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Un gran reinicio con China Opinión

Un gran reinicio con China

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Mario Ignacio Artaza
Por : Mario Ignacio Artaza Cónsul General de Chile en Nueva York
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Adoptar y expresar posiciones con altura de miras no debiese ser hoy un motivo de temor o de inseguridad cuando se trata de aproximarse de manera comprensiva con la República Popular China, ni con cualquier otro socio, esté ubicado este en el mismo vecindario o a miles de kilómetros de distancia. En Oriente, el valor de la palabra aún vale. Y ello se sustenta sobre la base del conocimiento y de la confianza mutua, en donde el bien común de una mayoría está por sobre lo individual, que bien puede ser momentáneo. Motivo suficiente para pensar en un ejercicio que tenga como norte un “Gran Reinicio”, en donde las claras líneas rojas de hoy que están separando, lleguen a ser tal vez, porque ello le hace bien al planeta y a su diversidad, superadas con mucho más hábil diplomacia, con el compromiso y esfuerzo real de todos en la ecuación.


Una serie de acontecimientos ocurridos en las últimas semanas y en diversas latitudes, nos permite asegurar que se están generando e incluso profundizando, hechos que no deben pasar desapercibidos en cuanto a cómo distintos países y agrupaciones regionales, están viendo sus relaciones comprensivas evolucionar con la República Popular China, con ambas partes en ocasiones, privilegiando acentuar la distancia, en lugar de procurar una aproximación política y estratégica de última generación, que vaya mucho más allá del comercio o la inversión.

Lo anterior hace pensar si acaso, en lugar de proyectar un “Gran Reinicio” económico post COVID-19 a nivel global, tal como lo viene enunciando el Foro Económico Mundial como su telón de fondo para su próxima reunión de líderes del ámbito político, comercial y financiero, a realizarse en enero 2021 en Davos, no debiéramos además estar ya aplicándonos a pensar fuera de la caja, e ir moldeando lo que podría traducirse en un listado de mínimos comunes denominadores con y para un relacionamiento del presente siglo con la República Popular China.

Me refiero a llegar a contar, tanto a nivel bilateral como multilateral, con un set de elementos y de temas que procuren tomar en cuenta de manera realista, valores, principios, necesidades, prioridades, historial pasado y presente, la concreción de objetivos comunes sobre la base de la transparencia, accountability, el beneficio mutuo y la cooperación que, como un todo, lleguen a potenciar un consenso sólido, aplicable por y a todos, sobre la base de una convivencia que procura el bien común a largo aliento, a riesgo de continuar transitando en una espiral que solo está generando mayor desconfianza, menos tolerancia, mayor riesgo de conflicto, en una etapa de la historia de la humanidad que vemos en cada esquina clamar por más aproximación en vez de mayor distancia. Las herramientas para ello están a la mano, al igual que los liderazgos, para una decidida acción sobre la base de una proactiva diplomacia multidimensional.

¿Cuáles son los hechos que afirman el valor de la propuesta?

Pues bien, hemos visto, entre lo destacado del último tiempo, el sangriento y aún no aclarado del todo enfrentamiento con palos, piedras y alambre de púa entre oficiales y soldados indios y chinos, en el valle de Galwan, a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar, el cual significó la pérdida de un número no menor de efectivos militares para ambas fuerzas.

Estas fuerzas representan a países que tienen un alto poder de fuego en sus respectivos arsenales, siendo además ambos potencias nucleares; la decisión de la Corte Suprema de la provincia de British Columbia, en Canadá, de permitir que prosiga la solicitud de extradición de la alta ejecutiva de la firma de comunicaciones Huawei, Meng Wanzhou, por parte de los Estados Unidos.

La determinación en Singapur, de privilegiar a Nokia y a Ericsson en lugar de Huawei para su red de telecomunicaciones 5G (el Reino Unido ha también estado discutiendo seriamente el papel que le cabe a Huawei, en su estrategia nacional para comunicaciones 5G), junto con la realización de ejercicios navales entre la fragata sigilosa para múltiples roles de esa ciudad-estado, RSS Steadfast, con el buque de la clase “Independence” estadounidense, USS Gabrielle Giffords, todo ello en instancias que bombarderos B-1 sobrevolaron el Mar del Sur de China y, por primera vez en varios años, tres portaaviones de los siete que tiene la US Navy y sus respectivos buques que conforman grupos de ataque, continúan patrullando aguas en el Pacífico oriental.

La decisión de Australia de invertir más de mil millones de dólares estadounidenses, para reforzar sus mecanismos de seguridad en el ciberespacio. Ello, aparte de suscribir dos acuerdos con India en materia de cooperación militar, en “un Indo Pacífico libre, abierto, inclusivo, próspero y sustentado sobre la base de reglas”; la declaración por parte de los líderes de los diez países que conforman la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), en donde ratifican que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (1982), constituye la base para determinar soberanía, jurisdicción e intereses legítimos sobre zonas marítimas, reafirmando así una posición común ante las diferencias que mantienen algunos de sus integrantes con Beijing en cuanto a actividades de exploración/extractivas, la construcción de islotes artificiales previstos de sitios de atraque y pistas de aterrizaje, como también el accionar de buques artillados para remover, empleando la fuerza, a embarcaciones realizando faenas de pesca, para qué mencionar la delimitación unilateral de zonas en donde no se permite el ingreso de aeronaves o navíos, a riesgo de recibir radio mensajes que enuncian amenazas en caso de no acatar la orden de no entrar a dichos espacios.

La decisión de la Corte de Apelaciones de Kenia de considerar “ilegal” la adjudicación, por parte de China Road and Bridge Corporation (CRBC), de la construcción de una línea férrea que uniría el puerto de Mombasa y la ciudad-capital de Nairobi, a un costo de US$3.2 mil millones, al no haberse realizado una licitación pública para tales obras de infraestructura, a ser financiado en un 90%, con créditos del China Exim Bank, el cual habría puesto como condición, “la participación prioritaria de contratistas chinos en el proyecto”.

La declaración por parte de la Unión Europea de “deplorar la adopción de la ley de seguridad de Hong Kong”, ratificada esta por el Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular, señalando a continuación que “socavará la autonomía y el Estado de derecho en dicha Región Administrativa Especial de la República Popular China”. Agregando la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen que «hemos dicho consistentemente que China se arriesgaba a consecuencias muy negativas si seguía adelante con esta crisis, incluyendo para la confianza de los negocios, la reputación de China, su percepción pública en Hong Kong y a nivel internacional».

Si nos quedamos centrados en Europa, cómo no incluir los comentarios vertidos por el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, quien hace pocas semanas alertó que “China está multiplicando las amenazas a sociedades abiertas y a las libertades personales”. Los acuerdos a nivel transversal políticamente, con apoyo de Republicanos y Demócratas en el Congreso de los Estados Unidos, en orden a aplicar sanciones a personalidades de la República Popular China, tanto por lo acontecido en Hong Kong como también por lo obrado en la Región Autónoma de Xingjiang, con la minoría uigur.

Por último, la prohibición de operar por parte de Nueva Delhi, a 59 aplicaciones chinas tales como Tik-Tok y WeChat, junto a los decimoquintos ejercicios navales en los últimos tres años, entre unidades de superficie de India y Japón, en el Océano Índico, en momentos que aviones de la Fuerza de Autodefensa japonesa, monitoreaban el paso de un submarino chino, por aguas próximas a una zona disputada ambos países.

Ojo, este listado se ha elaborado sobre la base de lo que uno puede llegar a recopilar de fuentes abiertas en días/semanas recientes, pues, si acaso se quisiera un listado más exhaustivo, podríamos llegar a llenar varias páginas de hechos, de reacciones y de escenarios que tienen el potencial de evolucionar de manera inesperada en caso de no alcanzarse un denominador común que sea respetado y acatado por todos sus protagonistas, incluyendo por parte de aquellos que estiman que mirar a la distancia y caminar la cuerda floja del balance, constituye un ejercicio del todo libre de caídas fuertes. A ellos los anglosajones bien los definen como “free riders” (“oportunistas”).

Adoptar y expresar posiciones con altura de miras no debiese ser hoy un motivo de temor o de inseguridad cuando se trata de aproximarse de manera comprensiva con la República Popular China, ni con cualquier otro socio, esté ubicado este en el mismo vecindario o a miles de kilómetros de distancia. En Oriente, el valor de la palabra aún vale. Y ello se sustenta sobre la base del conocimiento y de la confianza mutua, en donde el bien común de una mayoría está por sobre lo individual, que bien puede ser momentáneo. Motivo suficiente para pensar en un ejercicio que tenga como norte un “Gran Reinicio”, en donde las claras líneas rojas de hoy que están separando, lleguen a ser tal vez, porque ello le hace bien al planeta y a su diversidad, superadas con mucho más hábil diplomacia, con el compromiso y esfuerzo real de todos en la ecuación.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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