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“Sur profundo” de Nubia Becker: momentos que cargan la existencia de fuerza y de sentido CULTURA|OPINIÓN Crédito: pantallazo de Youtube

“Sur profundo” de Nubia Becker: momentos que cargan la existencia de fuerza y de sentido

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La obra será presentada este viernes a las 19:30 horas en la librería Que Leo de Peñalolén (Avenida Consistorial 2100).


Una fina pluma establece quien será la narradora de estos delicados textos frente a frente a su retrato, luego el pueblo en el que transcurrirán las historias y anécdotas descrito en un prólogo que sería el mundo circundante, el paisaje contenido en la obra.

Sin embargo, la autora va más allá, y el conocido “retrata tu aldea y serás universal” se hace carne más allá del “Sur Profundo” que le da título, de esas montañas, de esos bosques, de esos pastizales, de esos caudalosos ríos que hablan.

Porque aquí natura habla, sentimos que fluye en sí y a través de nosotros, sin sobresaltos cultura y naturaleza entrelazadas cantando sus bosques en susurro, su amor a gritos, como en el romancero “Malferida iba la garza, sola va y gritos daba”.

Esa agitación que nos trasmite la narradora y que como temple de ánimo recorre los textos, incluso los cuentos políticos que firmara con el seudónimo de Carmen Rojas en los horrorosos tiempos marciales.

Todos llevan ese aroma de avellanos, de coihues y robles, las anécdotas, los conflictos portan esa añoranza intrínseca que saben trasmitirnos estas letras del “Sur Profundo”, de ese tiempo anterior que natura se imbrica en cultura y viceversa.

En cuanto a la construcción misma de estos cuentos y relatos cada cual en su lógica argumental sin concesiones a la distracción innecesaria prueba su eficacia.

En el breve y conciso cuento “Guerra de exterminio”, por ejemplo, en menos de una página causa un efecto de knock out (J. Cortázar) diría perfecto.

Se trata una carta dirigida a una “estimada” amiga se supone, casi una confesión, pero con una interesante distancia emotiva que, poco a poco luego de aquellos tiempos en común, nos allega un tantito de extrañeza hasta que vamos descubriendo que esta supuesta amistad no es tal, antes al contrario, está dirigida al enemigo que tal vez oculto creyó estar a salvo, y no, esta protagonista le ha derivado la pesadilla, a su costo pero también al del contrario.

La urdimbre, la trama, su forma de construir nos va mostrando una suerte del revés de los anhelos, como el devenir se encarga dar vuelta situaciones que parecen inamovibles, cerradas, a las cuales esta narradora saca un partido tipo leves ironías del destino, donde el supuesto ganador termina recluido en el último cuarto de la casa.

Ese “Sur profundo”, lluvioso que impregna estas atmósferas pareciera desde esa quietud otorgar una mirada más allá de quienes deambulan a la carrera, del golpe contra las murallas del ímpetu de las primeras intenciones, y así anécdota tras anécdota se iluminan mundos complejos, confusos, que dejan en la incertidumbre lo que el sentido común daría por cierto y aceptado.

Y se instala la mirada humana donde muchas derrotas bien vistas y meditadas comienzan a girar hacia el lado contrario, esa suerte de justicia que el devenir comienza a dar tinte con los años, porque este “Sur Profundo” está lleno de tiempo, de esos momentos que cargan la existencia de fuerza y de sentido.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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