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Día Mundial de la Biodiversidad 2025: de la esperanza a la incertidumbre CULTURA|OPINIÓN Crédito: Cedida

Día Mundial de la Biodiversidad 2025: de la esperanza a la incertidumbre

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Aníbal Pauchard
Por : Aníbal Pauchard Investigador Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) Académico Facultad de Ciencias Forestales, Universidad de Concepción
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¿Qué esperar para el 2025? Lo que en el 2024 podrían haber sido los primeros atisbos de escepticismo frente a la crisis climática y biodiversidad, ahora podría verse reforzado como respuesta a la incertidumbre económica global. Sin duda, la tarea se ve aún más compleja.


Hace un año, enfrentábamos el Día de la Biodiversidad con mucho entusiasmo, especialmente en Latinoamérica. 2024 iba a ser un año de resolución en términos de biodiversidad. Se acercaba la COP16 en Cali, Colombia, y era el momento de afianzar los cambios necesarios para lograr las metas 2030 de biodiversidad, conocidas como el nuevo Marco Mundial de la Biodiversidad de Kunming-Montreal. De hecho, 2024 fue un año marcado por la COP16 y por dos informes muy significativos de IPBES (Panel Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios ecosistémicos).

Sin embargo, si bien la COP16 convocó a un número histórico de líderes de todos los sectores sociales, también mostró señales de un debilitamiento de la acción global respecto a la crisis ambiental. Las otras crisis internacionales, múltiples guerras, crisis económicas y las migraciones humanas, parecieran haber tomado la agenda y los gobiernos se enfrentaron a los compromisos ambientales, repartiendo la ambición sobre biodiversidad y crisis climáticas.

Pocos países llegaron con sus estrategias nacionales de biodiversidad a la cumbre, la mayoría mostró avances parciales. Tampoco se pudieron recaudar los recursos financieros para un fondo mundial de la biodiversidad. Esta dificultad de generar acuerdos, incluso significó que la cumbre no lograra ser cerrada en Cali, debiendo reanudarse en febrero del 2025, en Roma, para abordar los temas pendientes.

En paralelo, los dos informes de IPBES liberados en diciembre, hicieron un llamado a la integración de las problemáticas humanas y la protección de la naturaleza. El mensaje fue muy claro: ¡sin naturaleza no hay bienestar humano!

El informe denominado “IPBES nexus” mostró las numerosas interrelaciones entre la biodiversidad, el agua, la producción de alimentos y la salud humana. Y por otro lado, el informe sobre cambio transformativo de IPBES, ofreció con extrema claridad, alternativas de gobernanza para mejorar nuestra relación con la naturaleza.

El primer informe, demuestra contundentemente con evidencia científica, que cada vez que perdemos biodiversidad, ponemos en riesgo los fundamentos del bienestar humano, desde la provisión de agua y alimentos. Estas pérdidas de biodiversidad también pueden ocasionar la aparición y el aumento de graves enfermedades causadas tanto por factores infecciosos, como las pandemias, o por factores ambientales como la contaminación que aumenta las tasas de enfermedades degenerativas y cáncer.

Frente a estos complejos escenarios, ¿qué podemos hacer? El segundo informe de IPBES ilumina las opciones de solución. Además de generar discusión y promover transformaciones en el modo de organizar la sociedad y el modelo económico, debemos enfrentar cambios profundos que nos permitan reconocer el valor de la naturaleza y con ello generar acciones concretas en nuestro modelo productivo y decisiones de consumo. La sostenibilidad no es simplemente un lema, sino que requiere replantearnos el modelo de sociedad, especialmente en un mundo tan globalizado como el que vivimos actualmente.

Entonces, ¿qué esperar para el 2025? Lo que en el 2024 podrían haber sido los primeros atisbos de escepticismo frente a la crisis climática y biodiversidad, ahora podría verse reforzado como respuesta a la incertidumbre económica global. Sin duda, la tarea se ve aún más compleja.

Tendremos, por lo tanto, que redoblar nuestros esfuerzos para que la sociedad en su conjunto, incluyendo a los ciudadanos, los políticos, las comunidades locales, los empresarios, puedan apreciar que la protección y utilización sustentable de la biodiversidad es clave para la prosperidad del ser humano.

El rol de la ciencia y la capacidad de dialogar entre múltiples actores sociales es clave en este esfuerzo, donde debemos buscar discursos de consenso y colaboración. El desafío es tremendo, pero no hay espacio para abandonar el buque. Simplemente debemos recordar que no hay otro planeta Tierra, como tantas veces lo hemos dicho.

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