Lanzamiento del libro “Call center”
“En ningún trabajo eres imprescindible. En un call center, menos aún. Cualquiera te puede reemplazar, con otra voz, con otra historia, desde otro país, con otra sonrisa telefónica, con una energía nueva que de a poco será absorbida por la pantalla incandescente”.
“Call center”, primera novela de la escritora Pili Arteaga y que se suma al catálogo de Emergencia Narrativa, aborda desde un relato íntimo, irónico pero también dramático, la vida de una operadora telefónica que, como tantos otros, cumple una extenuante rutina cada día, con muchas horas extras, altas dosis de estrés y poca paga.
Cada mañana la rutina es la misma: prender el computador, calzarse los audífonos y ensayar una plástica sonrisa frente a la pantalla para atender llamadas de gente descontenta que es ignorada por el sistema. Embutida en descolorida ropa de polar y engullendo Doritos y Coca Cola para calmar la ansiedad, la protagonista de “Call center” nos sumerge en el mundo de los operadores telefónicos, a través de un relato auténtico y descarnado pero que no pierde el sentido del humor y una sana cuota de esperanza.
Contemporánea, sarcástica y emotiva, esta novela refleja los sinsabores del precariado, la clase trabajadora del siglo XXI acechada por la explotación laboral, la incertidumbre económica y un permanente vaivén emocional que se mantiene a raya con antidepresivos y cafeína.
“Call center” será lanzada este sábado 28 de septiembre, a las 17.00 horas, en el Centro Cultural La Planta (Santa Isabel 0165, Providencia). En la presentación participarán, además de la autora, el escrito Salvador Young y la periodista Marcela Küpfer.
Pili Arteaga (Valdivia, 1980) es periodista y fue finalista de los concursos “Terminemos el cuento” (Zona de Contacto) y Revista Paula. Colaboró con un texto de su autoría en la antología “Fractura expuesta” (Editorial Forja, 2023). Escribe crónicas, cuentos, columnas y entrevistas en medios independientes. “Call center” es su primera novela.
-¿Qué te inspiró a escribir esta novela? ¿Una experiencia personal?
-Todo partió como un experimento literario, mientras trabajaba en un call center durante la pandemia. Escribía en mi celular, en el bloc de notas, en los pocos minutos libres que tenía dentro del horario, como una forma de soportar y de atestiguar lo que veía día a día.
-¿Qué son las “sonrisas telefónicas” y qué representan para tu personaje?
-La “sonrisa telefónica” es una obligación dentro del mundo del call center. También es un código que detestan los operadores de call center, porque el hecho que tengas que seguir ciertos patrones (como sonreír al teléfono por obligación) es un chiste negro del sistema contra los seres humanos. Obligar a alguien a sonreír es una pequeña tortura diaria.
-“Call center” es divertida, es emotiva y es también dramática, porque revela la enorme precariedad no solo material sino que emocional que viven sus personajes. ¿Cuáles son los temas que buscaste poner de relieve con esta novela?
-Primero: el sistema no funciona igual para todos. Se nos enseña desde chicos a que si uno se esfuerza, estudia y se saca la cresta, debería ser exitoso en la vida. Pero no es así la cosa: es peor. Y a veces tanta desigualdad junta da rabia, urticaria y ataques de pánico. No soy solo yo: somos todos.
-¿Cómo fue tu proceso escritural?
-A nivel narrativo, fue un ejemplo de “cadáver exquisito”, mezclada con crónica y un poquito de ficción. Yo escribía en el bloc de notas sin mirar atrás: solo al terminar y editar el texto me di cuenta de lo que había hecho en el pasado reciente.
-¿Crees que “Call center” refleja parte del Chile actual? No me refiero solo a la precariedad laboral, sino también a las formas de habitar la ciudad, las aspiraciones personales, etc.
-En cierto sentido, sí. Pero ojo: esto muestra el otro lado del sistema actual, donde las grandes empresas subcontratan servicios y el subcontratista es quien lleva el látigo de ocho puntas, junto con cobrar su parte a las grandes empresas. Trata de las personas que se sacan la cresta para recibir el sueldo mínimo y que no te alcance. Porque nunca alcanza, porque la posibilidad de ahorrar o invertir en algo es tan descabellada como encontrarse en la calle el boleto ganador del Loto.
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