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Iván Cáceres, arqueólogo forense especializado en DDHH: “Nosotros expusimos lo que siempre se negó” CULTURA

Iván Cáceres, arqueólogo forense especializado en DDHH: “Nosotros expusimos lo que siempre se negó”

Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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Colonia Dignidad, la Cuesta Barriga y el Patio 29 son algunos de los sitios vinculados a casos de derechos humanos en los que Cáceres ha trabajado a lo largo de su carrera como arqueólogo. En esta entrevista, el experto conversó con El Mostrador acerca de la labor que hacen los arqueólogos forenses y, en relación con el Plan Nacional de Búsqueda, señaló que “nada garantiza que no vaya a pasar de nuevo”, pero que especialistas como él y otros más contribuyen “a exponer esta verdad oculta”.


Entre los muchos casos por violaciones a los derechos humanos (DD.HH.) en que ha trabajado el arqueólogo Iván Cáceres Roque –quien durante 30 años ha colaborado en causas judiciales relacionadas con DD.HH.–, se cuentan los crímenes cometidos al interior de Colonia Dignidad, donde le tocó participar en la identificación del lugar en que fueron incinerados los cuerpos de personas que fueron ejecutadas después del golpe de Estado. Estas, en 1978, fueron quemadas, tras lo cual los restos fueron lanzados al río Perquilauquén, como lo confesaron distintos jerarcas de la secta, luego de que su líder, Paul Schäfer, falleciera en 2005.

Por cierto, además de Colonia Dignidad, Cáceres fue parte de las investigaciones de la Cuesta Barriga y el Patio 29, entre otras, y relata que “llegué a esto como mucha gente, por interés, porque uno tiene amigos que están en situación de desaparecidos, (además) mi madre estuvo detenida y, cuando fue necesario contar con arqueólogos para esto, yo estuve dispuesto”. Según relata, posteriormente, mientras colaboraba con el Museo Chileno de Arte Precolombino, el entonces ministro Carlos Cerda, de la Corte de Apelaciones de Santiago, “necesitaba hacer unas excavaciones en la Cuesta Barriga y les pidió a los arqueólogos del museo si los podían ayudar y yo me que empecé a dedicar a estos temas”, relata a El Mostrador. 

En 1988, Cáceres fue parte de los fundadores del Equipo Chileno de Antropología Forense, porque la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Santiago le solicitó a la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Antropólogos la posibilidad de que en Chile se formara un grupo semejante al de Argentina, que está funcionando desde el año 1984.

“Nuestro trabajo se hace al interior de un proceso judicial, entonces antes de la dictadura no existían los desaparecidos en Chile y tampoco la antropología forense”, explica.

En ese sentido, recalca que “los arqueólogos expusimos lo que siempre se negó. Durante muchos años se hablaba de los presuntos detenidos desaparecidos, y efectivamente lo eran. Nosotros hemos hecho, como arqueólogos, un trabajo de memoria”, subraya.

Plan Nacional de Búsqueda

El pasado 30 de agosto, el Presidente Gabriel Boric oficializó el Plan Nacional de Búsqueda en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, anuncio que surge como uno de los eventos fundamentales de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado que realizó el actual Gobierno.

Tras investigaciones judiciales y el trabajo de distintas instancias, como las comisiones generadas por el Estado, se ha establecido que al menos 3 mil 200 personas fueron asesinadas o hechas desaparecer durante el periodo comprendido entre 1973 y 1990. Se estima que mil 469 personas fueron víctimas de desaparición forzada y, de ellas, solamente 307 han podido ser identificadas.

Según explica, existía “una política de Estado para masacrar al enemigo interno. Los entierran y el hecho de que estén enterrados implica que habría que trabajar en tierra, estaban depositados, y era factible que los arqueólogos pudieran trabajar esos casos y eso fue lo que pensó el ministro Carlos Cerda”, detalla Cáceres.

En ese sentido, relata que “en el año 1978 o 1979 desentierran una gran cantidad de víctimas que previamente habían fusilado, ejecutado, etcétera, pero quedan algunos fragmentos en las fosas originales. Todas esas víctimas, las queman, las convierten en ceniza o las tiran, según dicen, a los cerros interiores. Entonces, cuando empezamos a dedicarnos a esto, y también los jueces con el apoyo de la información que tienen, ya sea de los familiares, Vicaría de la Solidaridad, etc., nos damos cuenta de que muchos de los lugares de inhumación habían sido completamente alterados por los  perpetradores y lo que se podía encontrar eran restos mínimos que habían sido descartados por los perpetradores cuando los exhumaron en el marco de la operación ‘Retiro de televisores’, pero quedaron fragmentos mínimos, básicos, huesos, pedacitos de dedos. Lo que no sabían es que eso nosotros, los arqueólogos, no lo desperdiciamos, lo rescatamos, y ha permitido identificar a muchas personas a través del ADN”.

El arqueólogo sostiene que las nuevas tecnologías serán un gran aporte para el Plan Nacional de Búsqueda y, en tal sentido, señala que “es una apuesta para aplicar nuevas tecnologías que están disponibles, porque, si bien nosotros podemos decir que han pasado 50 años desde que ocurrieron los hechos y, por lo tanto, la posibilidad de encontrarlos es cada vez más remota, sin embargo, el avance de la tecnología hace que también permita avanzar en esto”, precisa.

Además, asegura que “el Plan Nacional de Búsqueda es una apuesta, yo participé en una de las 70 reuniones que se tuvo en todo Chile y espero que dé buenos resultados. Por lo demás, ahora ya no es un plan de un Gobierno, sino que es un plan del Estado. Si el Estado es el responsable de las muertes, que se haga responsable también de encontrarlos y, por lo tanto, me parece que es una buena idea”.

No obstante, critica que es una medida tardía, aunque reflexiona que “más vale tarde que nunca”. Y agrega que “si bien el Plan Nacional de Búsqueda de Verdad y Justicia es lo que siempre clamaron los familiares, también tiene que ser de reparaciones y reconciliación hacia adelante” y, al respecto, sostiene que el plan debería trabajar para que lo que sucedió “no vuelva a ocurrir”, aunque es consciente de que “nada garantiza que no vaya a pasar de nuevo, pero, en la medida que exponemos lo que ocurrió, la masacre que hubo, cómo se trató al adversario político y cómo las personas fueron ejecutadas sin ningún juicio”, es probable que –dice– eso evite repetición. Y finaliza asegurando que los arqueólogos van a contribuir “a exponer esta verdad oculta”.

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