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Patricia Muñoz pide a las autoridades: “¡Hagan la pega, los niños no pueden esperar!» PAÍS

Patricia Muñoz pide a las autoridades: “¡Hagan la pega, los niños no pueden esperar!»

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Este miércoles 15 de agosto, en la serie Hora de Conversar, organizada por Hogar de Cristo, la Defensora de la Niñez clamó por los niños, niñas y adolescentes más vulnerables: los que están bajo la protección del Sename, los mapuche, los 80 mil que a causa de la pandemia dejarán sus estudios y los que, como Ámbar Cornejo, levantaron alertas que nadie tomó en cuenta.


“Urgencia”. Esa fue la palabra clave que usaron repetidas veces la Defensora de la Niñez, la abogada Patricia Muñoz, y la directora de Fundación Súmate, trabajadora social y experta en exclusión educativa, Liliana Cortés, en “Hora de Conversar”, el sexto encuentro organizado por Hogar de Cristo en torno a los efectos de la pandemia sobre la desigualdad y la pobreza.

Esta vez la conversación se centró en la infancia vulnerable y vulnerada, en los niños que viven bajo la protección del Estado, en residencias del Sename; en los que habitan en zonas de conflicto, como en la llamada “zona roja” en La Araucanía y Arauco; en los más de 80 mil que el Ministerio de Educación estima abandonarán el sistema escolar, incrementando la altísima cifra ya existente de niños, niñas y jóvenes excluidos de la educación –serán más de 260 mil este año, sumando los que ya han abandonado y los que abandonarán la escuela– e, incluso, en los que, como Ámbar Cornejo, pese al evidente riesgo en que viven, no son vistos y oídos por los responsables de protegerlos.

Liliana Cortés, quien participó de la mesa para Evitar el Abandono Escolar, manifestó su esperanza de que 15 medidas que propuso esta instancia impidan que los estudiantes más pobres y vulnerables queden en el camino a causa de la pandemia, tal como sucede con los terremotos y tsunamis. Dijo que eran “acciones integradas y muy concretas”y agregó que, si “hay apoyo y seguimiento de su ejecución, vamos a tener un panorama más esperanzador. Las escuelas de adultos que hoy están llenas de jóvenes que buscan retomar sus estudios, son, por ejemplo, las que menos apoyo tienen y eso hay que cambiarlo”.

[cita tipo=»destaque»]Muñoz agregó que «la precariedad de los niños vulnerados y en protección del Estado se extiende mucho más allá de la pandemia. Uno de cada 7 niños que está en el Sename no tiene procesos de educación como debería tenerlos. La mayoría se somete a exámenes libres preparados por estudiantes de pedagogía voluntarios… La verdad es que el Estado no ha sido capaz de hacerse cargo de los derechos vulnerados de estos niños. Todos le atribuyen el peso de la responsabilidad al Sename y miran el techo, cuando acá tienen responsabilidad el Ministerio de Educación, el de Salud, el de Justicia, el de Deporte. Ojalá esta crisis por pandemia sea una oportunidad que permita cambiar las condiciones de vida de estos niños”.[/cita]

La Defensora de la Niñez, menos optimista, intervino, diciendo: “Me parece súper importante y valioso todo lo que trabajaron en esa mesa, pero me preocupa su ejecución. Los titulares son buenos, pero me inquieta la bajada, el desarrollo concreto, la ejecución eficiente de las medidas. Hablemos, por ejemplo, del Sistema de Alerta Temprana para detectar potenciales abandonos que se anunció a mediados del año 2018 y, al cabo de un año y medio, no tenemos idea cómo funciona, cómo se activa el intersector cuando se produce una alarma, cómo se mueven la Subsecretaría de la Niñez, el Ministerio de Educación y todos los involucrados, para impedir el abandono del alumno. Me temo que nos quedamos con los titulares. Es más, en el caso de Ámbar Cornejo se había presentado una alerta educacional… ¿Qué pasó con ella?”.

Liliana Cortés concordó en la urgencia del hacer pronto y del seguimiento de todo lo acordado por la mesa y resumió en tres grandes medidas lo que podría impedir que más y más niños y jóvenes se vean obligados a dejar el sistema. “Se requiere conectividad real si queremos mantener clases y contacto a distancia con los estudiantes, no conectividad digital desigual e inequitativa, como nos hemos dado cuenta que es la que tenemos. En segundo lugar, se necesitan más recursos para las comunidades educativas y entregados en función de la matrícula, no de la asistencia. Hoy las subvenciones se pagan por niño sentado en el aula; eso en estas circunstancias debe ser corregido. Esto es especialmente claro en nuestras escuelas de reingreso, donde los alumnos tienen altas tasas de inasistencia siempre, porque muchos son jóvenes padres y madres de familia, o estudiantes que trabajan, o que tienen tremendos problemas cotidianos de subsistencia que les impiden ir a clases regularmente. Y, tercero, las escuelas de reingreso, hoy necesitamos un financiamiento extraordinario para atender a todos los niños, porque no queremos que nadie deje de estudiar a causa de la pandemia. En marzo de 2021 tenemos que estar abiertas y en cada ciudad de Chile debería haber al menos un espacio de reencuentro educativo o aula de reingreso. No servirá de nada darnos cuenta en junio, cuando descubramos los muchos niños, niñas y adolescentes que no volvieron a clases”.

2020: ¿año perdido?

“Hagan la pega”, fue la expresión clara y coloquial que usó Patricia Muñoz al responder una de las preguntas del público que siguió online y atentamente el encuentro. “Debemos enfocarnos en los más vulnerables ¡ahora ya!, de manera paralela a las reformas legislativas. El desafío es urgente e inmediato. Enfocarnos en el quintil más bajo, generar un plan de acción con las familias más pobres para evitar que ese potencial abandono de sus hijos de la educación se concrete, porque lo que no queremos es que esas cifras tan elevadas de exclusión se concreten, como tampoco queremos que se cumplan las de pobreza que ha estimado Unicef para la infancia. Necesitamos simplemente que las instituciones responsables funcionen, hagan lo que tienen que hacer, lo que por ley les corresponde. Que Salud, Justicia, Educación, Interior, todos, hagan su trabajo bien y coordinadamente desde la Subsecretaría de la Niñez. Llevamos 5 años esperando la Ley de Protección de Derechos de la Infancia y no pasa nada. Por eso a mí me preocupa la bajada completa, la ejecución de las declaraciones, más allá del simple titular”, dijo, imperativa, la exfiscal experta en abusos sexuales contra menores de edad.

“¿Qué ha pasado con los niños, niñas y adolescentes mapuche en pandemia?”, fue otras de las preguntas hechas por los asistentes online a ambas participantes de «Hora de Conversar». Así respondió la Defensora de la Niñez: “Las vulneraciones que padecen los niños, niñas y adolescentes mapuche son muy anteriores a la pandemia. No por casualidad la primera sede regional de la Defensoría Nacional de la Niñez está en la Región de La Araucanía, que es la más pobre de Chile. Desde al menos el año 2001 la intervención del Estado en la zona está marcada por la persecución penal y la militarización del territorio. La situación de los niños mapuche es más crítica por eso, porque a la violencia delincuencial que conocen todos, se suma la estatal, la represión policial, que impacta en sus trayectorias vitales, dificultándoles que mantengan sus vínculos educativos porque, además, sus escuelas suelen estar alejadas de sus comunidades y deben caminar kilómetros para llegar a ellas. Todo eso impacta mucho más profundamente que los efectos del COVID”.

Liliana Cortés coincidió en las alusiones que hizo Patricia Muñoz sobre el debido respeto que debe entregar el Estado a la cosmogonía y la cultura del pueblo mapuche, desarrollando la interculturalidad en todos los niveles. Y fue más allá. Dijo: “Es fundamental incorporar la cosmovisión mapuche en los espacios educativos, que esas particularidades culturales sean atendidas. Eso pasa por dejar atrás una mirada homogeneizadora de hacer escuela. Hay tantas maneras de educar como necesidades de bienestar y plenitud de cada ser humano. Y tenemos que entender y poner esta flexibilidad cultural no solo al servicio de los mapuches y demás pueblos originarios, sino también al de nuestras poblaciones vulnerables que habitan campamentos y poblaciones, cuya cultura no entendemos ni reconocemos. Hacer escuelas adecuadas para esos territorios vulnerables llenos de particularidades es parte del imperativo educativo de un país donde cada uno de sus hijos importa y aporta”.

Otra pregunta para ambas participantes fue: “¿Qué ha pasado con los niños del Sename durante la emergencia sanitaria?”.

Patricia Muñoz de nuevo puso los puntos sobre las íes, diciendo: “No es por retar a la gente, pero primero que todo, estos niños no ‘son’ del Sename. Son niños que viven en nuestro país y están circunstancialmente vinculados con este servicio. No es trivial marcar este punto, porque así es como se les estigmatiza. Respecto de su situación en pandemia, puedo afirmar que ha sido particularmente crítica. Recién dos semanas después de haber asumido el ministro Enrique Paris, fuimos recibidos para lograr positiva respuesta a demandas que hasta entonces no habían sido escuchadas por la autoridad. Pedíamos que se hicieran test PCR, que los resultados fueran entregados a tiempo y no 20 días después de haber sido tomados, que se recibiera a estos niños en las residencias sanitarias para salvaguardarlos de contagio. Valoro que el ministro Paris haya atendido estas demandas y hoy haya solo 20 niños con test positivos en el Sename, así como agradezco la donación de insumos de protección sanitaria hecha por Unicef y la CPC».

Muñoz agregó que «la precariedad de los niños vulnerados y en protección del Estado se extiende mucho más allá de la pandemia. Uno de cada 7 niños que está en el Sename no tiene procesos de educación como debería tenerlos. La mayoría se somete a exámenes libres preparados por estudiantes de pedagogía voluntarios… La verdad es que el Estado no ha sido capaz de hacerse cargo de los derechos vulnerados de estos niños. Todos le atribuyen el peso de la responsabilidad al Sename y miran el techo, cuando acá tienen responsabilidad el Ministerio de Educación, el de Salud, el de Justicia, el de Deporte. Ojalá esta crisis por pandemia sea una oportunidad que permita cambiar las condiciones de vida de estos niños”.

Otra interrogante de la que se hizo cargo Liliana Cortés fue si educativamente 2020 será un año perdido. Esto fue lo que respondió: “Categóricamente no, 2020 es un año distinto al que todas las comunidades educativas, de la modalidad que sean, tenemos que hacer una evaluación. Es un momento para mirar y para no perder el contacto con los alumnos. Nosotros como escuelas de reingreso, somos especialistas en mantener el contacto, porque también sabemos que, en la medida que los chicos se vuelvan invisibles para nosotros, eso tendrá consecuencias nefastas en sus vidas. Tenemos que darle continuidad al año escolar, valorar todo lo hecho, en condiciones muy difíciles, evaluarlo, considerarlo. Por eso es que la conectividad es algo tan importante, donde lo presencial puede terminar siendo complementario. Creo que flexibilizar y detectar qué es lo nuevo que hemos aprendido y cómo lo aplicamos es lo que viene a partir de un año 2020 de mucho aprendizaje”.

Antes de cerrar, ambas agradecieron la instancia de conversación, las preguntas del público y replicaron la palabra del inicio: “Urgencia”, para evitar el aumento de la pobreza, la desigualdad y el abandono escolar de niñas, niños y adolescentes.

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