Comunidades de Islas Guaitecas y Huichas se encuentran en vela a la espera de un ECMPO en Aysén

La comunidad Mapuche Williche Pu Wapi de las islas de Guaitecas y Huichas se encuentra a la espera de la resolución a su solicitud de un Espacio Costero Marino de Pueblos Originarios (ECMPO), un proceso que se inició el año 2016. Esta petición se enmarca dentro del protocolo establecido por ley para este tipo de asignación, como lo es la comprobación de que los espacios solicitados no se encuentran bajo administración de ningún privado y que las actividades a realizar sean prácticas costumbristas y ancestrales de las comunidades que lo solicitan. Actualmente el trámite se encuentra en la última etapa.

Para la comunidades de las islas Guaitecas y Huichas, la solicitud representa la posibilidad de establecer una relación normada con todos los actores del mar: pescadores artesanales, habitantes, pueblos originarios, industria pesquera, acuícola y salmonera, rubro del turismo, etc.

Hasta ahora denuncian que aun cuando las comunidades están rodeadas por la mitad de las concesiones de la industria salmonera, el éxito de la industria no ha llegado a la población, quienes aún no cuentan con alcantarillado, ni agua potable, mal servicio eléctrico, y problemas de conectividad constante. Es más, las Islas Huichas -sostienen- cuentan hace menos de un año recién cuentan con un liceo.

Las comunidades que solicitan las ECMPO recuerdan que en cada uno de los foros internacionales donde se ha abordado el cambio climático desde diferentes prismas y donde Chile ha sido reconocido como líder en la conservación del océano, “se ha acordado que las soluciones basadas en la naturaleza y las prácticas ancestrales de las comunidades originarias son algunas de las mejores formas para hacer frente la emergencia climática”. como es consabido, Chile es uno de los países más vulnerables a sus efectos. “Si nos enfocamos en la protección y conservación de la Patagonia, podremos encontrar en ella algunas de las respuestas que necesita no solo el país, sino que el planeta, para sobrevivir a esta crisis”, sostienen en un comunicado.

Daniel Caniullán, lonko y vocero de ambas comunidades indica que “la comunidad Pu Wapi siempre ha tenido una relación estrecha con la naturaleza, entendiendo que, sin ella, no existimos. Por lo que nuestra intención es desarrollar actividades económicas que nos permitan subsistir en armonía con el entorno, que sean sostenibles para no agotar los recursos marinos ni terrestres, que nos permita preservar nuestra cultura, y con las cuales podamos mejorar nuestras condiciones de vida en una zona geográfica que es una única, pero también difícil y sacrificada para vivir. El mar de la Patagonia es rico y si es bien administrado, alcanza para todos ahora y también para el futuro”.

Max Bello, asesor internacional de Mission Blue sostiene que “conozco a Daniel Caniullán hace años y doy fe de que es un hombre de mar, y por ello ha trabajado siempre para que el océano de la Patagonia se mantenga lo más sano posible. Cuando el océano es bien cuidado, da espacio y oportunidades para que se desarrollen múltiples actividades económicas que beneficien a diversos grupos sociales. Pero cuando se sobreexplota, como ha ocurrido en los diferentes lugares donde se desarrolla la salmonicultura, los ecosistemas desaparecen y con eso pierden no solo las especies que habitan el espacio, sino también las diferentes comunidades que dependen del océano”.

Cristián Laborda, director en Chile de Fundación Patagonia Azul indica “estamos iniciando un trabajo con la comunidad Pu Wapi en formas de conservación de los bosques de algas de la Patagonia chilena. Durante este tiempo hemos conocido el compromiso que tienen con el mar y sus diferentes formas de vida y su intención de trabajarlo de forma sustentable, de manera que beneficie a todos los que viven, trabajan y dependen del océano de alguna manera.”