“Empecemos a hacer cosas”, señala el economista y reconocido profesor universitario, “los chilenos están exasperados porque no pasa nada, no se hacen las transformaciones que se requieren”. Expresa que los supuestos del sistema previsional establecido a comienzos de los 80 fracasaron, por distintos motivos, entre ellos, las lagunas previsionales y la existencia de muchos trabajadores independientes, que no cotizan o no lo hacen regularmente. Añade que hoy el gran problema que tenemos en Chile es que la tasa de reemplazo es muy baja, anda como en el 40%, mientras en los países más desarrollados dicha tasa alcanza entre el 60% y el 70%, por lo que es urgente incorporar elementos de seguro, de reparto, de solidaridad intergeneracional. Complementa Larraín diciendo que hace falta un 5% adicional de cotizaciones, con cargo al empleador, para que vaya a un sistema de reparto, de solidaridad, administrado por un ente estatal, como se gestiona en todos los países del mundo, para lo cual ya existe un acuerdo político antiguo pero que aún no se materializa. Con esto, podrían incrementarse las pensiones más bajas, de inmediato. Por último, menciona que al sistema AFP es urgente introducirle mayor competencia e incorporarle mayor transparencia sistémica hacia los trabajadores, esto es, que las AFP tengan que rendirles cuentas de lo actuado, de lo invertido y de los resultados obtenidos; que los cotizantes puedan influir en qué y/o dónde se va a invertir, con qué criterios o prioridades (por ejemplo, que no se invierta en países donde se vulneran los derechos de los trabajadores).