La próxima semana, el académico de la Universidad Viña del Mar, visitará Temuco gracias a una invitación de la Universidad Católica de Temuco para participar del “Mes del Cine”, donde impartirá clases magistrales sobre la historia del cine y restauración fílmica.
Con una pasión por el cine que nació a sus tres años, cuando veía en la televisión películas de John Ford, Terence Fisher y de Howard Hawks. Jaime Córdova es un nombre autorizado para hablar del séptimo arte, su historia y sus curiosidades.
Asentado en la región de Valparaíso, Córdova ha contribuido en velar por la restauración y descubrimiento de películas perdidas, siendo un guardián del pasado al trabajar en la protección de cintas nacionales mudas, lo que lo llevó a ser el actual director del Festival de Cine Recobrado de Valparaíso, un encuentro fílmico no tradicional al mostrar a la vieja usanza películas análogas, reviviendo tiempos en donde no había posibilidad de ver imágenes perfectas o reproducir extensas historias en un celular.
La próxima semana, el académico de la Universidad Viña del Mar, visitará Temuco gracias a una invitación de la Universidad Católica de Temuco para participar del “Mes del Cine”, donde impartirá clases magistrales sobre la historia del cine y restauración fílmica. Organizado por el Portal Artístico Aula Magna UCT, durante cuatro semanas habrá muestras de películas o documentales, así como espacios para aprender más del séptimo arte, que comenzará la celebración con la visita del también director la Cinemateca del Pacífico en la histórica ciudad porteña. En la previa de su visita, Jaime Córdova conversó sobre las actividades por venir en La Araucanía.
– Me gustaría saber sobre las actividades que vas a realizar en los talleres de la primera semana de junio.
– Vamos a hacer una charla extensa sobre la historia del cine, revisando los principales hitos, directores, escuelas, corrientes y también la decadencia inevitable que acompaña a toda forma artística en este mundo posmodernista.
El día miércoles tendríamos una actividad vinculada a la restauración fílmica. Vamos a ver los principios de la restauración, lo que es la búsqueda y el rescate del cine patrimonial, la necesidad de rescatar esas imágenes y esas películas. También veremos los diversos formatos y cuidados que se requieren para la conservación de los films, que son muy delicados.
– ¿Por qué el cine se ha vuelto quizás un punto de encuentro para todas las artes? Como alguna vez lo dijo Raúl Ruiz, permite que la poesía, la arquitectura, la imagen, el canto se encuentren en un solo canal de expresión.
– Todas confluyen en el cine y principalmente también lo que es la literatura en el caso de los guiones, el teatro con la actuación, etcétera. E incluso puedes ver el tema de la pintura con la iluminación o la dirección de fotografía, etcétera. El cine por tener imagen, movimiento y sonido se presta para que todas estas artes confluyan en dos aspectos, en un producto que sea narrativo, con una narrativa tradicional, o bien bajo una forma vanguardista de no narrar, sino que de crear sensaciones y experiencias intelectuales, profundas o abstractas en los espectadores. El cine decanta por dos caminos, algo concreto y narrativo, o algo abstracto e intelectual. Por ello, es que todas las artes se dan la mano a través de la imagen y el sonido que componen la película. Creo que ese es el sentido del cual hablaba Raúl Ruiz.
– El cine, para ser un arte tan joven que no tiene más de 150 años, también hay una tarea importante de restauración, de velar por el cuidado de estas cintas en formatos tan delicados. Tú te has encargado de ello como guardián de archivos, ¿cómo ha sido llevar a cabo esta tarea?
– Son casi 130 años de historia oficial del cine desde la primera exhibición pública el 28 de diciembre de 1895. El rescate del material, sobre todo el material patrimonial chileno, su importancia radica en no ver esas películas como películas comerciales, e intentar equipararse a las expectativas que tienen los espectadores actualmente. El cine hoy día es muy distinto a lo que era en esa época, sino que habría que contemplarlo como una forma de documento, de archivo, de registro testimonial, histórico, como herencia patrimonial y cuidar lo poco y nada que se ha salvado. De 84 películas con argumento filmadas entre 1910 y 1931, sólo existen cuatro películas. Hay cerca de 492 noticiarios en la época muda, de los cuales no se conserva ninguno. Hay dos dibujos animados de los cuales se conserva uno de ellos y un total de 451 documentales, de los cuales hay más o menos unos 80. Gran parte del patrimonio fílmico de las primeras décadas del cine chileno que comienza el año 1897, año de la primera filmación hecha en Chile, hay muy poco.
– Lo importante es que se rescata y se espera con paciencia las películas por aparecer.
– Sí, atentos, siempre buscando, preguntando, indagando. Yo creo que esa es la única forma de dar con el paradero de estas películas viejas, a menos que uno espere que los rollos de película comiencen a caminar o aprender a caminar, lo cual es muy difícil. Por lo tanto, hay que empezar a siempre estar investigando, como un ejercicio para luchar contra el olvido, contra la desaparición, porque las películas, por su composición química son muy difíciles de conservar, y ahí se hace necesario la conservación, la restauración, la difusión de esas películas y como tú decías, de convertirse de alguna u otra forma en guardián de estas piezas históricas que le pertenecen al autor chileno.
– Frente a tu visita, también creo importante destacar el trabajo que has hecho con el Festival de Cine Recobrado. ¿Cómo ha sido para ti estar a cargo de un festival no tradicional y de lo que ello significa?
– La realización del evento ha sido maravillosa. Es una experiencia hermosa, pero los entretelones y sobre todo las incertidumbres del financiamiento por parte de instituciones gubernamentales es una pesadilla. Que el hecho de repente despertar en la noche sabiendo que no tienes dinero para hacer el festival, de que no han salido los fondos concursables, de que no sabes si vas a poder hacer el festival a pesar de que el festival de alguna u otra forma siempre lo hemos hecho durante 27 años de forma continua, es un peso extra al tema de la gestión y la realización de un evento maravilloso, único en Sudamérica, que es un festival dedicado al patrimonio fílmico.
La gracia es que este festival, a diferencia de muchos otros festivales o de casi todos ellos, es que se hace acudiendo a la proyección en formato fílmico de las películas restauradas o bien copias de archivo que tenemos acá, que vienen de Argentina o de otros países. Es una experiencia para los jóvenes espectadores que ya no conocieron el cine análogo, que se acabó hace diez años y que solamente tiene la experiencia perfecta, prístina y plástica del digital. Acá no, la imagen cinematográfica es imperfecta, tiene granos de la emulsión fotográfica, tiene rayas, hay cortes, hay desgaste.
Pero también en esos daños está inscrita la historia que tiene la copia de esa película, los cines por los que pasó, cuántas veces fue vista. Y lo que estamos proyectando a veces son las copias de estreno en Chile que tienen 50, 60, 70, 80 años. Es decir, estamos viendo la misma película que nuestros abuelos y bisabuelos vieron en las salas de cine. Yo creo que ese es el valor. Cualquier persona puede tener un DVD, un Blu-Ray o descargar una película y verla de forma digital. Pero lo que estamos haciendo acá es encontrarnos presencialmente y materialmente con estas copias originales.
– Me hace pensar en “Bastardos Sin Gloria” cuando se queman los celuloides.
– Sí, porque las películas eran inflamables, eran de nitrato. Y creo que intentaremos quemar algunos trozos de nitrato en la charla para que la gente comprenda el poder destructivo del nitrato de celulosa (risas).
– Siempre interesante citar a hablarse de cine, pensando que la historia está conectada con los avances tecnológicos. En La Araucanía, solo queda el cine de Capitán Pastene como recuerdo de viejas épocas.
– Claro, yo tengo ganas de ir para allá, conocer, saber. El mensaje que puedo hacer a quienes lean esto, la invitación es asistir a esta revisión de la historia del cine poco ortodoxa y muy crítica respecto a lo que se ha hecho y lo que se ha dejado de hacer.
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