Publicidad
Esteban de los goles Opinión

Esteban de los goles

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
Ver Más

Este domingo habrá 40 mil fanáticos blancos esperando por el récord. Habrá expectación y fiesta. Siempre y cuando Cobresal no diga otra cosa, este domingo habrá historia, podrá llegar el 216 para el “bendito del área”, para «el tanque blanco”, para Esteban Efraín Paredes Quintanilla, para  «Esteban de los goles», el muchacho que soñó ser detective, para aquel que antes de alejarse de las canchas quiere escribir una página maravillosa. Se la ganó hace rato.


Me imagino estos días el trabajo creativo que deben estar haciendo todos los colegas relatores ya sea en la radio o la televisión, semana a semana, por encontrar frases y conceptos que engalanen su trabajo, como también a los colegas de diarios y medios digitales preparando especiales y recopilando historias. Es que este fin de semana en El Monumental puede escribirse una historia única y especial: Colo Colo recibe a Cobresal y todos los hinchas albos esperan y anhelan que su ídolo, Esteban Paredes, convierta su gol 216 y así se transforme en el goleador histórico del fútbol chileno.

Alguna vez me comentó -en una entrevista que le hice- que le hubiese gustado ser detective, que cuando estuvo a préstamo en Deportes Puerto Montt, por allá en el 2002, le costó mucho estar lejos de su familia, pero que el cariño de la gente del sur y los curantos fueron tónicos más que importantes para seguir adelante. Claro, en ese momento, Esteban Paredes no tenía otro sueño que jugar y por que no, hacerse un nombre en el fútbol chileno.

La historia de este tremendo jugador se remonta a las canchas de tierra en Cerro Navia, esos polvorientos rectángulos donde nacen muchos de los verdaderos cracks, esos que recibían patadas fuertes y palabras duras como “juega callado” “o acá se juega así pendejo”.

[cita tipo=»destaque»]Un gol de la estirpe y calidad de Paredes, una volea mágica que voló por algunos breves segundos dejando atónitos a los cerca de tres mil espectadores presentes en el Imperial. El balón -amigo eterno de este goleador- se dejó llevar, se paralizó el tiempo, los narradores siguieron con su vista la parábola que hacía para dejarse llevar y colarse por la espalda de Fabián Cerda. La explosión fue inmediata y estoy seguro que no hubo ni siquiera uno que estaba escuchando, viendo o estando en el partido, que no le entregara un aplauso o un gesto de reconocimiento a Paredes.[/cita]

Paredes es un distinto y bendito. Parecía que su carrera estaría ligada casi toda la vida a Santiago Morning, ya que varios clubes lo quisieron antes, pero los dirigentes del Chago no lo vendían. Era su tesoro y bien lo sabía Miguel Nasur, que en algún momento el diamante se iba a pulir y lograr cosas grandes. Siempre destacó por su potencia y capacidad de saber ubicarse, algo que no cualquiera puede hacer.

Recuerdo que hace un tiempo, Fernando Astengo me contó la historia que cuando dirigió a Colo Colo el primer nombre que pidió para reforzar al cacique fue, precisamente, el de Paredes. Los dirigentes dijeron que no podían comprarlo. Meses después, asumió Hugo Tocalli y la primera gran incorporación fue, adivine usted … Esteban Paredes.

Ese 2009, cuando los hinchas albos castigaban duramente el juego del equipo del argentino, fue Peredes quien asomó con todas sus luces para quedarse con la corona. La final de vuelta la ganó Paredes con dos goles de alta factura. El albo bajaba la estrella 29 de su historia y el delantero empezaba a ganarse su espacio en la amplia galería blanca de jugadores elegidos.

Empezaron a recaer las distinciones y premios. Tenía pacto con los goles y su nombre aparecía en todos los rankings semana a semana. Vino Atlante y compró lo que más vale y cuesta encontrar en el fútbol: el goleador, ese especialista que es de una raza en extinción y por el cual se paga mucho.
Se generó el «viudismo» de Paredes en Macul, pasaron otros jugadores con la camiseta alba y no lograban erradicar el recuerdo del delantero, jugar así para muchos fue una complicación extrema, no lograron consolidarse y debieron partir. Era obvio, porque Paredes ya había adquirido su ticket en el selecto grupo de ídolos.

Paredes quería volver y así lo hizo. Retornó para conseguir la estrella 30 y con ese mismo número y 16 goles en el torneo, logró otra corona. Ese instante, marcó a fuego el romance total entre el goleador y la hinchada, simbolismo puro llevado a su máxima expresión. No dejó de ganar torneos, de aparecer en todos los rankings existentes y cada fin de semana, los relatores debían preparar nuevas frases para contar y emocionar con sus conquistas y entre medio de cada una de ellas, fue asomando esa cifra que parecía imposible: acercarse, tratar de igualar o superar el récord de Francisco “Chamaco” Valdés.

De a poco, algunos osados estadísticos se atrevieron a colocar el tema en pauta. Daba la sensación que era imposible, pero no lo fue. Este sábado 24 de agosto y con 39 años, el minuto 72 del partido en La Cisterna quedará marcado a fuego para Paredes y el fútbol chileno, por que «El Tanque» logró lo que parecía una utopía ¡Y de que forma lo hizo¡.

Un gol de la estirpe y calidad de Paredes, una volea mágica que voló por algunos breves segundos dejando atónitos a los cerca de tres mil espectadores presentes en el Imperial. El balón -amigo eterno de este goleador- se dejó llevar, se paralizó el tiempo, los narradores siguieron con su vista la parábola que hacía para dejarse llevar y colarse por la espalda de Fabián Cerda. La explosión fue inmediata y estoy seguro que no hubo ni siquiera uno que estaba escuchando, viendo o estando en el partido, que no le entregara un aplauso o un gesto de reconocimiento a Paredes.

Este domingo habrá 40 mil fanáticos blancos esperando por el récord. Habrá expectación y fiesta. Siempre y cuando Cobresal no diga otra cosa, este domingo habrá historia, podrá llegar el 216 para el “bendito del área”, para «el tanque blanco”, para Esteban Efraín Paredes Quintanilla, para  «Esteban de los goles», el muchacho que soñó ser detective, para aquel que antes de alejarse de las canchas quiere escribir una página maravillosa. Se la ganó hace rato.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias