Publicidad
Aplanar la curva y evitar una catástrofe sanitaria en el sur del Chile es también un desafío ambiental y descentralizador Opinión

Aplanar la curva y evitar una catástrofe sanitaria en el sur del Chile es también un desafío ambiental y descentralizador

La tarea de aplanar la curva de contagios en el sur del país es también una tarea de control ambiental fundamental. No podemos permitir que este invierno se pase frío, se expongan niños y adultos mayores a la humedad y que tengamos una saturación del aire sin precedentes. Ese es el caldo de cultivo perfecto para una catástrofe. Por eso, les pedimos a las autoridades, sobre todo a las que definen las prioridades desde el centro del país, que miren con atención a esta urgencia de nuestro sur y se pongan manos a la obra.


La pandemia del coronavirus, tanto en Chile como en el mundo, le ha quitado uno de los últimos velos que le quedaba a un modelo social, cultural, ambiental y económico basado en la desigualdad, la desprotección y los abusos. Pero adicionalmente ha develado otro asunto muy relevante: el profundo centralismo tanto en el diseño como en la implementación de las políticas públicas.

Es por eso que queremos poner sobre la mesa algo que nos parece fundamental: en el sur del país, específicamente entre las regiones del Biobío y Aysén, si no se toman medidas urgentes durante el mes de abril, enfocadas específicamente en el confort térmico de las viviendas y la calidad del aire, estaremos arriesgando una catástrofe sanitaria de una envergadura inusitada.

El invierno en nuestra comuna de Valdivia y en la Región de Los Ríos ha sido siempre complejo. Las enfermedades respiratorias vinculadas –entre otros aspectos– a la calidad del aire y las malas condiciones térmicas de los hogares, llegan muchas veces a saturar nuestros centros de salud primarios e, incluso, a presentar cifras que nos posicionan por sobre otras regiones del país en muertes por problemas respiratorios. Esto en “inviernos normales”.

En las regiones del Biobío, Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Aysén ocupamos fundamentalmente leña durante el invierno para calefaccionarnos (INE, 2016) y es por ello que en nuestra región ya desde el año 2016 se estableció el “Plan de Descontaminación Atmosférica para la Comuna de Valdivia”, que entró en operaciones a mediados del año 2017. Su objetivo es que en un plazo de 10 años logremos que esta zona saturada dé cumplimiento a la norma primaria de calidad ambiental.

El problema al que nos vemos enfrentados por la calidad del aire tiene una realidad social mucho más profunda. Las pésimas condiciones de las viviendas a nivel de eficiencia energética, implica que sea muy difícil para los hogares mantener los niveles de temperatura y humedad que se consideran óptimos para la salud. El panorama se ve catastrófico, si asumimos que este invierno, debido a la pandemia, pasaremos más tiempo en los hogares. Más frío y humedad en muchísimos casos y, por lo mismo, más uso de leña y peor calidad del aire. Parece la “tormenta perfecta”.

Es por ello que consideramos que no basta con aplicar, tal como todos los otros años, estos Planes de Descontaminación, sino que se requieren medidas urgentes y extraordinarias que se lleven a cabo rápidamente en el mes abril, para que podamos enfrentar la curva de contagios.

Preocupados y –honestamente– angustiados por lo que vemos que se avecina, hemos presentado un compendio de propuestas, que se traducen en acciones locales, regionales y nacionales, enmarcadas en una Campaña de Contingencia para un Invierno en Tiempos de Pandemia, que tiene como enfoque asegurar el confort térmico en los hogares más vulnerables y, al mismo tiempo, controlar la calidad del aire, para que así la pandemia no llegue a ser una catástrofe mayor en nuestro territorio sureño.   

Sabemos que no es una tarea sencilla, ya que se necesita rapidez, una importante inyección de recursos y conciliar dos necesidades que parecen contradictorias a nivel ambiental para el mediano y largo plazo, pero urgentes para este 2020_ que nadie esté expuesto dentro de sus hogares al frío ni tenga condiciones de humedad que aumenten las posibilidades de enfermarse y, por otro lado, que la saturación del aire, a propósito del uso de la leña, no impacte de manera negativa en las condiciones respiratorias de los habitantes.

Dentro de las 12 medidas que hemos preparado, destacamos con urgencia la necesidad de un subsidio excepcional a la energía eléctrica para desincentivar el uso de biomasa en la calefacción domiciliaria e incentivar para este periodo el uso de calefactores eléctricos. Inyectar recursos de manera acelerada para la realización de un Plan de Aislamiento Térmico de Emergencia para las Viviendas que nos permita –aunque sea de manera temporal–mejorar la eficiencia energética de los hogares durante este invierno. Y también solicitar dentro de los paquetes de control de precios la incorporación de la leña y el pelet, para evitar la especulación en el contexto de mayor demanda, asegurando que ninguna familia vea mermadas aún más sus condiciones económicas por la necesidad de calefaccionar su hogar en periodos de pandemia.

Necesitamos a nivel regional que se priorice de manera decidida una campaña de recursos agresivafuera de las ya comprometidas– para el recambio urgente de la calefacción de los hogares (electricidad, pelet y kerosene), en coordinación con los municipios y las unidades sectoriales del gobierno central, y poner foco prioritario en el Comité Intersectorial de Educación para el Desarrollo Sustentable, desde el cual en conjunto con sectores relevantes de la sociedad civil, se pueda monitorear la Campaña de Invierno.

A nivel local también es mucho lo que se puede hacer. Los municipios han de aportar en una alianza urgente con las juntas vecinales para planes de capacitación y aplicación de medidas simples, que podemos realizar dentro del hogar para el buen uso de la energía térmica y el cuidado de salud en invierno. Además, de ser agentes claves en el incentivo para que se realice el registro en el catastro de calefactores del Ministerio del Medio Ambiente y aliados fundamentales en la identificación e intervención de los hogares con mayores riesgos.

Esto es urgente. La tarea de aplanar la curva de contagios en el sur del país es también una tarea de control ambiental fundamental. No podemos permitir que este invierno se pase frío, se expongan niños y adultos mayores a la humedad y que tengamos una saturación del aire sin precedentes. Ese es el caldo de cultivo perfecto para una catástrofe. Por eso, les pedimos a las autoridades, sobre todo a las que definen las prioridades desde el centro del país, que miren con atención a esta urgencia de nuestro sur y se pongan manos a la obra.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias