La muestra “Guillermo Deisler y Edgardo Antonio Vigo/Comunicación a distancia” va mostrando xilografías, litografías, collages y libros realizados por ambos artistas, que trazaron una ruta conjunta con la que acortaron la distancia, dejando atrás el olvido.
Una carta cambia la concepción del tiempo, convirtiéndose en un remanso, que desbarata todo pronóstico, en particular porque desafía el olvido, y es precisamente esa tácita correspondencia, el aparejo que tiene a su haber la memoria para hacerse presente y volver una y otra vez sobre cada palabra cargada de sentimiento, en un ejercicio plástico sistemático que muchas veces pareciera ser utópico y que se agota en el punto final.
No obstante, este extenso periplo es la evidencia de una relación epistolar, en la cual se reconfiguran a través de creativas misivas, momentos compartidos y experiencias que a la postre determinan esta “Comunicación a distancia”, denominación que da nombre a la exposición en el Centro Nacional de Arte Cerrillos (CNAC) entre los artistas chileno y argentino Guillermo Deisler (Chile 1940-Alemania 1995) y Edgardo Antonio Vigo (La Plata- Argentina 1928-1997).
Ellos llevaron a cabo una vasta obra gráfica conceptual y editorial, con tarjetas, estampas, collages, estampillas, a través de las cuales denunciaron las atrocidades de las dictaduras que les tocó vivir, y que por otra parte los motivó a generar un “arte correo”, que dio relevancia al arte por vía postal, manteniendo un vínculo artístico por casi tres décadas. Entrelazando sus carreras en torno a una lucha contra la impunidad, los derechos humanos y el exilio que modificó radicalmente sus vidas.
En ese sentido la noción de correspondencia implica establecer un diálogo por sobre la escritura, lo que conlleva una proximidad originada en la distancia. Argumento compartido por el escritor argentino, Ricardo Piglia cuando afirma que “la correspondencia es un género perverso: necesita de la distancia y de la ausencia para prosperar”.
Con eso, hay que entender que esta muestra se origina desde acción conjunta como un acto de subversión, en contra a la intención de “desenraizar”, y en contra del extrañamiento, dado que esa acción o efecto de extrañarse, se minimiza con la determinación estos dos artistas y la noción de intercambios trasandinos. En especial porque hacen del correo un objeto participativo de arte, que ahuyenta el forzado alejamiento.
Aprovechando que la información viaja a escala humana, y ambos -hacen de las suyas- y lo recalco, porque ellos continuaron expandiendo su arte, y con más ganas.
Un accionar que queda expresado en una observación de Soledad Novoa Donoso, directora del (CNAC): “El trabajo profundo y sistemático de las curadoras (Silvia Dolinko y Pamela Navarro Carreño), quienes nos brindan la oportunidad única de conocer no sólo obras, sino también las maquetas de libros, revistas, postales, timbres y objetos que conforman el universo imaginario de ambos artistas, puestos en activación con el trabajo experimental, gráfico y poético”. Un trabajo que por cierto complementa la muestra previa desarrollada el 2023, en el Centro Cultural Matta de la Embajada de Chile en el país vecino.
Además, lo interesante de “Comunicación a distancia”, es que no se limita en exclusiva a proyectar sus obras, sino a poner en valor el quehacer de diversos artistas tanto latinoamericanos como de Europa, ya que Deisler y Vigo, impulsaron y sostuvieron la edición de diversos proyectos colectivos, lo que se puede constatar en las treinta y ocho ediciones Univers de Deisler, y los tres volúmenes del Libro Internacional, más los veinte del Libro de sellos y matasellos de Vigo.
Así, esta creativa fórmula epistolar, termina siendo una representación de la resistencia, en la cual prevalece primeramente una artística amistad, expresada en la máxima o poema visual de Vigo: “Sembrar la memoria para que no crezca el olvido”.
Algo que se demuestra en “Guillermo Deisler y Edgardo Antonio Vigo/Comunicación a distancia”, como un proyecto expositivo que partió el 10 de agosto en el Centro Nacional de Arte Cerrillos (CNAC), y que continuó el 24 del mismo mes con “Redes Gráficas”, en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC- Parque Forestal), mostrando xilografías, litografías, collages y libros realizados por ambos artistas, que trazaron una ruta conjunta con la que acortaron la distancia, dejando atrás el olvido.
Por eso las palabras de Isabel Allende sirven para demostrarlo –“la muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo”-, y no hablo sólo de la nostalgia, ni de las disquisiciones que se perciben en el recorrido de un relato visual que comprende además de la complicidad una visión universal de arte en donde el arte postal se traduce en una acción liberadora, en la cual no se excluye ninguna forma de expresión o representación.