Publicidad
Colectivo realiza campaña de recolección de fondos para publicar libro con fotografías de grafitis del estallido CULTURA

Colectivo realiza campaña de recolección de fondos para publicar libro con fotografías de grafitis del estallido

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
Ver Más

La agrupación «Paredes que hablan» dice que intenta «dar voz a todos esos autores anónimos que escribieron demandas en las paredes de Chile después del llamado estallido social». El libro contendrá 300 imágenes realizadas entre el 18 de octubre y el 31 de diciembre de 2019, seleccionadas tras una convocatoria a partir de 2.500 fotografías enviadas desde todo Chile. «Me llamó poderosamente la atención la creatividad de los rayados, creatividad expresada -a veces- solo en una palabra y otras en dos o más palabras y pensar que esa creatividad, ese mensaje allí plasmado, correspondía a seres anónimos, fuera de la política, fuera de los circuitos culturales, fuera de los medios de comunicación y que eran -son- mensajes potentes, llenos de realidad y en muchos casos de dramatismo», explica Xavier Rivas, uno de los miembros del grupo.


Un colectivo realiza actualmente una campaña de recolección de fondos para publicar un libro de fotografías de grafitis sobre el estallido social.

El libro contendrá 300 imágenes realizadas entre el 18 de octubre y el 31 de diciembre de 2019, seleccionadas tras una convocatoria a partir de 2.500 fotografías enviadas desde todo Chile.

El colectivo «Paredes que hablan» dice que intenta «dar voz a todos esos autores anónimos que escribieron demandas en las paredes de Chile después del llamado estallido social».

La entidad está compuesta por Isabel Schiappacasse, Pelagia Rodríguez, Paula Santibáñez, Xavier Rivas y se sumó en los inicios Camilo Undurraga, que es más “millennial”, desde su iniciativa #museo de arte público.

«Me llamó poderosamente la atención la creatividad de los rayados, creatividad expresada -a veces- solo en una palabra y otras en dos o más palabras y pensar que esa creatividad, ese mensaje allí plasmado, correspondía a seres anónimos, fuera de la política, fuera de los circuitos culturales, fuera de los medios de comunicación y que eran -son- mensajes potentes, llenos de realidad y en muchos casos de dramatismo», explica Rivas.

Línea de tiempo

El libro tiene una estructura muy sencilla: es una línea de tiempo que destaca los principales hechos ocurridos relacionados con el estallido social a nivel nacional.

Esta línea de tiempo tiene muy poco texto y sirve de soporte para entender o relacionar las fotografías con los hechos vividos, explica Rivas.

Rodríguez dice que la idea fue ordenar los hechos buscando las fuentes de las noticias para tejer este relato «único, histórico e inolvidable».

«Recuerdo cómo los días se sucedían lentos, intensos, cada uno albergaba acontecimientos de Arica a Punta Arenas, pasaban cosas insólitas que nos levantaban y nos sumergían, que nos hacían despertar aún más y sentirnos involucrados».

«Por todo lo anterior, queremos ser portadores de este registro, del mensaje anónimo del estallido social y generar una historia que relate el inicio del estallido y cómo este generó la expresión en las calles del descontento, el cual fue borrado y que intentamos rescatar», cuenta.

Crédito: Camila Jiménez

Criterio de selección

Santibañez cuenta que el colectivo recolectó 3.000 fotos: pidieron por las redes sociales a los amigos y llegaron además fotos de amigos de esos amigos.

«Nosotros salíamos el sábado en la mañana muy temprano a hacer tomas a los muros cercanos a la Plaza de la Dignidad. Es importante decir que en este archivo la mayoría son fotos de autores aficionados y que fue importante seleccionar fotos de lugares distintos a Santiago y de distintos lugares de Chile», dice.

En enero del año pasado se juntaron a seleccionar; los criterios fueron la creatividad del mensaje, el que transmitiera clara y sucintamente una idea y el que técnicamente fueran posibles de publicar, ya que la mayoría de las fotos fueron tomadas con celulares, añade Rivas.

«Quisimos rescatar la diversidad de los mensajes para dar mayor riqueza a la representación de lo que estaba ocurriendo», dice Rodríguez. «Unos sacaban su rabia, otros su amor y su ternura, por allá aparecía un grito apagado transformado en mensaje, por acá una declaración de amor estampada en los muros, consignas diversas desde ‘hazte vegan’, ‘evade como Piñera’ hasta ‘tu normalidad es el problema'».

Crédito: Maximiliano López G.

Los mensajes

Los principales mensajes de los textos son textos como “Evade como Piñera”, “No son 30 pesos son 30 años”, “Hospitalizar en silla es violencia”, “Sopaipilla, la arepa está contigo” y “Hace una semana ellos estaban vivos”.

También están “Cupo laboral para les trans”, “Despertamos y nos dispararon en los ojos”, “Cuestiona tu sobre consumo”, “Chile se acabó”, “No borrarán la memoria” y  “1973 – 2019”.

Crédito: Iván Gutiérrez

Santibañez se pregunta donde estaban los espacios de expresión y por qué fue necesario rayar los muros.

«Meses después quedó demostrado con el 80% del Apruebo en el plebiscito, que unos pocos ejercieron el poder durante las últimas décadas. Entonces no podemos pasar de largo con anteojeras, algo bulle, algo pasa», comenta.

«Las imágenes que se dibujan en las paredes representan lo que hemos vivido. Estamos en lo mismo. No se avanza. Volvemos a lo mismo. Lo que se instaló en los tiempos antiguos de la dictadura sigue pegado. No hablan, gritan la realidad. Imágenes como las de Gabriela Mistral en el mismo GAM; por supuesto que estaría Gabriela Mistral en las calles con banderas y pañuelo verde, feminista, si tuviera 16 habría saltado un torniquete, rayando unos cuantos muros, consciente de lo que ocurre», dice.

Crédito: Pedro Rodríguez.

Origen

Los integrantes de este colectivo se conocieron en los 80, en plena dictadura. El 2019 se volvieron a juntar en este proyecto de rescatar la memoria común.

«Nos conocimos hace años en plena dictadura. El estallido nos juntó nuevamente. El valor de la democracia y ver a los militares nuevamente en las calles nos despierta esa convicción y compromiso de aportar para un país más justo y participativo. Nos conectamos con el sueño colectivo sin forma que se manifiesta en octubre, de construir juntos y aportar a la comunidad que comienza a gestar un nuevo tejido social. Queremos responder a lo que ocurre, volver a estar activo para otros y dar una respuesta y nuestra respuesta se asocia a la memoria, a no olvidar. Tal vez porque vivimos la dictadura», cuenta Santibañez.

Para Schiappacasse era ineludible el compromiso con lo que estaba ocurriendo en el país.

«Todas y todos pasamos por la Plaza de la Dignidad, no conocer ese lugar es como no haber visto la virgen del cerro San Cristóbal; ni en sueños me hubiera imaginado que ese sería y será el lugar que de un día para otro se transformó en el bastión de las manifestaciones; el objetivo: llegar cada viernes a tomarse la plaza, el caballo y su jinete cambiaron de color, banderas mapuche y chilenas flamearon, comparsas, bailes, disfraces, rostros pintados, pañuelos y otras hierbas fueron apareciendo para quedarse, los carteles con frases creativas y los muros, paredes, bancas, postes y pavimento rompieron la monotonía y nos cuestionaban».

«Qué mejor que un libro que retrate el momento», remata.

Crédito: Victoria Pacheco

Rayados previos al estallido

Ella destaca que que previo al 18 de octubre de 2019 algunos muros de distintas comunas ya tenían rayados aludiendo a evadir el torniquete del metro.

«Las paredes ya estaban hablando: ‘Evade’, esa palabra fue la que inicia todo lo que va a ocurrir después», dice, en recuerdo de la palabra que tenía un doble significado: por un lado, la acción de no pagar el pasaje del Metro; por otra, el escándalo que involucró al presidente Sebastián Piñera, que estuvo tres décadas sin pagar impuestos por una propiedad en Caburga.

«El alza del pasaje del transporte público fue de $30, que puede parecer mucho o poco dependiendo de quién lo mire, y fueron los jóvenes como casi siempre en la historia del mundo, con la vanguardia y su valentía o el saber que ya no perdían nada, los que inician lo que hoy llamamos estallido social», resalta.

Crédito: Sergio Requena.

Ciudadanía sumisa

Para Rodríguez, el proyecto surge desde el asombro que provocaron los primeros días el estallido.

«De un día para otro, este país, de una cultura ciudadana más bien callada y sumisa, salvo excepciones, se transformaba en un estallido por todos lados», afirma.

«Lo que más me impresionó de eso fueron los muros porque era el lugar en que muchos podían expresar lo que pensaban y ese pensamiento, resumido en breves mensajes, era un texto necesario de revisar y así analizar lo que estaba sucediendo. Estos mensajes tal vez vienen desde el fondo de un inconsciente colectivo, de aquello pendiente».

«Fue como sacar la voz apagada, la voz silenciada por largos años; en esos días recuerdo haber visto una filmación de un joven que sostenía el rostro de un detenido desaparecido y se acercaba lentamente a un militar y se lo mostraba. La sensación era que al fin todo el país estaba mirando, esa era una deuda pendiente, al fin existía un escenario público para reivindicar esas tristezas y frustraciones arrastradas, nunca fueron suficientemente escuchadas y consideradas», concluye.

Ficha técnica

Campaña: https://www.catapulta.me/campaigns/paredes-que-hablan-chile

Facebook: paredesquehablanchile

Publicidad

Tendencias