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Decepcionados y frustrados: el lamento del mundo cultural a dos años del Gobierno de Boric CULTURA

Decepcionados y frustrados: el lamento del mundo cultural a dos años del Gobierno de Boric

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Prácticamente a dos años de su asunción el presupuesto de la cartera sigue lejos del prometido 1% y hay escasos avances legislativos en una gestión marcada por el paso de tres ministros, paros y polémicas por la Feria de Frankfurt y la Bienal de Venecia. La ejecución presupuestaria terminó en 76%.


Han pasado prácticamente dos años de la asunción del Presidente Boric y ya es patente la decepción y frustración del mundo de la cultura con el Gobierno que ilusionó a muchos trabajadores y trabajadoras del sector, según se desprende de las declaraciones de varios artistas en los últimos días.

La actriz Amparo Noguera lo dijo en una entrevista con The Clinic: “Este era el Gobierno donde la cultura debería haber florecido. Y no floreció”. “A mí me carga decirlo porque a mí me gusta mucho Boric, me encanta. Pero no, aquí no hubo. Hay un debe enorme. Realmente la cosa para los actores es súper dura”, expresó.

En el mismo sentido se manifestó su colega Francisco Melo este domingo en el diario La Tercera. “A nivel cultural, sin duda que (el Gobierno) está completamente al debe con las promesas planteadas en campaña”, señaló.

De hecho, al ser consultado sobre las declaraciones de Noguera, y sobre sí estaba de acuerdo, respondió que “total y absolutamente”. “Cultural y políticamente ha cambiado el escenario artístico, en especial el que tiene que ver con el mundo actoral”, agregó.

En la actualidad, el Gobierno está muy lejos de alcanzar el 1% de presupuesto en cultura y tampoco ha habido avances legislativos en pro del sector. Otro síntoma es la ejecución presupuestaria del Ministerio de las Culturas: el 31 de diciembre llegaba apenas al 76%, mientras el año pasado terminó con 97%, según el sitio oficial presupuestoabierto.gob.cl.

Malestar

Este diagnóstico es compartido por diversos actores consultados por El Mostrador.

“Es entendible el malestar, se tenían altas expectativas y un programa bastante sólido que respaldaba estas esperanzas. Pero no se registran muchos avances en el programa, por ejemplo, en la agenda legislativa hay pocos avances, en el presupuesto es muy poco probable que se logre llegar al 1% que se comprometió”, afirma Bárbara Negrón, directora del Observatorio de Políticas Culturales (OPC).

“En un tema que importaba mucho y que había sido un muy buen anuncio era una agenda por el trabajo cultural decente, que por supuesto interesaba a los artistas, no se han tenido noticias desde hace un año al menos”, añade.

Todo en medio de polémicas de distinto tipo –como las relacionadas con la Feria del Libro de Frankfurt y la Bienal de Venecia–, además de los paros y la crisis que afecta al propio Ministerio de las Culturas, que ha tenido tres ocupantes (Julieta Brodsky, Jaime de Aguirre y Carolina Arredondo) en apenas 20 meses, “con lo que eso significa en términos internos y externos”.

“El solo hecho de que los ministros tengan perfiles tan distintos permite suponer que, en el mejor de los casos, no hay mucha claridad de lo que se quiere”, señala Negrón.

“Parto largo”

El músico Mario Rojas, presidente de la Unión Nacional de Artistas (UNA), ha sido un fuerte defensor del Gobierno en materia cultural desde el principio. Ha pedido tiempo y pedido, además, que se vea el contexto.

Sin embargo, aun así, admite que la institucionalidad cultural, de las artes y el patrimonio “no ha tenido el desarrollo que esperábamos”.

“Es de todos sabido que es imposible que el Gobierno de Boric, al cual también apoyo, no llegará al 1% de financiamiento a nuestro sector al final de su período. Sin embargo, el Presidente insiste en que será así. Por otra parte, está claro que la instalación del Mincap ha sido un parto largo, doloroso y errático. Hay pocas excusas válidas para eso”, afirma.

Sin embargo, cree que no es posible opinar “sin tomar en cuenta que esta administración actual está luchando contra una ideología despiadada, que busca ocupar cada espacio de nuestras vidas en torno al dinero. Que si los teatros no se llenan es porque la masa no sabe, simplemente no tiene idea ‘qué es el teatro’, ni para qué sirve”.

“Actriz privilegiada”

“Es muy entendible la crítica que realiza Amparo Noguera, y qué bueno que sea ella, que supuestamente es una actriz ‘privilegiada’”, comenta por su parte Alex Chellew, presidente de la Asociación de Pintores y Escultores de Chile (APECH).

“Ojalá la escuchen, porque para construir hay que escuchar. Es obvio que las expectativas que tenía el sector cultural eran muy altas, efectivamente como dice Amparo Noguera era el momento de brillar y hasta la fecha hubo solo problemas”, dice.

El presidente de la APECH saluda el nombramiento de la ministra Arredondo. Con su nombramiento “nos volvió un poco el alma al cuerpo y personalmente confío en su gestión, aunque tiene difícil la tarea de cumplir con la promesa presidencial del Presidente Boric de duplicar el presupuesto del Ministerio de las Culturas, para llegar al 1% del Presupuesto Público y crear Puntos de Cultura en todo el país para que colectivos artísticos, sitios de memoria, comunidades, clubes deportivos, organizaciones barriales y otros puedan articularse”.

¿Quejas? ¡Siempre!

Finalmente, para el académico y artista visual Pablo Chiuminatto la metáfora asociada a que la cultura “no floreció”, a pesar de las esperanzas en este Gobierno, revela nuevamente el hecho de que, sin importar qué administración asuma el poder, emerge tarde o temprano la queja por parte del mundo de la cultura.

“La idea que si se ayuda a unos se desatienden las necesidades de otros está en la lógica presupuestaria y de la cambiante discrecionalidad que pueda ejercer en su momento el ministerio sobre los propios planes y programas asociados a las distintas líneas de concursos, tanto nacionales como a nivel regional”, dice.

“Volvemos al punto de la dependencia estatal de la cultura como factor preponderante y que ha sido el modelo que se consolidó con la formación del Ministerio de las Culturas. La idea de que si el Estado no financia no hay cultura, o que si los artistas están de acuerdo y hallados con las políticas culturales se deba principalmente a que los trabajadores y los creadores tienen trabajo financiado por el Estado, será siempre foco de frustración y, a la larga, un sistema insostenible”, recalca.

Chiuminatto advierte que el Gobierno, cuando estaba en campaña, prometió cambios asociados a una reforma tributaria que no podía considerar ganada y “esas son las ilusiones que se están quebrando”.

“No es lo mismo el lamento de un jubilado que el de una persona que tiene la imagen y el reconocimiento público y eso es lo que es noticia hoy. Lamentablemente debo insistir en que el modelo de ministerio llegó a un punto en el que este Gobierno podría hacer la diferencia, proponiendo cambios radicales a la estructura misma, la misión y la visión del ministerio, ya que es allí donde está el conflicto y no en la gestión. Hay personas capaces en el país de aportar para proponer un modelo diverso que integre al Estado, pero que al mismo tiempo considere el mundo privado, la filantropía y a los propios públicos, como parte de un sistema integrado de aporte”, sostiene.

“No se trata de esta versión de la política tal o cual o de los concursos o los premios, sino que es urgente la reforma del ministerio antes de la siguiente temporada de paros y críticas o –espero no ocurra– que seamos testigos de la llegada de una autoridad superior que en un futuro próximo simplemente –tal como ocurrió en Argentina– proponga el cierre del ministerio, como una forma de reducción del gasto público cuando hay tantas otras necesidades y siempre tanto que hacer. En este sentido, lo que pudo parecer como una fortaleza, tener un ministerio propio para cultura y el patrimonio, a la larga aparece como un factor de clientelismo y fondos a pérdida, cuestión que en el marco de un modelo ampliado de cultura y educación resultaba un marco propicio para asegurar el sentido de la cultura misma en la vida de la nación”, señala.

Aún así, Chiuminatto cree que el Ejecutivo tiene una oportunidad “antes de que volvamos a ver, como en el Gobierno de Michelle Bachelet II, que la cultura sea una fuente de autodestrucción de lo que se considera parte del consenso de un Gobierno asociado a un pensamiento de izquierda”.

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