Publicidad
Lo que nos dicen las células al morir CULTURA|OPINIÓN Crédito: Cedida

Lo que nos dicen las células al morir

Publicidad
Hieab Adams
Por : Hieab Adams Latin American Institute of Health (BrainLat), Universidad Adolfo Ibáñez
Ver Más

Las células al morir no hacen ruido, pero dejan un mensaje. Si aprendemos a escucharlas, podremos detectar enfermedades antes, tratarlas mejor y, quizás, salvar vidas. La ciencia ya está lista. Nuestra región también. La pregunta es: ¿estamos escuchando?


Cada día, miles de millones de células en nuestro cuerpo mueren y son reemplazadas. La mayoría de las veces, ni siquiera lo notamos. Pero en ese proceso ocurre algo fascinante: al morir, las células liberan pequeños fragmentos de su ADN en el torrente sanguíneo. Estos fragmentos, conocidos como ADN libre en sangre, viajan por el cuerpo como mensajeros silenciosos.

Hasta hace poco, la ciencia no les prestaba mucha atención. Pero hoy sabemos que contienen información muy valiosa. Cada fragmento lleva patrones únicos—marcas químicas llamadas metilaciones—que nos indican de qué parte del cuerpo provienen. Una célula del cerebro, del pulmón o una célula tumoral dejan diferentes “huellas digitales”.

Este descubrimiento está cambiando la forma en que detectamos enfermedades. En lugar de depender de biopsias invasivas que requieren extraer tejido, los médicos podrían pronto realizar un análisis de sangre sencillo—una biopsia líquida—para encontrar señales tempranas de cáncer, Alzheimer o daño en órganos. Estas pruebas analizan los fragmentos de ADN que dejan las células al morir, en busca de patrones característicos.

Se están desarrollando nuevas técnicas que permiten leer estos fragmentos con gran precisión, incluso identificando de qué órgano provienen y qué tipo de proceso patológico está comenzando. Esto permitiría detectar problemas mucho antes de que aparezcan los síntomas—cuando el tratamiento suele ser más eficaz.

Para América Latina, esta tecnología representa una oportunidad clave. En muchas zonas, el acceso a diagnósticos avanzados es limitado. Los diagnósticos a menudo llegan tarde, cuando las opciones de tratamiento son más costosas o menos efectivas. Las biopsias líquidas podrían ayudar a cambiar esa realidad. Son rápidas, menos invasivas y podrían llevarse a cabo en comunidades rurales o de difícil acceso. Imaginemos una clínica local, lejos de centros médicos grandes.

Hoy, un diagnóstico puede requerir semanas y varios traslados. Con una muestra de sangre y las herramientas adecuadas, una enfermera podría detectar enfermedades graves en el mismo lugar—ahorrando tiempo, recursos y, en muchos casos, vidas.

Claro, aún queda camino por recorrer. La mayoría de estas pruebas se han desarrollado y validado en Europa o Estados Unidos.

Es importante asegurarnos de que funcionen igual de bien en las poblaciones latinoamericanas, donde los factores genéticos y ambientales suelen ser distintos. Pero esto es solo un punto de atención, no una barrera.

De hecho, ya estamos dando pasos importantes en la región. En la Universidad Adolfo Ibáñez, junto con el laboratorio GNA en Colombia, nuestro equipo ha obtenido resultados prometedores usando la metilación del ADN libre en sangre para detectar señales tempranas del Alzheimer. Estos avances muestran que América Latina puede ser algo más que receptora de tecnología internacional: también puede ser protagonista y generadora de conocimiento.

Las células al morir no hacen ruido, pero dejan un mensaje. Si aprendemos a escucharlas, podremos detectar enfermedades antes, tratarlas mejor y, quizás, salvar vidas. La ciencia ya está lista. Nuestra región también. La pregunta es: ¿estamos escuchando?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad