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Fotógrafo Nicolás Wormull, nacido en Chile y criado en Suecia: «mi obra habla de una necesidad de pertenecer e identificarse» CULTURA

Fotógrafo Nicolás Wormull, nacido en Chile y criado en Suecia: «mi obra habla de una necesidad de pertenecer e identificarse»

En la feria de arte CHILARTe presenta parte de su serie «Touching Home», un ensayo fotográfico que habla de una experiencia personal que también es universal, generando un espacio para lo íntimo, multifacético y ambiguo. Su arte «registra gran parte de mi cotidiano y también lo menos cotidiano pero que es parte de mi vida. Me gusta verlo como una suerte de diario personal que deja constancia de mi pasar y estar. Paralelamente, siento que mis fotografías son universales, y espero que la gente que mira mi obra se pueda reconocer en ella».


Uno de los participantes de CHILARTe, la primera feria de arte presencial en pandemia que se celebra en Santiago de Chile de julio a diciembre de 2021, es Nicolás Wormull (Chile, 1977), quien se crió en parte en Suecia, donde estudió fotografía. Actualmente vive en Chile, donde trabaja como fotógrafo independiente y como editor fotográfico.

La fotografía de Wormull explora el concepto de pertenencia a través de la investigación de la familia, la nostalgia y las relaciones interpersonales. Ha sido fuertemente influenciado por su propia historia familiar bi-continental y la dualidad de haber crecido en dos culturas diferentes.

“Es a través de su fotografía que percibimos en Nicolás Wormull a un autor que trabaja de forma intuitiva, porque en ese impulso parece hallar el sentido de su obra que le sitúa atento en la espontaneidad del momento vivido, deseando pertenecer a las situaciones próximas de su vida cotidiana, de las que se nutren su mirada y su obra fotográfica. Wormull se involucra porque todo lo que fotografía le incumbe de una manera u otra”, señala Ros Boisier, investigadora, fotógrafa, editora, fundadora y directora de la editorial Muga.

En CHILARTe, Wormull presenta parte de su serie «Touching Home», un ensayo fotográfico que habla de una experiencia personal que también es universal, generando un espacio para lo íntimo, multifacético y ambiguo. Lejos de la perfección, estas fotos contienen la fealdad amorosa de la vida diaria.

– Has descrito en ocasiones que tu trabajo en la fotografía puede leerse como una suerte de diario personal, donde lo autobiográfico, el haber nacido en Chile y haberte criado en Suecia, han marcado tu propia identidad y modos de pensar y hacer.

Sí, mi fotografía registra gran parte de mi cotidiano y también lo menos cotidiano pero que es parte de mi vida. Me gusta verlo como una suerte de diario personal que deja constancia de mi pasar y estar. Paralelamente, siento que mis fotografías son universales, y espero que la gente que mira mi obra se pueda reconocer en ella.

– Ese ir y venir entre Chile y Europa se manifiesta en tu estilo crudo y directo de fotografiar. ¿Hay algo de influencia europea en tu fotografía? ¿Sería correcto leerla así?

– Ese ir y venir entre Suecia y Chile me ha marcado en todos los ámbitos de mi vida, tanto familiares como personales. Una dualidad permanente. Por ende, he estado muy influenciado por esos procesos y etapas de adaptación y desadaptación. No siento que mi fotografía sea cruda, pero sí directa, y quizás con «menos» filtros. Desde mi punto de vista, mi fotografía habla de una necesidad de pertenecer e identificarse.

– Cuéntanos sobre la atmósfera presente en tus imágenes. Siempre parece haber un halo de misterio, una bruma que envuelve los objetos o las personas, convirtiendo en enigma cada escena, a pesar de que lo representado está ahí, es algo discernible…

– Yo siento que cada imagen es una escena y una historia en sí, funcionando como una especie de espejo para mí (y ojalá para el espectador), en donde la lectura de ese reflejo habla más de un interior que de un exterior. A veces las fotos más simples me conectan con estados de conciencia muy internos.

– Objetos ordinarios, la intimidad, la cotidianeidad de lo doméstico y lo familiar cobran protagonismo en tus imágenes. ¿Hay algo que te motive a retratar personas u objetos en específico? ¿La luz del ambiente? ¿Su disposición en el espacio? Y, ¿los pones a posar o hablamos más bien de instantáneas, registros que no han sido escenificados?

– Me gusta retratar la intimidad del cotidiano y me atraen muchas escenas de lo ordinario de la vida. A veces me resultan muy atractivas, al punto de ser excitantes. Hay un nervio que aflora, algo que se gatilla en lo que veo, y nace esa necesidad de registrar ciertas situaciones. Es casi como un toque de electricidad que me pega. Ese reflejo habla de la espontaneidad con la que me relaciono con la fotografía. Además, hay algo hermoso en la repetición del cotidiano, la rutina, el error, el encanto y lo tedioso. Puede ser hermosamente horrible y se parece mucho al acto fotográfico, repetición, error, observación, repetición.

– Y, ¿qué te atrae retratar más, o a qué te vinculas más: personas o cosas?

– Más a las personas, pero muchas veces las cosas se adueñan de nosotros y entonces las cosas cobran vida.

– ¿Cuál fue el criterio editorial en la selección de fotografías que presentas en CHILARTe?

– La idea era mostrar una parte de una serie que he estado trabajando estos últimos años. Me pareció pertinente trabajar con un material más fresco.

– ¿Algún proyecto en ciernes del que nos puedas adelantar algo?

Estoy trabajando con un proyecto en torno a una de mis hijas, pero está recién en proceso de creación.

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