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“Telepunga” de Arelis Uribe: una generación abandonada y sin apoyo emocional CULTURA|OPINIÓN Crédito: Manuela Bocaz

“Telepunga” de Arelis Uribe: una generación abandonada y sin apoyo emocional

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Gonzalo Schwenke Muñoz
Por : Gonzalo Schwenke Muñoz Profesor y crítico literario
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Los relatos se consolidan principalmente más en la trama que en el desenlace, presentando una  fluidez técnica y un amplio abanico de modos narrativos. Esto, sin embargo, no se refleja significativamente, porque son abordados de manera estos temas como algo trivial, sin mayor reflexión.


Varias bandas de música, antes de lograr reconocimiento, graban un considerable número de canciones y seleccionan las mejores. Con base en estas experiencias y producciones musicales, disponen de material para su segundo disco. Así ocurrió con Nirvana, que tras realizar numerosos conciertos con el álbum Nevermind (1991), la banda contó con material suficiente para publicar Incesticide (1992).

Tengo la impresión de que Telepunga (Los libros de la mujer rota, 2025) de Arelis Uribe (Santiago, 1987) viene de la misma camada que su primer libro de cuentos. Al igual que en Quiltras (Los libros de la mujer rota, 2016), se repite la  narrativa testimonial sobria, donde los afectos y la candidez juegan un papel determinante en la convivencia social.

Esta vuelta también se entiende como un proceso transversal, ya que regresa a una editorial pyme tras la publicación de la novela de autoficción Las heridas (Emecé, 2021). Además, coincide con su vuelta al país después de completar sus estudios de Escritura Creativa en Nueva York.

Estos once relatos, tienen en común las desigualdades sociales, el abuso del patriarcado, la precarización laboral, una educación estricta que fomenta estereotipos y jerarquías sociales. Dentro de esta literatura minimalista, los personajes que retrata Uribe corresponden a una generación parcialmente abandonada, sin apoyo emocional. Provenientes de comunas periféricas estos jóvenes se encuentran en su mayoría, sin apoyo familiar.

En el primer cuento, “La escopeta”, el protagonista debe asumir responsabilidades a la orden del padre que se enorgullece si protege el hogar ante su ausencia.

En el relato “Miss Lola”, se refiere a Dolores Verdugo, profesora de Historia en un colegio de clase media y aspiracional, donde la enseñanza se ejercía a la antigua, es decir, la educación basada en tener disciplina y memorizar fechas relevantes. En “Cuarto Medio”, tres amigos y una amiga se gradúan y se emborrachan hasta el olvido en algún sector de la ciudad, dos de ellos abusan de la excompañera de curso a vista y paciencia del protagonista.

En “La posta”, Paula y Julián han cumplido con todos los objetivos de clase media, salvo tener un hijo. Un día cualquiera ellos se encontrarán con Jennifer, una joven que está pasando por un mal momento y con carencias afectivas. Paula la acompañará a la posta para enterarse de la triste realidad que la rodea.

En “Nos quedamos a solas”, la protagonista mantiene conversaciones en diferentes momentos con el maestro pintor Mardoqueo, quien le ayuda a limpiar la casa, y con el profesor Pancho, Técnico en Educación Parvularia y con síndrome de down.

En “Casa de muñecas”, el protagonista visita la casa familiar de su novia, la Jose. Allí también se encuentran sus primas menores, entre ellas Catalina, a quien distingue no solo por su aspecto físico: “tenía cinco años, era menuda y bien proporcionada”, sino por su carácter silencioso. La voz situada en el sujeto pedófilo señala que la menor es la que se acerca de manera demostrativa, por lo que sitúa al protagonista como víctima.

La elección de adentrarse en la perspectiva del narrador pedófilo, provoca compartir su manera de pensar ante la ausencia de juicio condenatorio. De esta manera, brindarle espacio y visibilidad como una víctima de los encantos de una niña implica defenderlo.

En “Solo para argentinos”, una estudiante chilena describe lo que significa adaptarse a otra cultura y no tener los papeles en orden al momento de ingresar a la universidad. Sin embargo, por el tono y la perspectiva empleada, pareciera estar deslumbrada por la cultura argentina, sin reservas.

En “Trenes”, la joven protagonista lidia con las decisiones de sus padres y por ello, toma responsabilidades en la nueva dinámica familiar. La figura paterna se muestra como un padre impoluto e incólume, evidenciando una dependencia emocional que no ha sido superada.

El último cuento, “Telepunga”, que da nombre al volumen, la narradora describe de manera fehaciente y con un tono de optimismo la situación laboral en una cadena de pizzas. Desde una perspectiva realista social se presenta a través de la forma de narrar los hechos, la precariedad laboral para los jóvenes, la animosidad entre las mujeres y las dinámicas entre trabajadores universitarios.

La obra emplea el lenguaje coloquial chileno, al utilizar expresiones como “bacán”, “pescar al toque”, “apanador”, “guachita”, “cuídala vos”, “tomamo la 210”, “pechar” y “poto”. Las jergas nacionales, permiten caracterizar a los personajes, otorgar más credibilidad a la obra, visibilizar la riqueza de nuestra lengua que en muchas ocasiones es menospreciada.

Telepunga de Arelis Uribe evidencia confianza y disposición en su línea creativa. Los relatos se consolidan principalmente más en la trama que en el desenlace, presentando una  fluidez técnica y un amplio abanico de modos narrativos. Esto, sin embargo, no se refleja significativamente, porque son abordados de manera estos temas como algo trivial, sin mayor reflexión.

Ficha técnica:

Telepunga

Arelis Uribe

2025

Editorial Libros de la mujer rota.

116 páginas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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