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El mecanismo de Ignacia: “A lo único que me gusta subordinarme en la vida es al arte” CULTURA

El mecanismo de Ignacia: “A lo único que me gusta subordinarme en la vida es al arte”

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Camila Medina López
Por : Camila Medina López Periodista de la Universidad de Chile, con estudios en análisis político y producción audiovisual de la Universidad Católica. Autora del libro “Maestras de la Tradición Oral Rapanui” (Cuarto Propio, 2016). Actualmente se desempeña como Encargada de Comunicaciones en Balmaceda Arte Joven.
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La artista medial, quien realizó una residencia artística en Balmaceda Arte Joven (2023) y recientemente fue galardonada por la Municipalidad de Santiago, comenta en esta entrevista su más reciente obra “LIEVO” y los desafíos que observa para las nuevas generaciones de artistas en Chile.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
María Ignacia Valdebenito, artista medial galardonada con el Premio Arte Joven 2024, presenta su obra “LIEVO”, una reflexión sobre la impermanencia y la muerte a través de la electrónica analógica. Utilizando técnicas obsoletas, crea una máquina que se desgasta a sí misma, simbolizando la transitoriedad de la existencia. Valdebenito destaca la importancia de considerar el arte como un trabajo y se identifica como obrera del arte, enfatizando su compromiso con la simplicidad y la poesía en sus creaciones.
Desarrollado por El Mostrador

Sentada sobre sus rodillas, el cuerpo hacia delante, recogida, casi imperceptible, María Ignacia Valdebenito -artista medial, 26 años, pelo corto de un rubio cenizo que oculta bajo un gorro- sostiene entre el índice y el pulgar de su mano derecha un cable amarillo y en la otra mano, uno rojo. Dentro de la Sala Andes en el piso menos tres del Centro Cultural La Moneda, la reciente ganadora del primer Premio Arte Joven 2024 en la categoría Artes Mediales, entregado por la Municipalidad de Santiago, escudriña en su propia obra, buscando la falla en el mecanismo que la llevó hasta allí.

La construcción es sencilla, pero reviste una infinidad de capas. Cuatro listones de madera liviana sujetan una lija, formando una especie de caja de unos 20×30 centímetros. Sobre ella, un pequeño motor que al encenderse hace girar un cáncamo de madera el cual rota sobre la lija. Así, el cáncamo se va lijando a sí mismo, deshaciéndose y dejando una marca en la superficie. Del otro lado, los cables, amarillos y rojos, conectan el circuito analógico que esta mañana dejó de funcionar.

Crédito: Andrés Gillies

La llamaron temprano -cuenta mientras manipula el artilugio- para solicitarle revisar la obra. Por eso ahora, con meticulosidad de relojero, Ignacia se esmera en juntar cables, mover piezas y pegar con silicona un tornillo diminuto, cuyo espacio identifica a través de una lupa.

Desde allí y rodeada de clavos, tornillos y herramientas, cual obrera del arte, como a ella misma le gusta identificarse, cuenta que cuando terminó la carrera de Artes en la Universidad de Chile hace tres años,  no tenía un peso. Entonces trabajó en otras cosas, y para mantenerse activa, buscó desechos que le sirvieron para seguir haciendo obra. “Cosas que todos tienen en sus casas, como un trozo de madera con un clavo”, dice, y explica que descubrir esa sencillez fue lo que le permitió hacer accesible una reflexión que venía masticando desde hacía tiempo, relativa a las máquinas, a la vida útil de las cosas y a la muerte.

De aquella búsqueda callejera y de su paso por la residencia en Balmaceda Arte Joven, surgieron una serie de obras hechas con objetos recolectados que, ensamblados unos a otros, configurarían sistemas similares a “Máquinas”. La propuesta homónima fue seleccionada en 2023 en el concurso Efímera del Museo de Arte Contemporáneo, donde expuso Objeto Nº7, una instalación colectiva en la que cada visitante podía aportar a la construcción de una gran maquinaria. El objetivo: cambiar los roles de artista y espectador.

La elección de los objetos no es azarosa, así como tampoco lo es la técnica de la electrónica analógica que escogió para desarrollar el proyecto ganador, titulado LIEVO, acrónimo para Lijadora Industrial Eléctrica de Banda Orbital.

– Es una técnica obsoleta en términos de funcionalidad tecnológica. Es una técnica que ya nadie utilizaría para hacer un gran circuito o una gran máquina porque tiene muchas mañas, ya no tiene la agilidad que ofrece lo digital. Por eso utilicé esta técnica, porque es una técnica media muerta o “que se va muriendo” cada día que pasa y cuando uno la construye, se va muriendo también. Es como estar en todo momento cambiando los componentes, porque se van quemando, o estar en reparaciones constantes porque el circuito en sí no va a tener una vida eterna, o una existencia tan prolongada como lo tendría un circuito digital o un circuito programado.

– ¿Cuál es la relación de la obra con la muerte?

– En el fondo la obra nace para morir, está construida para que muera, está construida pensando en que su muerte es inminente. Cuando uno va construyendo una obra de arte o de lo que sea, uno piensa en su permanencia, en lograr que las otras personas puedan experimentarla o visitarla; yo, en cambio, pensé en cómo hacer que esta muerte permanezca durante un tiempo, pero también llegue más temprano que tarde. Eso está pensado a partir de la técnica de la electrónica analógica, que es una técnica obsoleta en términos de funcionalidad tecnológica.

– ¿Cuál es la reflexión que hubo tras LIEVO?

– Hay una cierta rebeldía en lo conceptual de la obra, que es esta idea de la máquina que no funciona como se espera que funcione, porque en el fondo sí funciona y sí tiene una utilidad y una función, pero que responde a algo más poético. Es una máquina que no nos va a servir para lijar una mesa, sino para pensar. Va a ser una máquina que nos sirva para cuestionarnos: esto se está lijando, no se está lijando y por qué se está lijando a sí mismo o qué es lo que lija. En las máquinas lijadoras industriales lo que va corriendo o lo que tiene un movimiento es la lija. En esta máquina, en cambio, la lija está quieta y lo que tiene el movimiento es la madera, al revés de la máquina funcional. En ese sentido también hay una rebeldía, porque cambia ese constructo de la máquina, la vuelve inútil.

¿Por qué? Porque la madera va a desaparecer, es lo que está girando, y cuando deja de existir su materia, su composición total, deja de tocar la lija también, entonces  cesa el diálogo en la misma máquina. Al principio hay un diálogo porque el tarugo está… completo, o sea, la madera está completa y va tocando la lija, pero a medida que va tocando la lija se va deshaciendo. El diálogo se va acotando, ya no hay más que hablar, y deja de tocarse, ya no hay materia que deshacer. Entonces la máquina dentro de sí vive una muerte, como el diálogo cuando ya no existe dentro de nosotros mismos. ¿Qué es lo que queda? El cuerpo, el residuo, el residuo del aserrín los bistones, la lija con la marca del tarugo que pasó por ahí, que estuvo lijándose, pero ya no hay función, no hay diálogo. En el fondo, lo único que permanece es lo material y lo objetual en su muerte.

– ¿Cómo conversa esta reflexión con la sociedad contemporánea?

– Creo que este trabajo y en verdad todos los trabajos que estoy realizando y que he realizado anteriormente, y el cuerpo de obra que me interesa ejecutar a un futuro, tienen que ver con las problemáticas sociales, pero de manera más poética, de manera también más silenciosa, indirecta, que no es explícita en sí misma. Es casi imposible evitar las problemáticas sociales, porque uno está inmerso en esto, es parte de y me aprobleman. Día a día vivo en ciertas represiones, en cierta injusticia, en ciertas explotaciones también. Entonces, me es imposible no llevarlas a una obra, de una manera u otra; las camuflo, como si aparecieran y desaparecieran. Me interesa que no sea un texto directo o explícito sobre lo que me está aproblemando, sino que la problemática aparezca desde el objeto. Hay una traducción y una metáfora.

– ¿Y cómo se relaciona con tus otros trabajos o propuestas artísticas?

– Esta obra en particular dialoga con todo el resto de trabajos que vengo haciendo desde dos aristas, uno que es lo conceptual y otro que es lo objetual, en términos de técnica. Entonces, todo el resto de las obras que estoy trabajando sí contemplan la electrónica, ya no solamente analógica, sino también la programación, lo digital y el objeto.

Respecto a la electrónica, me interesa hacer un trabajo de síntesis. No me interesa lo complejo de la electrónica, no me interesa lo que está encriptado de la electrónica, que es un lenguaje complejo y de difícil acceso.

Lo que me interesa es cómo tomar esto tan complejo y hacer la bajada de lo que ya entendí, trabajar con lo más simple de eso. Buscar aterrizar la complejidad, tanto objetual como electrónica, a una obra que sea de fácil lectura, pero que no por eso sea menos poética, que no por eso tenga menos contenido. En términos compositivos también me interesa mucho la visualidad y que, en el fondo, cualquier elemento o material me sirva para poder componer, para poder poetizar la materia.

Deshacer el constructo de la máquina

Para los artistas, y en específico hablaría de artistas emergentes, hay muchísimos desafíos, siempre. En ciertas circunstancias uno tiene que hacer absolutamente todo, no hay recursos añadidos, no hay honorarios, no hay un concepto de que esto es un trabajo.  Ese es el mayor desafío: cómo  empaparnos de esta idea de que lo que estamos haciendo no solamente es crear sino también trabajar.

El estar haciendo obras, el estar trabajando, cansándome, martillando y cortando. No es algo simplemente romántico del arte, sino que es un esfuerzo físico,una disciplina, es donde uno elabora pensamiento. Eso es  lo más importante, el cómo podemos, en el fondo, nosotros mismos, entendernos como trabajadores/artistas.

A mí igual me conflictúa, por ejemplo, hablar desde mi persona como artista. Creo que soy más una trabajadora de esto. Entonces, de a poco he ido presentándome como artista visual, porque uno tiene que hacerlo para poder posicionarse, para que te entiendan. Pero somos trabajadores del arte, y me gusta quizá esa subordinación que tengo con el arte. Tal vez a lo único que me gusta subordinarme en la vida es hacia el arte. Quiero trabajar por ello, quiero seguir entendiendo el lenguaje y que otros lo puedan entender.

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