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Piñera y el bochorno de Escazú Opinión

Piñera y el bochorno de Escazú

Maya Fernández
Por : Maya Fernández Ministra de Defensa
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Toda obligación que toman los estados nacionales de manera recíproca para acordar principios y mecanismos que limiten los impactos que producen sus economías, es un gran avance. Tener visión de futuro es sumarse a los esfuerzos regionales para enfrentar problemas comunes, este principio debería guiar nuestra política exterior. Para enfrentar los problemas que tenemos como humanidad debemos colaborar, pero ha ocurrido justamente lo contrario. El Presidente Piñera está en la senda de Bolsonaro y Trump, negacionismo aislacionista. Desligarse del sistema internacional no es el camino que Chile necesita.


El Gobierno de Piñera ha vuelto a maltratar a nuestro país, tomó la decisión de no ratificar el Acuerdo de Escazú. Esto es sumamente grave y contradictorio, ya que Chile fue impulsor de este acuerdo en sus inicios, participando activamente en su elaboración. Este rechazo resulta incomprensible ante los ojos del mundo y ante nuestra realidad medioambiental. El mismo Presidente de la República en su mensaje ante la ONU, llamó a enfrentar el cambio climático y se quedó sólo en palabras.

El problema que enfrenta nuestro medio ambiente es de carácter global, no reconoce fronteras. Por ello, toda obligación que toman los estados nacionales de manera recíproca para acordar principios y mecanismos que limiten los impactos que producen sus economías, es un gran avance. Tener visión de futuro es sumarse a los esfuerzos regionales para enfrentar problemas comunes, este principio debería guiar nuestra política exterior.

Para enfrentar los problemas que tenemos como humanidad debemos colaborar, pero ha ocurrido justamente lo contrario. El Presidente Piñera está en la senda de Bolsonaro y Trump, negacionismo aislacionista. Desligarse del sistema internacional no es el camino que Chile necesita.

[cita tipo=»destaque»]Pero lo más penoso son las razones dadas en relación a la protección de los y las activistas ambientales. No se quiere reconocer el riesgo en que se encuentran, en su lucha se enfrenta a grandes intereses económicos que no dudan en ocupar la violencia para imponerse a las comunidades. Argumentar que por reconocer los riesgos y comprometerse en su defensa se estaría afectando el criterio de igualdad ante la ley, es francamente un acto de cinismo. Negar la vulnerabilidad en que se encuentra una persona que se enfrenta a los intereses de grandes corporaciones, es justamente afectar la igualdad ante la ley.[/cita]

La argumentación del Gobierno para rechazar el Acuerdo de Escazú es sencilla: la defensa de la inversión privada, orientada a la explotación de los recursos naturales. Al no suscribirlo se hace una defensa del modelo extractivista, que tiende a concentrar la riqueza y no genera desarrollo para el país. Es mentira que se está defendiendo la economía o el empleo nacional, se está defendiendo un modelo económico basado en la desigualdad y en la nula creación de valor agregado a nuestra producción.

La lucha por la defensa del medio ambiente afecta directamente el modelo extractivista que tiene nuestro país. Así, el argumento esgrimido por el Gobierno, sobre que los artículos y principios del acuerdo eran vagos, imprecisos y que no calzan con nuestro ordenamiento jurídico, no es más que una excusa. Es imposible tener un acuerdo en el que calcen todos los ordenamientos jurídicos de los países firmantes, colocarlo como condición es un absurdo que solo esconde que el Presidente Piñera no tiene la voluntad política de priorizar el problema ambiental, por sobre la inversión extranjera extractivista.

Pero lo más penoso son las razones dadas en relación a la protección de los y las activistas ambientales. No se quiere reconocer el riesgo en que se encuentran, en su lucha se enfrenta a grandes intereses económicos que no dudan en ocupar la violencia para imponerse a las comunidades. Argumentar que por reconocer los riesgos y comprometerse en su defensa se estaría afectando el criterio de igualdad ante la ley, es francamente un acto de cinismo. Negar la vulnerabilidad en que se encuentra una persona que se enfrenta a los intereses de grandes corporaciones, es justamente afectar la igualdad ante la ley.

No se quiere reconocer la vulnerabilidad en que se encuentran los miles de activistas ambientales de Chile y el continente, debido a los intereses que el Gobierno defiende. Todo esto resulta más inexplicable cuando el Secretario General de la ONU señala que “… las violaciones de los derechos humanos se hacen más frecuentes. En 2018, de los 164 asesinatos registrados a nivel mundial de defensores del medio ambiente, muchos de los cuales eran indígenas, 83 tuvieron lugar en la región (Latinoamérica)”.

El problema ambiental es un tema que tiene directa relación con los DDHH, tanto por la vulnerabilidad de los y las defensores medioambientales como por el daño a la salud de comunidades enteras. El Presidente Piñera al no suscribir Escazú, se está colocando en una senda en que privilegia los intereses y ganancias de los poderosos por sobre los derechos y el bienestar de la mayoría.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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