Lo dijo la escritora mexicana Libia en el marco del Congreso Futuro, que destacó que el intercambio constante que realiza con científicos para escribir sus libros permite ganancias para ambas partes. A los escritores les facilita acceder a conocimiento científicos, y a los investigadores enterarse de cuestiones «de arte que quizás de otra manera no verían del mismo modo». Realizó las declaraciones en un panel dirigido por el guionista Julio Rojas también estuvieron el cineasta Jorge Olguín y el científico Felipe Asenjo, profesor Asociado en la Universidad Adolfo Ibáñez.
Guionistas, cineastas y científicos reflexionaron este martes sobre la ciencia y la ficción en el marco del Congreso Futuro 2021, el principal encuentro de científicos e intelectuales de Chile, que se realiza de forma telemática hasta el jueves.
Ellos fueron Julio Rojas, guionista y escritor, director de Desarrollo en Fabula TV; Jorge Olguín, fundador y director de Olguín Films; Libia Brenda, escritora y editora Independiente; y Felipe Asenjo, profesor Asociado en la Universidad Adolfo Ibáñez.
Brenda, que participa en el colectivo interdisciplinario Cúmulo de Tesla, destacó que el intercambio constante que realiza con científicos para escribir sus libros permite ganancias para ambas partes. A los escritores les facilita acceder a conocimiento científicos, y a los investigadores enterarse de cuestiones «de arte que quizás de otra manera no verían del mismo modo, pero también aprenden a pensar fuera del esquema conocido, del lado lúdico, libre».
«Lo más interesante es el diálogo, el acto de intercambiar información y compartir manera de aproximarnos al conocimiento y la creatividad», agregó, al tiempo que comentó que actualmente prepara un libro infantil sobre mujeres que cambiaron el mundo en la ciencia y el arte.
Respecto a la pandemia y el futuro, Brenda dijo que «sí somos capaces de hacer las cosas bien» y se preguntó «qué semillas podemos sembrar para un mejor futuro».
«No tengo un optimismo ciego, soy bien realista, pero sí creo que la esperanza es muy importante, y la literatura y ciencia y el arte puesta a su servicio. Así podemos crear cosas mejores».
«Nos vamos a seguir equivocando, pero podemos y lo vamos a hacer mejor. No de tajo, no maniqueamente, pero de una manera humana,. Esa es mi apuesta. Quisiera pensar que el trabajo que hacemos en conjunto en América Latina vaya avanzando», agregó, e insistió en la importancia de «hacer comunidad», algo que quedó patente durante el confinamiento.
Asenjo reconoció que le cuesta salirse de su «ser científico» al momento de ver ciencia ficción, aunque reconoce que esta debe tener su componente fantástico en función de la historia. También dijo que el intercambio entre literatos y científicos «es la mejor manera de producir ciencia ficción», y que la incertidumbre -como la actual- es la mejor circunstancia para producir conocimiento.
El científico nombró la película «Interstellar» (EEUU, 2014), que destacó no sólo como historia, sino experiencia visual. También la descripción del paso del tiempo en un viaje interestelar o de un gusano, «que es mostrado tal como es. La ciencia es protagonista». Algo contrario le ocurrió con la serie «Dark» (Alemania, 2017), «donde la ciencia no está bien explicada y el viaje en el tiempo es magia».
«La mejor ciencia ficción posible es aquella donde el escritor reconoce lo que se está haciendo en la ciencia actual», como ocurrió con escritores que predijeron el futuro.
También señaló que la ciencia ficción ha influido a científicos, como fue en el caso de la serie «El viaje a las estrellas» (EEUU, 1966), «que predijo muchas cosas» en un mundo donde se había eliminado la discriminación y la pobreza gracias a la ciencia, que permitía viajes más veloces a la luz gracias a la velocidad «warp». Y nombró el ejemplo del físico mexicano Miguel Alcubierre, que comprobó que ello era posible.
Asimismo, destacó la importancia de la creatividad en la ciencia, y puso ejemplos de «salto creativo». Primero los trabajos de Galileo Galilei, quien supo reconocer que la geometría describía los elementos de la naturaleza, específicamente con la parábola a la hora de explicar el recorrido de una bala. Luego, la labor de Isaac Newton y las trayectorias, específicamente la elipse, con la la rotación de la luna alrededor de la Tierra. En ese sentido, «el trabajo de la ciencia se parece al arte», porque se realiza en el exterior, frente a la caricatura del científico en un laboratorio.
En el caso de Olguín, destacó la importancia de hablar con científicos a la hora de hacer sus películas. Un ejemplo es su primera película, «Ángel Negro» (Chile, 2000), donde recurrió a un médico porque la historia trataba de un tanatólogo.
También con «Caleuche» (Chile, 2012) «necesitaba entender la biología marina, ese universo», ya que en la cinta una bióloga marina enfrenta a un ser mitológico.
Olguín recordó que una de las primeras cintas del cine fue «El viaje a la luna», inspirada en el escritor francés Julio Verne, y señaló que en ese sentido el séptimo arte siempre ha reflejado las fantasías y temores del ser humano. En su caso, «uno proyecta lo que uno siente». Y resaltó que toda película de ciencia ficción, «hasta la más burda», hace que más de algún espectador salga de la sala de cine y se ponga a investigar sobre el tema planteado.