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Pepe, Jacqueline y la oposición Opinión

Pepe, Jacqueline y la oposición

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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¿Pensará Pepe Auth que Marcela Cubillos, si vuelve a ser parlamentaria, votaría igual que él «en conciencia”, provocándole una derrota a su sector? Difícil. ¿Creerá de verdad que, si estuviera en juego el éxito o fracaso de Chile Vamos en una votación así, los parlamentarios de la UDI o RN actuarían distinto? Auth no es un hombre ingenuo, por eso llamó la atención que hiciera un despliegue comunicacional tan potente para publicar su voto de rechazo de manera anticipada. En la vereda contraria, y en paralelo, Jacqueline Van Rysselberghe –presidenta de la UDI– tuvo su semana de fama, extremando un discurso que cada vez se acerca más a las posturas de José Antonio Kast.


Qué semana la anterior. Partiendo por una acusación constitucional que terminó con un triunfo inesperado para el Gobierno y en una derrota más para la oposición, hecho político que sin duda marcará la pauta de lo que queda del año para ambos.

Lo cierto es que esta instancia ha terminado por desvirtuarse, convirtiéndose en un espectáculo vacío, con escaso análisis de fondo. ¿Por qué?, porque simplemente ambos bandos transformaron esta carta en un tribunal político para medir fuerzas. Eso es una acusación constitucional hoy. Una comisión que emite un informe inútil condicionado a cómo quedaron representadas las partes en el sorteo. Un debate en que los ciudadanos estamos ahora con la duda de que nuestras autoridades no cumplen la Constitución, por tanto, qué le queda al resto. Para terminar con una votación en que se prueba el peso de cada uno. Como en un ring de boxeo.

La Moneda se quejó de la falta de respeto a las instituciones y la injusticia de acusar a su ministra ícono –la intersección perfecta entre RN y la UDI–. Antes, la derecha se ensañó con Yasna Provoste y la propia Marcela Cubillos se dio el gusto de dejarla fuera de combate por 5 años. ¡Catorce ministros han sido acusados constitucionalmente desde el retorno a la democracia, incluidos Ricardo Lagos y Alejandro Foxley! Entonces, si nuestras instituciones y parlamentarios fueran transparentes y sinceros, tendrían que reconocer que esta herramienta no juzga el cumplimiento o no de la Carta Fundamental: es un simple juicio político.

En ese contexto, el argumento utilizado por los diputados que votaron junto al Gobierno es muy débil. Ellos sabían que esta era una prueba de fuego crítica para una oposición que no ha sido capaz de articularse, ni mostrar disciplina y menos liderazgo desde diciembre de 2017, es decir, largos 21 meses. Un conglomerado desordenado, carente de ideas y, lo que es peor, sin energía. Al frente, un Gobierno debilitado prematuramente, pero con una coalición alineada. A menos de un año para la elección de gobernadores y alcaldes, este era un ejercicio político para proyectarse hacia ese proceso. Y la oposición demostró que no tiene condiciones.

Como ya señalamos, las acusaciones constitucionales están desvirtuadas y son un juicio político con un castigo –la destitución e inhabilidad– desproporcionado, ¿pero pensará Pepe Auth que Marcela Cubillos, si vuelve a ser parlamentaria, votaría igual que él «en conciencia”, provocándole una derrota a su sector? Difícil. ¿Creerá de verdad que, si estuviera en juego el éxito o fracaso de Chile Vamos en una votación así, los parlamentarios de la UDI o RN actuarían distinto? Auth no es un hombre ingenuo, por eso llamó la atención que hiciera un despliegue comunicacional tan potente para publicar su voto de rechazo de manera anticipada y con tanta espectacularidad –una página completa en El Mercurio 72 horas antes–. ¿Pudo haber sido más cuidadoso? Por supuesto. Curioso en una persona con la experiencia política de él (diputado desde hace 10 años, dos veces por el PPD, una como independiente en pacto PRSD).

En la vereda contraria, y en paralelo, Jacqueline Van Rysselberghe –presidenta de la UDI– tuvo su semana de fama, extremando un discurso que cada vez se acerca más a las posturas de José Antonio Kast. Acusó a la Fiscalía de ser un brazo armado de la izquierda; descalificó un fallo de los tribunales que condenó al exalcalde de Providencia Cristián Labbé –por apremios ilegítimos–; defendió con ira al renunciado subsecretario Felipe Salaberry, insinuando un complot, pese a que el propio alcalde Andrés Zarhi (RN) ratificara los hechos y se conocieran las conductas muy poco tradicionales de la hermana del exfuncionario público. Por lo visto, JVR no tiene problemas en desacreditar a las instituciones del Estado a diferencia de Auth.

El contraste entre los dos bandos. Uno que ataca con todo –con resultados– y otro que solo sabe jugar de contragolpe, pero con un equipo confundido y poco aplicado que pareciera al borde del descenso. Una derecha que no duda en golpear y una oposición que ni siquiera es capaz de convencer a un grupo de díscolos de la importancia política de un proceso. Si hay algo que deja el affaire de la semana pasada, es que una alianza entre la DC y el resto se ve difícil, que ni el Frente Amplio logra ordenar a los suyos y que los personalismos y el afán de protagonismo de algunos son incontrolables. Por el momento, el Gobierno puede respirar pese a sus metidas de pata constantes y la derecha debe sentirse aliviada: con esta oposición pueden estar tranquilos.

Ahora viene la discusión y votación de las reformas “esenciales” definidas por el Gobierno. Será la última oportunidad de este año para ver si la oposición tiene alguna posibilidad de hacer un giro y ofrecerle una propuesta al país. Hasta ahora, han actuado exactamente como lo hicieron en la acusación constitucional.

Sin embargo, esta derrota estrepitosa de seguro les despertará ese pragmatismo que siempre han tenido para las elecciones. Es probable también que los “independientes” se hayan comprado el cuento de que pueden ser árbitros y ganar por ambos lados. El oficialismo seguirá cargándose más la derecha y jugando rudo, y el Presidente mantendrá su camino propio que lo tiene ahora como ambientalista, pese a la mirada desconfiada de su propio sector y el empresariado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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