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Lavín y su estratégica decisión de supervivencia política PAÍS

Lavín y su estratégica decisión de supervivencia política

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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Tomar distancia por ahora. Hasta antes de la crisis, ningún otro candidato de la derecha alcanzó a posicionarse por sobre el economista gremialista, que estaba instalado en la cúspide de las encuestas como el favorito para ser el próximo Presidente. Pero una vez desatado el estallido social, todos los eventuales abanderados empezaron a sufrir mermas en sus respaldos y fue en ese contexto que el alcalde de Las Condes tomó la decisión, por ahora, de dar un paso al costado. En el gremialismo entendieron que en este momento se hacía insostenible evitar un daño mayor a su capital político: “A Lavín le sirve para descomprimir la extrema exposición en este contexto. Sin oferta, sin propuesta, es peligroso. Con esto se sale del lugar central en un ambiente más que líquido”, explicaron cercanos a la directiva gremialista.


En la interna gremialista el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, si bien es apreciado como un activo incontrarrestable, también saben que cuando de aventuras presidenciales se ha tratado, el abanderado UDI cae en el síndrome de naufragar a metros de la meta. Por eso no sorprendieron mucho a nadie en la colectividad las palabras del jefe comunal este domingo 15, cuando reconoció –en una entrevista a CNN Chile– que “busqué ser Presidente de Chile en algún momento, pero ya no”. Un decisión de sobrevivencia política para capear la tormenta política que se generó con el estallido social del 18 de octubre.

Para la mayoría, sus palabras responden a una estrategia entendible dentro del contexto de crisis que se vive en el país y, por lo mismo, no generó un mayor impacto interno en la UDI, al punto que ni siquiera se trató el asunto en la reunión de la mesa directiva del partido al día siguiente de la entrevista.

Más allá de los cuestionamientos a su estilo –calificado como populista por sectores del oficialismo, o de falta de fondo, por otros candidatos de Chile Vamos– la fórmula lavinista de hacer campaña desde las pantallas de los matinales, apuntando a un público que no lee diarios ni se interioriza de la política contingente, permitió alzarlo en las encuestas este año, al punto de perfilarlo como la carta de la UDI para tener un candidato presidencial con verdaderas opciones de llegar a La Moneda en dos años más.  No por nada, desde el partido se optó por funcionar en torno a su figura como estrategia prioritaria.

Hasta antes de la crisis, ningún otro candidato alcanzó a posicionarse por sobre el economista gremialista, estaba instalado en la cúspide de las encuestas como el favorito para ser el próximo Presidente de Chile. Pero una vez desatado el estallido social, todos los eventuales abanderados presidenciales empezaron a sufrir mermas en sus respaldos y fue en ese contexto que Lavín tomó la decisión.

[cita tipo=»destaque»]Para el analista político Tomás Duval, al señalar Lavín que no considera ser candidato, «el efecto es que frena su campaña dejando libre a la UDI de adoptar el NO en el plebiscito para cerrar puertas a Kast y que sea alguien UDI quien lo haga. Ese escenario le permite actuar más libre y apoyar el proceso de nueva Constitución, desmarcándose de la derecha dura. Lavín sabe que, si quiere seguir su aspiración, la sola derecha no le basta. Y además le saca presión a la campaña presidencial. Eso es aire, pensando en la próxima municipal, donde puede entregar el apoyo a quien decida y no obligado. Una maniobra arriesgada en un escenario que tiende a la polarización, pero juega su carta”.[/cita]

En el gremialismo entendieron que en este momento se hacía insostenible evitar un daño mayor a su capital político: “A Lavín le sirve para descomprimir la extrema exposición en este contexto. Sin oferta, sin propuesta, es peligroso. Con esto se sale del lugar central en un ambiente más que líquido”, explicaron cercanos a la directiva UDI.

La posición más liberal y transversal que adoptó Lavín desde el año pasado –que lo alejó del ADN más duro del votante UDI, pero le amplió su llegada a otros electorados– ha sido el sello de esta nueva incursión presidencial del alcalde. No por nada durante el Consejo Directivo Ampliado de la colectividad –llevado a cabo en junio en las Termas de Cauquenes– se acordó que su ausencia en la instancia sumaba, conscientes de que el capital político del abanderado se ensucia cuando se le asocia y amarra directamente al gremialismo.

En esa línea, un dato no menor en la decisión que tomó Lavín es el proceso por una nueva Constitución. “Voy a votar por convención constituyente, es decir, 100 por ciento elegido”, sentenció el alcalde, marcando así una diferencia garrafal con su partido, en el cual 20 de sus 29 parlamentarios ya se definieron públicamente por el rechazo a cambiar la Constitución de 1980 y elaborar una nueva Carta Magna. Un choque público imposible de sostener sin que perjudique –durante los próximos meses y hasta el plebiscito de abril al menos– las opciones presidenciales de Lavín.

Por otro lado, el estilo de Lavín complica a la UDI con sus bases, especialmente aquellas que se ven siempre tentadas con el duro discurso de José Antonio Kast y su movimiento Republicano. La inclinación del alcalde por replicar las políticas sociales del alcalde comunista Daniel Jadue, como la Farmacia Popular, las viviendas sociales y  haber colgado la bandera LGTBI en la propia municipalidad, ha ampliado sus fronteras políticas, pero no fue gratis, generó irritación en un sector del electorado gremialista.

Por eso la distancia entre el abanderado y su tienda no solo es necesaria, sino además comprendida por ambas partes, es una estrategia poco común pero efectista, según recalcaron en la derecha. Ninguno se hizo problemas, por el contrario, cada uno “hace su pega” y ya vendrán los tiempos de mayores definiciones y detalles tácticos, agregaron.

Para el analista político Tomás Duval, al señalar Lavín que no considera ser candidato, «el efecto es que frena su campaña dejando libre a la UDI de adoptar el NO en el plebiscito para cerrar puertas a Kast y que sea alguien UDI quien lo haga. Ese escenario le permite actuar más libre y apoyar el proceso de nueva Constitución, desmarcándose de la derecha dura. Lavín sabe que, si quiere seguir su aspiración, la sola derecha no le basta. Y además le saca presión a la campaña presidencial. Eso es aire, pensando en la próxima municipal, donde puede entregar el apoyo a quien decida y no obligado. Una maniobra arriesgada en un escenario que tiende a la polarización, pero juega su carta”.

En la UDI nadie cree que las palabras del alcalde se vayan a hacer carne. “Si es real, es con elástico”, aseguraron internamente y que a futuro será fácil recurrir al conocido argumento “si la gente me lo pide”, sin tener que “mover montañas” para ello.

Para el vicedecano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo (UDD), Rodrigo Arellano, dada la actual situación política del país, «el que se pone a hablar de candidaturas, está firmando un certificado de defunción, el ambiente no está para que nadie esté de alguna u otra forma pensando en serlo, o al menos decirlo. La persona que se salta ese proceso intermedio, va a quedar absolutamente descolocada». Agregó que la frase de Lavín del domingo no daría por cerrada definitivamente la puerta de su carrera presidencial: “Cualquier político tiene la posibilidad de ser llamado a ser candidato presidencial, lo hemos visto en los dos últimos Presidentes en Chile, que, una vez terminado su mandato, han declarado que no hay ninguna opción y hemos tenido Bachelet 2, Piñera 2 y hay gente que incluso está promoviendo un Bachelet 3.0.”

Dicho eso, Arellano puntualizó que no ve “en la UDI a alguien que tenga la potencia presidencial que tiene Lavín, no la veo en Chile Vamos, yo creo que la UDI no va a claudicar en su esfuerzo por sostener a Lavín como candidato presidencial”.

La sombra de Kast es una amenaza permanente para la UDI. Si bien es un flanco político que no dejarán a la deriva, internamente varios personeros coinciden en que el repudio a la clase política que se palpa desde las manifestaciones es generalizado, abarcaría “a cualquier cosa que huela a sistema” y, en ese contexto, el líder del movimiento Republicano, ya dejó de ser el outsider.

La catarsis

Para la UDI no son tiempos de paz. Si bien el frente interno se encuentra más alineado que hace unos meses, el partido se ha sumergido en una lucha por lo que se considera la última línea de defensa ideológica previa al desfonde que implica para ellos la ampliación del acuerdo político del 15 de noviembre, que establece la ruta para una nueva Constitución, tema sobre el que han reiterado que ya hicieron su máximo esfuerzo.

A ello se les sumó el espolonazo de la caída de uno de sus últimos «coroneles» vigentes,  Andrés Pío Bernardino Chadwick Piñera, a quien la semana pasada el Congreso acusó constitucionalmente, por lo que tendrá prohibido ejercer cargos públicos en los próximos cinco años. El exministro del Interior –aunque ya era más piñerista que UDI– es y será una figura emblemática para la colectividad, dada su condición de fundador de esta. No por nada, esta noche en un local del sector Oriente se realizará una fiesta de «desagravio», instancia con la que el gremialismo pretende hacer una catarsis colectiva para levantar la moral interna: “No es un homenaje a un amigo, es una reunión de camaradería para entregar nuestro apoyo”, explicaron en el partido.

La cena, a la que están invitadas varias figuras del Gobierno, tiene como fin el tratar de sostener como un «referente activo» al extitular del Interior bajo el eslogan de “todos somos Chadwick”. Se espera que el «coronel» –el único que no ha presidido el partido, “solo porque nunca quiso”– llegue a la cita con un mensaje político potente, “que azuce a las bases”, porque –agregaron– es necesario que busque ponerse a disposición del partido para que su figura ayude a la contención interna en estos momentos de alta complejidad.

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