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Gobierno anuncia receta económica sin escuchar a la gente Opinión

Gobierno anuncia receta económica sin escuchar a la gente

Santiago Escobar
Por : Santiago Escobar Abogado, especialista en temas de defensa y seguridad
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Dado el escenario político actual y la imprecisión de lo comunicado por el Presidente en su nuevo paquete tipo clase media, todo hace suponer que se trata de una idea destinada solo a desactivar el apoyo de parlamentarios oficialistas a la iniciativa de girar dineros de los Fondos Previsionales para hacer frente a la crisis. Y poner un sentido de orden y alineamiento, aunque sea para aliviar la tensión interna del oficialismo. Eso es muy poco para el momento actual, y con sus imprecisiones y baja empatía con las necesidades de la gente, el Gobierno dio otro paso en horadar la confianza en su gestión y la paz social en el país. A juzgar por lo que la noche de este martes se escuchó en la ciudad, el Mandatario en realidad “no ha escuchado a la gente” como aseguró al mediodía.


Una estela de incertidumbre dejó la propuesta gubernamental del nuevo paquete tipo clase media anunciado por el Presidente Sebastián Piñera este martes 14 de julio. Nadie sabe hasta ahora cómo se postula o cómo se pagará a los beneficiarios lo prometido; cómo se harían los cálculos de pérdidas notorias de ingresos para poder postular al bono y a los préstamos. Tampoco se sabe –solo se intuye– a cuánta gente favorece, y la única base de datos usable y aproximada es la de las AFP. Cómo operará el subsidio de arriendo, cuántas leyes requiere lo proyectado y si ya se envió el o los mensajes respectivos al Congreso, y si se utilizará como Cámara de Origen al Senado o a la Cámara de Diputados. Y lo más importante, si han conversado con alguien para estructurar una mayoría favorable en el Congreso que le dé salida rápida a la idea.

Es evidente que muy pocas de estas cosas resultan claras. Y una vez más, las dudas surgen por el estilo siempre ambiguo de vocería practicado por Sebastián Piñera, llena de adjetivos y de datos que luego deben ser corregidos, y que sus ministros o voceros encargados explican como errores de comprensión de la audiencia. En más de una oportunidad, esa ha sido la experiencia en los últimos meses, particularmente en el plano económico.

En este caso, y pese a partir diciendo que ha escuchado a la gente y que su Gobierno ha generado una verdadera “red de protección social” para dos de cada 3 familias del país, anunció un bono de clase media no reembolsable de $500 mil con cargo al fondo COVID, es decir, dineros que hace rato comprometió para muchas otras cosas. Según señaló, este favorecerá a “todos los trabajadores de clase media que tenían ingresos formales de entre $500 mil y $1,5 millones mensuales, y que hayan sufrido caídas significativas de ingresos”. Los favorecidos deberían haber experimentado una caída de 30% o más de sus ingresos.

De lo dicho ya saltan las imprecisiones. ¿Cuál será la base de cálculo y quién la hará? Se entiende que deben ser trabajadores formales y, por lo tanto, los a honorarios y cuentapropistas, número significativo en la clase media, no tendrían cómo explicar su caída de ingresos y de facto quedarán fuera. Además, el beneficio se pagará 10 días después de aprobada la ley. O sea, el Gobierno está haciendo una promesa con cargo, una vez más, a otro poder del Estado, es decir, sin tener mayoría y sin consideración al tiempo, tomando en cuenta que se encuentra a medio camino una idea totalmente diferente de financiamiento con cargo a fondos previsionales en manos de las AFP.

El Gobierno promete además un Préstamo Estatal Solidario para la clase media, adicional al bono anterior, para compensar hasta un 70% de la eventual caída de los ingresos hasta por $1 millón 950 mil, girado en 3 cuotas mensuales, con un máximo de $650 mil por cuota. Este será reembolsado en cuatro años y el saldo insoluto luego de este período será borrado.

Además de las dudas sobre cómo se tramita y obtiene, qué papeles hay que presentar, etc., a fin de cuentas, este crédito resulta menor que el préstamo prometido hace poco, de $2 millones 600 mil con un 25% de subsidio. Es decir, a lo prometido la semana pasada ya le rebajaron $150 mil.

Todo es poroso y pocas cosas calzan. Sobre todo la velocidad que se requiere en materia de decisiones y la certeza de lo que la gente puede recibir en dinero. Ya se sabe que los fondos AFP dan malas pensiones, pero no tienen por qué no servir ahora que se necesitan.

Dado el escenario político actual y la imprecisión de lo comunicado por el Presidente, todo hace suponer que se trata de una idea destinada solo a desactivar el apoyo de parlamentarios oficialistas a la iniciativa de girar dineros de los Fondos Previsionales para hacer frente a la crisis. Y poner un sentido de orden y alineamiento, aunque sea para aliviar la tensión interna del oficialismo.

Eso es muy poco para el momento actual, y con sus imprecisiones y baja empatía con las necesidades de la gente, el Gobierno dio otro paso en horadar la confianza en su gestión y la paz social en el país. A juzgar por lo que la noche de este martes se escuchó en la ciudad, el Mandatario en realidad “no ha escuchado a la gente” como aseguró al mediodía.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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