corriente de los pueblos. En el sur también encontré a una mujer kaweskar, una indígena que vive en una isla», acota.

«De todas manera elegir artistas es bueno, porque tienen facilidad de palabra, son creativos, inventan cosas alrededor del tema. Es muy agradable trabajar con gente de la plástica o son escritores», señala.

Legado

Guzmán además agradeció un homenaje que realizó en abril pasado el cineasta Sebastián Lelio a su cine.

«Yo también admiro mucho a Sebastián, es un gran cineasta. Él tiene la generosidad de hablar de otros colegas», dijo.

«Desde mi primera película, que es La batalla de Chile, y antes otra que se llamó El primer año y que ahora está en restauración, han pasado cincuenta años. Uno no se hace ninguna ilusión cuando empieza. Con La batalla de Chile fue muy duro. Y poco a poco el espejo en el que se refleja la realidad chilena y a ti también. Y ese es un fenómeno muy raro que los años van produciendo. Y te vas dando cuenta que lo que hace podría servir de camino a otras personas, y eso me encanta», señaló.

«Es muy bonito hacer cine documental. No se gana mucho con él, es difícil de terminar, hay que estar más de un año montando una película, es complicado distribuir, pero es un cine estupendo. Se adhiere a tu ser, es una manera de vivir».

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