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Ministra de las Culturas: la falta de señales y respuestas para un rubro abandonado CULTURA|OPINIÓN

Ministra de las Culturas: la falta de señales y respuestas para un rubro abandonado

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Elisa Massardo
Por : Elisa Massardo Licenciada en Historia y Estética y diplomada en Periodismo Cultural, Crítica y Edición
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En el rubro de las artes y las culturas los gremios se han organizado, han dialogado y han generado propuestas a su contraparte; los individuos, a través de las redes sociales han manifestado de manera reiterada su malestar, parecer y sus propuestas. El diálogo propio de la sociedad civil se generó y sigue en marcha, ¿cuál ha sido la integración de este intercambio de información por parte del Ministerio? ¿de qué manera se le permite a la sociedad civil hacer un real contrapeso a lo que imponen las instituciones?


La crisis de gobernabilidad de la que sufre Chile tiene fuerte vinculación a la relación que ha establecido la cúpula de poder gobernante, desde el parlamento hasta el poder ejecutivo, con los integrantes de la sociedad civil que durante años se manifestó a través de marchas en las calles de diversas ciudades del país. ¿Cómo integrar las demandas ciudadanas a las políticas públicas? Pareciera ser una pregunta que no se realizaron en más de 30 años.

[cita tipo=»destaque»]Ante el caos que se ha ocasionado por los dichos de la ministra en su primera entrevista después de casi un año, en CNN, no hay palabras, no vale la pena desgastarse. Ante la entrevista que dio en La Tercera, donde justifica su inasistencia a la cámara para abordar el presupuesto público, sí. El rubro que ella representa necesita señales, símbolos, acciones y respuestas. Una representatividad legítima que tenga coherencia con lo que la sociedad civil le plantea, una armonía entre las partes, porque hablamos de un sector que se dedica, trabaja y vive con simbolismos, con y de la interpretación, de la acción, de la crítica y donde la sensibilidad es relevante.[/cita]

El Estallido Social dejó en evidencia esta situación. Ningún chileno podría dudar de las implicancias que han tenido, tanto para la economía como para la sociedad y la vida cotidiana, las protestas masivas y reiteradas en Plaza Italia, entre muchas otras. Y los políticos, para aplacar la violencia que ha sucumbido las calles han reiterado que el mensaje “ya se comprendió”. Pues bien, en el mundo de la cultura se deja en evidencia que no es así.

En el rubro de las artes y las culturas los gremios se han organizado, han dialogado y han generado propuestas a su contraparte; los individuos, a través de las redes sociales han manifestado de manera reiterada su malestar, parecer y sus propuestas. El diálogo propio de la sociedad civil se generó y sigue en marcha, ¿cuál ha sido la integración de este intercambio de información por parte del Ministerio? ¿de qué manera se le permite a la sociedad civil hacer un real contrapeso a lo que imponen las instituciones?

Ante el caos que se ha ocasionado por los dichos de la ministra en su primera entrevista después de casi un año, en CNN, no hay palabras, no vale la pena desgastarse. Ante la entrevista que dio en La Tercera, donde justifica su inasistencia a la cámara para abordar el presupuesto público, sí. El rubro que ella representa necesita señales, símbolos, acciones y respuestas. Una representatividad legítima que tenga coherencia con lo que la sociedad civil le plantea, una armonía entre las partes, porque hablamos de un sector que se dedica, trabaja y vive con simbolismos, con y de la interpretación, de la acción, de la crítica y donde la sensibilidad es relevante. Donde las lógicas racionales del mercado no tienen la “coherencia” que aplica en otros rubros. Y ante las crisis se esperan señales de apoyo. Espero que no se malentienda… no se espera una postura -en este caso- “maternalista” por parte de la ministra, pero sí respuestas concretas con símbolos, gestos, claros, que sea una representante respaldada por su comunidad, que cuide a su comunidad porque así tendrá armonía, así demostrará que “se comprendió, realmente, el mensaje”.

Incluir a la sociedad civil y sus legítimas demandas es parte de lo que la clase política tendrá que aprender a resolver para sus programas de gobierno. Se viene un año lleno de elecciones, podemos, como ciudadanos, cambiar el rumbo de la gobernabilidad actual; pueden como políticos, cambiar su relación con la sociedad. La apertura al diálogo depende de ambas partes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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