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“No podemos quemar todos los cartuchos ahora” Opinión

“No podemos quemar todos los cartuchos ahora”

Lo peor en esta tragedia nacional, ha sido la actitud del ministro de Hacienda, Ignacio Briones, quien ni se arrugó para defender a el ingreso Familiar de Emergencia: $65.000 por persona, el primer mes, $55.000 el segundo y $45000 el tercer mes. Para el 40% de la población más vulnerable. Salieron voces de todos lados: la oposición, ex ministros de Hacienda, el ex presidente del Banco Central, Roberto  Zahler y personas del ámbito social, oponiéndose a las escuálidas sumas. Sin embargo,  el impertérrito Briones, afirmó “Es un monto muy sustantivo (…) hay que ser muy responsables…no para guardarnos la plata, sino para guardar para esta historia que está en desarrollo (…)”.


“Estamos pasando hambre”. El grito desaforado de cientos de personas de la población El Bosque, se escuchó, para el que quiso escuchar, más allá de las fronteras. Una turba violenta de pobladoras y pobladores salió a la calle, en plena cuarentena, desesperados por la falta total de alimentos en sus hogares. La respuesta inmediata del gobierno central fue nada más ni nada menos que enviar Fuerzas Especiales de Carabineros, con carros lanza aguas y bombas lacrimógenas , para reprimir a los hambrientos pobladores. Después llegaron militares por el toque de queda.  40 detenidos según cifras oficiales. Fue justo el día después del discurso del Presidente, por cadena nacional, el pasado domingo 17.

Piñera en silencio y oculto. Y las autoridades de Gobierno, pidiendo, como si se tratase de una discusión de sobre mesa  “comprensión y tranquilidad”,  repitiendo una y otra vez que la canasta familiar prometida  por el Mandatario, en su discurso del domingo, para 2,5 millones de personas, llegaría este fin de semana o a principios de la próxima.

¿Es acaso la respuesta a escala humana la represión y el llamado a la comprensión y tranquilidad para seres humanos, colapsados de angustia,  por no poder satisfacer la más primaria de las necesidades fisiológicas y cuya consecuencia  puede llegar hasta la muerte?

En ghetos de pobres, donde existen familias enteras: niños, niñas, bebés, adolescentes, adultos mayores y adultos, sobreviven, en muy precarias condiciones, sin ingreso alguno y en plena cuarentena.

¿Cómo es posible que, en pleno siglo XXI, un gobierno permita que su Pueblo llegue a los límites de la inanición, pasando a llevar el Derecho Humano prioritario fundamental, cual es el Derecho a la Vida?

Este nivel de des humanidad es completamente inaceptable en cualquier rincón de la tierra. Pero está pasando en Chile. Cabe preguntarse ¿Acaso el multimillonario presidente, sus ministros, la clase política y todo el espectro de ex ministros de Hacienda, de Economía, han pasado una pizca de hambre, alguna vez en sus vidas?

Entonces, se puede entender, nunca justificar, que no les interesa el hambre en los campamentos y poblaciones. Si les importase un poquito y pudiesen ponerse un milímetro en el lugar del “otro”, obviamente que el gobierno no hubiese mandado a reprimir ni menos detener y tampoco las autoridades desvergonzadamente, hubiesen hecho un llamado a la “comprensión y tranquilidad”, a seres humanos con hambre.

Este es el punto de quiebre. Los ricos, comenzando por el Jefe de Estado, seguido por su gabinete, políticos, de su gobierno y  de oposición, haciendo cuarentena en exclusivos barrios del sector oriente, en viviendas privilegiadas, muchas mansiones, de por lo menos 3.500 metros cuadrados construidos, sin ningún tipo de carencia. Sobrándoles el alimento y calorcito para confinarse, cobijados placenteramente en sus hogares. Mientras, millones de chilenas(os) haciendo cuarentena, hacinados en infra humanas viviendas, que a veces  no alcanzan los 30 metros cuadrados – no se pueden llamar viviendas- con carencias de todo tipo, sin dinero ni para comprar pan.

Tal como decía el padre Hurtado en los años 40: “Es horrible ver el contraste entre unos pocos que nadan en la abundancia y muchos que se ahogan en la miseria. Esto produce odio, resentimiento, lucha de clases”.

Sin pensar un segundo: represión y querellas

¿Cómo puede ser que el Gobierno y su gabinete, mayoritariamente católicos, no haya previsto este resentimiento y odio, del que hablaba el Padre Hurtado, por la gigantesca desigualdad, teniendo todas las señales para hacerlo desde el inicio del proceso revolucionario que se manifestó el 18 octubre 2019? Sin dar respuesta real a ninguna de las demandas.

La pregunta que se impone es: ¿Cómo el gobierno, sin pensarlo un segundo, no acude de inmediato, con la extrema urgencia que amerita la situación, con altos montos de dinero –que sí hay- para que en los guetos de pobres puedan pasar una cuarentena medianamente digna, sin la ansiedad de tener que salir a trabajar, por el abandono total del Estado que soberanamente les pertenece… y así eliminar el flagelo del hambre?

Con una inédita des empatía e inhumanidad, el Ministro Blumel, anunció “…querellas contra “todos (as) los que resulten responsables de la violencia…”. Leyó bien: querellas. Lo que claramente omitió fue que esta violencia fue generada  por hambruna en El Bosque. Una mini rebelión del hambre. El Intendente Guevara adujo  “No es el espíritu que necesitamos”. Y la vocera Karla Rubilar remató  “Con violencia no vamos a conseguir nada”. Y el mismo Mañalich se atrevió a repetir, “(…)deben guardar cuarentena obligatoriamente”. Esto significa no entender nada de nada. Que el crimen, que es el hambre, no les toca ni la más mínima fibra de sus corazones. Indolencia  absoluta. Y siempre la respuesta es punitiva.

Al contrario, no se dan cuenta, ni se les pasa por la cabeza, que una persona con hambre fisiológica, sin llegarle oxígeno al cerebro, por la falta de ingestión de alimento diario y que no puede darles de comer a sus hijas e hijos  es capaz de matar. O, a lo menos delinquir. Porque con hambre no se piensa. La necesidad de ingerir alimentos se hace biológicamente compulsiva e imperiosa, por lo tanto, se pierde la racionalidad. Pero el gobierno continúa sin razonar sobre el aumento vertiginoso de la delincuencia. Es un hecho, que hay mucha gente robando por hambre. El único objetivo es castigar estas conductas sociales. Para la represión el gobierno es experto en dar respuestas inmediatas.

Sólo el ministro de Economía, Lucas Palacios, puso un mínimo de cordura a este kafkiano escenario, enfatizando “…Es fácil decir no a la violencia, pero hay que ponerse en los zapatos del otro, del que está pasando hambre…es el momento de empatizar”.

Todas las decisiones han sido correctas

“Hemos hecho todo en forma correcta y oportuna” ha destacado sistemáticamente el Ministro Jaime Mañalich, sin reconocer ni hacer un mínimo “mea culpa”, por las peligrosamente tardías medidas sanitarias y económicas. Ni siquiera han reconocido  el error del llamado por Piñera  “nueva normalidad”, que cambió en cinco días a “retorno seguro”. Eso es ser temerario, lo cual es altamente riesgoso, para cualquier vida humana. El permanente “triunfalismo” en que cayó el Presidente, lo llevó al precipicio y consigo llevó a millones de compatriotas.

Tan riesgoso, que comenzaron a abrir algunos mall, no ´solo en la Región Metropolitana, sino también en regiones .Abrieron tiendas en patronato (Recoleta) y en otras comunas de Santiago.

Al otro día tuvieron que cerrar. La aglomeración  de personas fue tal, que el riesgo de infectarse creció en forma exponencial.

Esta irresponsabilidad del “retorno seguro” llegó al punto de que la Subsecretaria de Salud, Paula Daza, hizo un llamado, a través de la televisión, a “(…) tomarnos un “cafecito”, con cuatro personas, guardando la distancia y con mascarillas(…)”. Esta locura provocó tanta polémica, que, para rematar, el ministro de Salud, salió a defenderla señalando “ (…) es que a ella le gusta mucho el café, pero puede ser salir a tomarse una cerveza con una empanada”. Para no creerlo. Insólito. Surrealista. Dos ministros de Estado, literalmente jugando, o haciendo bromas, con la vida de los y las chilenas.

Pero, Mañalich y el mismo Presidente, continúan sosteniendo que todo se ha hecho en forma correcta y oportuna. Tan así, que a menos de dos semanas del bullado “retorno seguro”, aumentaron las cuarentenas, que eran dinámicas, en muchas comunas, y muy pronto, el sábado 16 recién pasado ,decretaron cuarentena total en 38 comunas de la Región Metropolitana. Entonces cambiaron el guión, “No estábamos preparados para esto”.

No podemos quemar todos los cartuchos ahora

Lo más espeluznante de esta tragedia nacional, ha sido la actitud del ministro de Hacienda, Ignacio Briones, quien ni se arrugó para defender a ultranza el ingreso Familiar de Emergencia:  $65.000 por persona, el primer mes, $55.000 el segundo y $45000 el tercer mes. Para el 40% de la población más vulnerable. Destacan que llegará a 4,5 millones de chilenos.

Salieron voces de todos lados: la oposición, ex ministros de Hacienda, el ex presidente del Banco Central, Roberto  Zahler y personas del ámbito social, oponiéndose a las escuálidas sumas del IFE. Es que quién puede honestamente constatar que una persona puede vivir dignamente con 65000 pesos al mes? Y decreciendo el ingreso hasta 45.000 pesos el tercer mes. Después nada.

Sin embargo,  el impertérrito Briones, afirmó “Es un monto muy sustantivo (…) hay que ser muy responsables…no para guardarnos la plata, sino para guardar para esta historia que está en desarrollo (…)” Nada convencía a los parlamentarios de oposición. Quizás tienen la constancia de que dinero hay. Y mucho.

Los ahorros del Estado chileno, principalmente invertidos en el extranjero, son más de 12 mil millones de dólares. Sí, leyó bien. Y se atreven a burlarse, diciendo que los recursos son tan limitados.

Pero el dogmatismo neoliberal del ministro de Hacienda, liderado por su jefe de La Moneda, no los deja pensar, sino en proteger la billetera fiscal y  no en las necesidades inmediatas, como el hambre, de los más pobres, a quienes realmente por soberanía les pertenece el Estado. Y como si se tratara de gastar en  algo material, no en una necesidad básica, Briones se ganó una  condecoración por su obcecación, negando los altísimos montos de dinero que tiene el Estado de todos los chilenos(as), sin ver ni escuchar la cruenta realidad de seres  humanos, sufriendo el flagelo del hambre, al decir .”No podemos quemar todos los cartuchos ahora”. Sin racionalizar siquiera que el hambre es “Ahora”.

Completamente insólito, fue escuchar a la oposición preguntarse ¿(…)qué le pasó a Briones, se volvió ortodoxo?

¿Cómo  creyeron, por un segundo,  que el Ministro no era ortodoxo, si fue elegido por el mismo Piñera? (Bastó verlo  “chochito” con el escuálido aumento de la Pensión Básica Solidaria, que fue una verdadera cachetada para los adultos mayores).

Como habían pasado ya dos semanas, sin llegar a ningún acuerdo en el Congreso, el Presidente optó por el veto presidencial: o votaban a favor del monto del  IFE o votaban a favor. De lo contrario, las familias recibirían cero pesos. Por la razón o la fuerza.  Sí. Así de descarnada y violenta realidad. Y se cumplió el veredicto de Briones a los parlamentarias (os) , quien con esa sonrisa imperturbable, les dijo “El monto que tenemos en la mesa es lo que es”. Punto final.

¿Acaso cree el Presidente, que con el anuncio, en su discurso del domingo, del programa “alimentos para Chile”, que significa repartir canastas familiares a 2,5 millones de chilenas(os) más el raquítico Ingreso Familiar de Emergencia va a eliminar de un plumazo el dolor de un Pueblo que sufre, segundo a segundo la inanición y la falta de dignidad en sus vidas?

Y más encima ¿Va a lograr que en los campamentos y poblaciones marginales, la gente se quede muy feliz y confortables,  cumpliendo la cuarentena obligatoria, porque recibirán aportes que les van a conformar una vida digna?

“Prefiero comprar medio kilo de pan en vez de mascarillas”, constató el alcalde de Pudahuel, Johnny Carrasco.  “(…) para que no se nos siga muriendo nuestra gente”.

“Se está muriendo mi gente(,,,)”!! gritó  desesperada la presidenta de la Junta de Vecinos de la población Santa Teresa. También se han rebelado en La Pintana y se están alzando muchas otras poblaciones.

El panorama es desgarrador. La muerte por el coronavirus, está siendo, en algún grado, reemplazada por la muerte de inanición en los ghetos de pobres. El contraste con la clase pudiente, 9% privilegiado, se hace más evidente que nunca. Las injusticias que quedaron al desnudo con la revolución del 18O, se agudizaron, llegando  al extremo de la infra humanidad.

¿Qué está esperando el gobierno para ir en auxilio, ahora ya, de un pueblo hambriento y con frío?

Minuto a minuto que transcurre, es una bomba de tiempo, que está explotando a través de la violencia, que cada vez será más desatada.

¿Qué quieren?, Que el pueblo salga a manifestarse, en filita, cantando el “Ave María” de Schubert y el “Aleluya” de Haendel, para que el Mandatario  comprenda que, si bien esta pandemia del coronavirus tapó la revolución del 18O, no existe nada que tape la Revolución del hambre, porque “El hambre no puede esperar”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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