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Unesco Chile: «Los Estados deben apoyar la ciencia y la cultura para responder mejor a crisis futuras» CULTURA

Unesco Chile: «Los Estados deben apoyar la ciencia y la cultura para responder mejor a crisis futuras»

Nicolás del Valle, coordinador para Chile de Cultura de la UNESCO, conversó sobre el tema en medio del debate en el Parlamento sobre los fondos para los respectivos ministerios en el Presupuesto 2021. Además, señaló que una de las acciones interesantes para destacar las agendas, ambas áreas a nivel nacional, es promover un diálogo abierto de tipo intersectorial y participativo.


Nicolás del Valle, coordinador para Chile de Cultura de la Unesco, expresó que los Estados deben apoyar la ciencia y la cultura para responder mejor a crisis futuras.

El funcionario conversó con El Mostrador mientras en el Parlamento se debatía sobre los fondos para los ministerios de las Culturas y de Ciencia en el Presupuesto 2021.

En medio de la instalación de ambos ministerios, en el contexto de la crisis económica y el coronavirus, el Gobierno de Sebastián Piñera decidió la eliminación de las Becas Chile para 2021, una modalidad clave para la formación de científicas y científicos.

A esto se suma la no mención de la palabra «cultura» en la Cuenta Pública de 2020 y el quiebre de la mesa del área entre las organizaciones culturales y el Ministerio de las Culturas en agosto pasado, junto con los pedidos de renuncia a la ministra Consuelo Valdés, al considerar que su cartera no ha hecho suficiente para ayudar al sector, duramente golpeado por el confinamiento.

Efectos del confinamiento

Del Valle es cientista político de profesión, magíster en Pensamiento Contemporáneo y doctor en Filosofía por la Universidad de Leiden, Holanda. Ha publicado los libros La actualidad de la crítica. Ensayos sobre la Escuela de Fráncfort (Metales Pesados: Santiago de Chile, 2015), Transformaciones de la esfera pública en el Chile neoliberal y Golpes a la memoria. Escritos sobre la posdictadura chilena.

Él señala que los impactos de la pandemia en los diferentes sectores de la sociedad han sido particularmente severos en el campo la cultura y la ciencia, planteando nuevos desafíos para la gestión y la política pública de estos sectores.

En ese sentido, los efectos de la pandemia iniciales pueden detectarse en la restricción de la movilidad de artistas y científicos a nivel global, reduciendo las posibilidades de realizar residencias artísticas en otras partes del mundo, pero también limitando las oportunidades de estudiantes chilenos en el extranjero, advierte.

«Asimismo, dado que tanto la institucionalidad científica como cultural son emergentes en Chile y requieren consolidación, los desafíos son disímiles entre sí. Mientras que del sector científico se ha esperado su participación activa en informar el debate público y la toma de decisiones a partir de evidencias, en el caso de la cultura se exige las garantías de ciertos derechos culturales para la participación en la vida cultural de un país», dice.

En contextos de crisis y desastres, mientras que las autoridades requieren de evidencia y conocimiento científico para tomar decisiones adecuadas, las ciudadanas y los ciudadanos buscan consuelo y bienestar con el acceso a las expresiones culturales, las artes y el patrimonio, recordó el funcionario.

«A pesar de ello, en Chile vemos la dificultad de insertarse laboralmente de un conjunto de profesionales de alto nivel que vuelven al país para incorporarse al sector científico y educativo, mientras que agentes artísticos y culturales se encuentran en una situación de vulnerabilidad sin desempeñarse en sus actividades principales», enfatiza.

Experiencia internacional

A nivel internacional, hay diversas experiencias para ir en ayuda de estos sectores.

Alemania, por ejemplo, además de millonarias ayudas, declaró a la cultura como «bien de primera necesidad». Francia también anunció ayudas directas, partiendo por los cines y teatros, mientras Italia suspendió el pago de impuestos y retenciones a empresas que gestionen teatros, salas de concierto, cines, museos, bibliotecas, archivos, monumentos históricos, bares o restaurantes.

«El paisaje internacional es variopinto, todo depende de las capacidades de las instituciones públicas en estos sectores, así como de los niveles de desarrollo y de las líneas políticas de los gobiernos de turno. En cualquier caso, desde un punto de vista general, es posible constatar cómo los países se han orientado a fortalecer las capacidades ya instaladas y a promover el desarrollo de nuevas capacidades para enfrentar las próximas crisis», explica Del Valle.

En este último sentido, el aprendizaje que se ha obtenido de la pandemia se encuentra en la necesidad de contar con las capacidades de respuesta a crisis y desastres futuros, señala.

«No basta con enfocarse en la reactivación económica cuando otra crisis está por venir. Por ello es que, junto con reactivar las actividades productivas en todos los sectores, es necesario elaborar estrategias de mediano y largo plazo que orienten las respuestas inmediatas a la emergencia con una visión respecto del desarrollo sostenible para Chile. El gran desafío de los Estados es conectar las medidas de corto plazo con las políticas de desarrollo de más largo aliento», subrayó.

Medidas del Gobierno

En cuanto a las medidas en ciencia y cultura que ha tomado el Gobierno en Chile, en particular los ministerios de Ciencia y de las Culturas, para Del Valle una de las dificultades radica en la reciente instalación de ambas reparticiones, «por lo que toda respuesta debe ser contextualizada».

«El trabajo de ambos ministerios es difícil en cuanto tienen que enfrentar los desafíos propios de carteras ministeriales nacientes, lo cual implica coordinar reparticiones y servicios públicos, elaborar una política general en ambos sectores y llevar adelante un programa de Gobierno», admitió.

Estas cuestiones son acompañadas por la contingencia nacional y global de índole política, sanitaria y económica, agregó.

«Como agencia de Naciones Unidas que trabaja en un marco de cooperación para el desarrollo sostenible con el Gobierno, no nos corresponde evaluar las acciones del Gobierno, pero sí defender públicamente la importancia de fortalecer las capacidades de ambos sectores, evitando la disminución del gasto público para estos efectos. Después de todo, la ciencia y la cultura son los factores esenciales para un desarrollo sostenible que se base en la creatividad, el conocimiento y la innovación», recalcó.

Promover el diálogo

Asimismo, aunque no quiso proponer al Gobierno medidas adicionales para ayudar al sector sin tener un diagnóstico técnico basado en evidencia, Del Valle señaló que una de las acciones interesantes para destacar las agendas de ciencia y cultura a nivel nacional, es promover un diálogo abierto de tipo intersectorial y participativo.

«Esto es, un espacio de definición de prioridades no solo con la sociedad civil y los diferentes agentes interesados, sino por sobre todo con otros sectores que se sostienen en los aportes de la ciencia y la cultura», expresó.

En concreto, Del Valle señaló que los mecanismos de coordinación y coherencia para fomentar políticas de desarrollo sostenible son recomendables para cualquier Gobierno que tiene como objetivo responder a desafíos y brechas que cruzan diferentes carteras ministeriales.

«La ciencia y la cultura pueden ser transversales en las políticas de salud, económicas, sociales, medioambientales, entre otras, contraviniendo la concepción tradicional que concibe a ambos sectores como secundarios en la agenda de reactivación y recuperación del país», indicó.

Por qué apoyar

Del Valle además se refirió a por qué considera que en tiempos de crisis como el actual es importante que los Estados apoyen a sectores como cultura y ciencia.

«Como ya fue mencionado, en tiempos de crisis las personas buscan bienestar en la cultura. En medio del confinamiento, libros, canciones, películas y tradiciones culinarias fueron objeto de consuelo para ciudadanos y ciudadanas», destacó.

En el caso de la ciencia, el funcionario recordó que personas y gobiernos buscaron en la ciencia información relevante para la toma de decisiones.

No obstante, estos argumentos se centran en el plazo inmediato de la crisis, añadió.

«Los Estados deben apoyar los sectores de cultura y ciencia no solo por la contribución inmediata para lidiar con las crisis en curso; sino, sobre todo, porque fortaleciendo las capacidades de ambos sectores aseguramos que las sociedades puedan responder de mejor manera a otras crisis en el futuro», expresó.

«La ciencia y la cultura, además de proveer soluciones innovadoras y creativas, tienen la capacidad de prospectiva y adelantarse a problemas futuros. Pero también, junto con lo anterior, no debemos perder de vista que, detrás de estos sectores y actividades, se encuentran personas y familias que deben ser protegidas frente a los embates de las catástrofes. De manera que apoyando a ambos sectores logramos desarrollar las competencias para lidiar con el presente, avizorar soluciones futuras y proteger las condiciones sociales y económicas de los trabajadores y las trabajadores de la cultura y la ciencia», dijo.

La importancia del ocio

Finalmente, el funcionario también analizó la importancia de la cultura en las sociedades y la idea de que se le considere como una manifestación suntuosa solamente asociada a la diversión o al ocio.

«La importancia de la cultura para la sociedad contemporánea es central en términos de la garantía de libertades y derechos, así como sobre el proyecto de desarrollo nacional. En un primer nivel debemos reafirmar el compromiso con los instrumentos internacionales y la doctrina universal de derechos humanos, que reconoce a la cultura y la ciencia como parte de los derechos por garantizar para todas las personas», reflexionó.

Del Valle recordó que, desde el acceso universal a la información pública hasta los derechos económicos, sociales y culturales de segunda generación, corresponden a las garantías reconocidas por los Estados y la comunidad internacional.

«Pero, asimismo, hay que asumir que la agenda mundial de desarrollo ubica tanto a la ciencia como a la cultura como los motores del desarrollo sostenible. En efecto, para el debate internacional el desarrollo no puede reducirse a un crecimiento económico que se base en la explotación de recursos naturales, sino, por el contrario, tendremos que promover la creatividad científica y cultural para propulsar una transición del modelo de desarrollo sostenible que cambie cómo nos relacionamos con nosotros mismos, los otros y el planeta», concluyó.

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