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¿La DC virando a la derecha? Opinión

¿La DC virando a la derecha?

Cecilia Valdés
Por : Cecilia Valdés Vicepresidenta nacional DC
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Estas semanas hemos presenciado esa intención, acordando con la derecha la aprobación de la idea de legislar del proyecto de Reforma Tributaria, rompiendo con todo el trabajo que se había realizado con el resto de la oposición. La argumentación para ello es que la DC debe estar siempre abierta a conversar, dialogar, llegar a acuerdos, pero, compartiendo lo positivo y necesario del dialogo, este tiene que cumplir ciertas condiciones mínimas: contar con un contexto y un contenido que, al menos, no contradigan los principios y valores que sustentan al partido.


Desde su formación en 1957, la Democracia Cristiana se autodefinió como un partido que busca superar al marxismo y al capitalismo, reflejado en su símbolo, la «flecha roja”. Desde siempre han estado presente estas llamadas dos almas que han convivido con algunas tensiones en periodos históricos determinados y por eso es válida la pregunta: ¿la DC es de centroizquierda o es de centroderecha?

Lo cierto es que la presencia democratacristiana en las transformaciones sociales que se han impulsado en nuestro país desde los años 60, hizo que la DC se transformara en un partido con carácter, capaz de romper con lo establecido. Tanto así, que Eduardo Frei Montalva llegó a decir “que ni por un millón de votos cambiaría una coma de su programa de gobierno”, a raíz de las condiciones que pretendía imponer la derecha para votar por él y así impedir el triunfo de Salvador Allende.

Radomiro Tomic también decía “que cuando se negocia con la derecha es la derecha la que gana”, convencido de que los intereses de la derecha económica y política no tienen relación con los principios fundantes del PDC. Incluso, una de sus frases más recordadas llamando a la unidad política y social del pueblo, nos reafirma que no existe relación con nuestros principios.

Entonces, si nunca la Democracia Cristiana ha compartido el ideario de la derecha, ¿por qué hoy algunos creen que es políticamente válido romper con nuestros principios doctrinarios y virar hacia la derecha?

[cita tipo=»destaque»]La izquierda no le puede pedir a la DC que actúe como un partido que no es, y la DC no le puede pedir a la izquierda que piense y actúe como la Democracia Cristiana. Esa es la clave para volver a constituirnos como una fuerza de mayoría, de otro modo podremos ver beneficios transitorios, parciales, individuales, pero sin ninguna proyección para volver a gobernar Chile. O lo hacemos todos juntos, aquellos que nos encontramos en los años 80 y las nuevas expresiones políticas y sociales de hoy, colocando a Chile por delante, o continuamos como estamos, cada vez más pequeños, ensimismados y sin ninguna influencia en los destinos de nuestro país.[/cita]

Más aún, la promoción popular, la sindicalización campesina y la Reforma Agraria nunca hubiesen sido promovidas por un partido de centroderecha, porque el principio básico de esa reforma fue darles a los más pobres lo que los ricos tenían, es decir, hacer justicia social, luchar contra la desigualdad y la esclavitud de la pobreza. Estas ideas no hubieran sido nunca promovidas por un Presidente de la República que no tuviera convicción en la justicia social y dignidad de las personas.

Tampoco se hubiera luchado en las calles, juntas de vecinos, sindicatos y universidades contra la dictadura, no hubiéramos construido la Alianza Democrática junto a diversas fuerzas políticas. Dirigentes como Rodolfo Seguel en el cobre; Manuel Bustos en las textiles; María Rozas y Osvaldo Verdugo en el Colegio de Profesores, Yerko Ljubetic, Germán Quintana, Pablo Andueza y Mario Martínez en el movimiento estudiantil, entre muchos, NO dan cuenta de un partido que intentaría marcar una identidad hacia la centroderecha.

Estas semanas hemos presenciado esa intención, acordando con la derecha la aprobación de la idea de legislar del proyecto de Reforma Tributaria, rompiendo con todo el trabajo que se había realizado con el resto de la oposición. La argumentación para ello es que la DC debe estar siempre abierta a conversar, dialogar, llegar a acuerdos, pero, compartiendo lo positivo y necesario del diálogo, este tiene que cumplir ciertas condiciones mínimas: contar con un contexto y un contenido que, al menos, no contradigan los principios y valores que sustentan al partido.

Para la Democracia Cristiana la persona es el centro y no el capital. Conversar, dialogar, llegar acuerdos sin una impronta, sin un objetivo, sin una convicción, que puedan conectar ambas partes, no es más que una mera transacción.

Me cuesta imaginar a una DC que abandone lo que ha hecho toda su existencia y cambie su razón de ser, porque eso es la Reforma Tributaria, contraria al combate contra la desigualdad, es más, la aumenta y nada garantiza que el gobierno vaya a modificar los puntos acordados con la bancada DC. No hay que olvidar que cuando se negocia con la derecha, es la derecha la que gana.

Quedan todavía temas muy importantes por discutir, la Reforma Previsional y el control preventivo de identidad, en los que están en juego derechos sociales que se pretenden vulnerar por este gobierno. Derechos sociales que hemos conseguido con mucho esfuerzo como país y como conglomerado de centroizquierda, pues es donde sí compartimos principios de respeto, tolerancia, igualdad democracia y DDHH.

No somos homogéneos con las otras fuerzas políticas de la centroizquierda, sin embargo, luchamos con ellos contra la dictadura, nos pusimos de acuerdo para la inscripción de partidos y el plebiscito del NO, tuvimos Presidentes y una Presidenta, nos colaboramos para gobernar pensando en Chile, sin estar exenta de diferencias, porque no somos lo mismo.

La izquierda no le puede pedir a la DC que actúe como un partido que no es, y la DC no le puede pedir a la izquierda que piense y actúe como la Democracia Cristiana. Esa es la clave para volver a constituirnos como una fuerza de mayoría, de otro modo podremos ver beneficios transitorios, parciales, individuales, pero sin ninguna proyección para volver a gobernar Chile. O lo hacemos todos juntos, aquellos que nos encontramos en los años 80 y las nuevas expresiones políticas y sociales de hoy, colocando a Chile por delante, o continuamos como estamos, cada vez más pequeños, ensimismados y sin ninguna influencia en los destinos de nuestro país.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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