Publicidad
¿Cómo votaremos el 25 de octubre?… adivine buen adivinador Opinión

¿Cómo votaremos el 25 de octubre?… adivine buen adivinador

Marta Lagos
Por : Marta Lagos Encuestadora, directora de Latinobarómetro y de MORI Chile.
Ver Más

Ninguno de los números presentados hasta ahora constituye una “predicción electoral”, porque es imposible anticipar el resultado de una elección sin hacer una encuesta esta semana, la última antes del plebiscito. Chile ha retrocedido, pues durante toda la década del 90 y la primera década del milenio se pudieron anticipar correctamente las elecciones presidenciales porque se podía, ahora no se puede. Es una vergüenza ser uno de los países del mundo que más restricciones tiene para publicar encuestas antes de una elección. ¿Quién va a financiar una encuesta que no se puede publicar? ¿Cuál es el impacto de la mezcla del miedo al contagio, la cuarentena, las ganas de ir a votar y la reacción a la violencia? ¿Acaso la gente reacciona a la violencia no yendo a votar o reacciona cambiando su voto? Uno podría tener hipótesis al respecto, pero no tenemos datos.


Las encuestas están hechas para poder anticipar el comportamiento electoral, es decir, sí pueden medir comportamiento. El acto de votar es un comportamiento anticipable si se mide con la adecuada antelación.

En la tabla más abajo están las últimas encuestas publicadas en Chile antes del plebiscito, con sus fechas. Todas fueron aplicadas a finales del mes de septiembre o la primera semana de octubre. Es decir, ninguna de ellas sirve técnicamente para anticipar el resultado del plebiscito si consideramos las directrices de las Asociaciones Mundiales de Opinión Pública, que dicen que hay que medir la última semana antes del acto electoral.

En Chile no se puede hacer eso, porque se prohibió desde la elecciones de 2017 la publicación de encuestas 15 días antes de la elección. Es decir, estamos a ciegas metodológicamente hablando, no tenemos instrumentos para anticipar.

Se le suma a esta dificultad legal, la dificultad de la pandemia, donde una cantidad no menor de comunas estarán en cuarentena ese día, teniendo que ir a votar como excepción. El miedo al contagio es mayor en las comunas en cuarentena que en las que no tienen cuarentena. En las comunas donde no hay cuarentena, hay menos miedo. Es decir, tenemos un fenómeno donde aumentan las ganas de ir a votar a medida que hay menos miedo. El voto se diferenciará geográficamente con participación electoral ligado a la etapa sanitaria de las comunas, mucho más que en lo sociodemográfico.

Finalmente, se le suma la dificultad de ser plebiscito, es decir, solo dos opciones, donde hay un evidente ganador, de tal manera que los que sienten que están perdiendo no dicen que votan por la opción perdedora y tampoco cambian su parecer. Eso se llama la “espiral del silencio”. Es lo mismo de 1988, donde el Sí sacó 44% sin que los que votaban por el Sí lo hubiesen declarado.

¿Cómo será el 25 de octubre entonces?

He aquí los números.

Hay dos empresas que han hecho proyecciones de sus datos para tratar de anticipar el comportamiento, Tú Influyes y Pulso Ciudadano. Ellos también han ido más allá de los simples números.

¿Qué dicen los datos según nuestros números?

1.      Que gana el Apruebo.

2.      Que muy probablemente votará más gente que en la presidencial de 2017. (¿?)

3.      Que el Rechazo está muy detrás del Apruebo.

 

En el estudio que hicimos en septiembre con la Fundación Fiel, recogimos una batería de indicadores. Estos datos en ese entonces (3-17 de septiembre) nos hicieron formular la pregunta sobre si acaso era posible encontrarse con una revolución participatoria. La validez del voto, la abrumadora declaración de querer ir a votar, la alta probabilidad de votar, la ausencia de miedo al contagio de uno de cada dos chilenos, daban para pensar en un fenómeno así.

FIEL MORI Especial Plebiscito del Barómetro del Trabajo

¿Revolución participatoria?

•      Vale la pena es esfuerzo de ir a votar        67%

•      Mi voto hace diferencia                                  71%

•      Sé donde tengo que votar                               64%

•      Votaré de todas maneras                                 59%

•      Altamente probable que vote                          58%

¿El miedo al coronavirus puede arruinar la participación?

•      Sin miedo al contagio                                     49%

•      Se puede votar sin riesgo                                52%

•      Riesgo de contagio al ir a votar                      60%

Son tres las variables que hay que mirar.

El miedo hace disminuir la participación electoral, de tal manera que en las comunas en cuarentena habrá menos participación, porque el miedo al contagio allí es mayor. Entre los que votan, solo el 24% no le tiene miedo al virus. De ahí para adelante es conjetura. Si sumamos el 1-3, un 43% de los chilenos con menos miedo es probable que vaya a votar. Si le sumamos el 4-5, llegamos al 59% del electorado que con un grado intermedio de miedo podría ir a votar.

Se podría hacer un cálculo por comuna asignando un grado de miedo/participación según el estado sanitario de las comunas. Pero para ello habría que tener un parámetro para saber cuánto miedo es el que impide llegar a la urna. Y no sabemos.

Cada vez que cambia el número de personas que se considera que van a votar, cambian los resultados del Apruebo y del Rechazo, así como de la opción sobre las convenciones. A mayor cantidad de participación, más cerca es el resultado entre el Apruebo y el Rechazo. Mientras más baja la participación, más distancia entre el Apruebo y el Rechazo.

En su expresión mínima, el Apruebo no debería sacar menos del 60%, eso es si votan todos. En su expresión máxima, el Rechazo podría alcanzar un tercio del electorado, como explicamos a continuación.

Sobre el Rechazo sabemos que un 22% del electorado considera que el Gobierno de Pinochet fue un buen Gobierno. Esa es la base del Rechazo, que nos indica una importante “espiral del silencio”, es decir, personas que no dicen que votarán Rechazo pero que no cambian su posición y tienen media o baja probabilidad de votar, se ubican en la derecha o extrema derecha, etc., etc.

El porcentaje que aparece en todas las encuestas arriba mencionadas, en la respuesta de intención de voto Apruebo-Rechazo, es inferior al 20%. Eso pasó en el plebiscito de 1988 también y, sin embargo, el Sí obtuvo el 44% de los votos. En esta ocasión esto indicaría que el potencial del voto Rechazo puede alcanzar al menos 10 puntos porcentuales más que lo que se declara explícitamente, es decir, llegar al tercio del electorado. El voto del Rechazo puede ser cualquier cosa entre el mínimo captado por una de las encuestas 12% y 30%, si se considera la espiral del silencio.

Obviamente que ninguno de los números presentados constituye una “predicción electoral”, porque es imposible anticipar el resultado de una elección sin hacer una encuesta esta semana, la última antes del plebiscito. Chile ha retrocedido, pues durante toda la década del 90 y la primera década del milenio se pudieron anticipar correctamente las elecciones presidenciales porque se podía, ahora no se puede. Es una vergüenza ser uno de los países del mundo que más restricciones tiene para publicar encuestas antes de una elección. ¿Quién va a financiar una encuesta que no se puede publicar?

Agreguemos finalmente el 18 de octubre de 2020 y sus acontecimientos. Una manifestación pacífica hasta las 5 de la tarde y luego se desata el infierno, intentan quemar el Espíritu Santo, simbolizado en la quema de dos iglesias. Pero también se desatan los saqueos, las fogatas, se queman escuelas, se asaltan comisarías, claro está mucho menos que durante los meses del estallido social, pero recordó la memoria de la anarquía y el desgobierno.

¿Cuál es el impacto de la mezcla del miedo al contagio, la cuarentena, las ganas de ir a votar y la reacción a la violencia? ¿Acaso la gente reacciona a la violencia no yendo a votar o reacciona cambiando su voto? Uno podría tener hipótesis al respecto, pero no tenemos datos. Una de las hipótesis sería que la violencia solo polariza más y no cambia ningún voto, más bien aumentando las ganas de votar. Pero eso puede ser más bien wishful thinking que otra cosa.

Nunca, desde 1984, la suscrita ha enfrentado una elección tan importante para el destino de Chile con tan poca información, porque la ley lo prohíbe. Pudimos anticipar el plebiscito de 1988 que tenía el imponderable de medir durante la dictadura, pero no parece que podamos vencer la prohibición de 15 días que nos deja a todos sin información.

Es una adivinanza este puzle que he descrito, dejando estas líneas como un testimonio de protesta ante los legisladores que, entre gallos y medianoche, decidieron restringir la libertad de investigar e informar con encuestas antes de una elección, para mayor comodidad de los que compiten. No en vano el 70% de los chilenos nos dice ya, a lo largo de la última década, que se gobierna para los intereses de unos pocos y no para la mayoría.

Ganará el Apruebo se puede decir, lo que no es mucho. Todo lo otro queda pendiente de lo que pase en estos 6 días antes de la elección. En su mínima expresión, si todo sale mal, no es imposible que si votan pocos el Apruebo saque el 80%. No hay que descartar ninguna de las alternativas que se pueden modelar. Si llegaran a votar todos, el Rechazo puede superar el 30%. Como predicción, bastante inútil.

Se puede también anticipar que el triunfo del Apruebo traerá tranquilidad y menos violencia, todo lo contrario de lo que anticipa la propaganda del Rechazo. De la misma manera, se puede anticipar que la participación electoral de este plebiscito, cualquiera que sea, sentará precedente para las 6 elecciones que vienen. El elector entra en modo elecciones y no tiene tregua desde aquí a la presidencial. La próxima elección es el 30 de noviembre, 4 semanas después, elecciones primarias.

Las encuestas se acaban de equivocar en la elección presidencial en Bolivia, donde fueron no presenciales, no probabilísticas como en Chile. No sabemos cómo se comportan los paneles online con los que se han confeccionado estos datos con todos estos imponderables. Por lo que no se puede tampoco descartar que suframos un fracaso completo de la capacidad predictiva de los paneles en general. Si bien eso es altamente improbable, no se puede dejar de considerar entre las alternativas.

Adivina buen adivinador.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias