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Ignacio Briones: medias verdades, grandes falacias Opinión

Ignacio Briones: medias verdades, grandes falacias

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Christian Torres Castro
Por : Christian Torres Castro Administrador Público, Magister en Gerencia y Políticas Públicas
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Así con nuestro exministro que nos dejó hace pocos días para emprender su carrera política, ni más ni menos que a la Presidencia de la República. Aquel que, en cada una de sus prédicas públicas con Portales de inspirador, nos contó cómo supuestamente funcionan los países que él admira, los que todos y todas debemos admirar, y que nos ilustró, con sus medias verdades, que no eran otra cosa que grandes falacias. Solo cabe esperar y ver con qué nos sorprenderá el nuevo Briones candidato presidencial.


Desde la merecida salida de Andrés Chadwick del gabinete del Presidente Piñera no ha habido ministro del Interior, si entendemos por tal uno que ejerza la jefatura del gabinete y le dé un sentido político y estratégico a sus acciones.

En ese escenario, el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, no sabemos si por autodesignación o por encargo del Presidente, intentó durante el tiempo en que nos acompañó asumir ese rol. Imbuido de una especie de espíritu portaliano en versión seudoliberal, en cada declaración el ahora exministro de Hacienda trató de mostrar cómo sobre sus hombros se sostenía la estabilidad y supervivencia de la República y, como una especie de manual de autoayuda de ciencia política, nos explicó diaria o semanalmente en los medios de comunicación cuáles son las reglas que no podemos, por ningún motivo, pasar a llevar para que nuestro país crezca de manera sana y no ponga en riesgo todo lo alcanzado.

En esta gesta personal dirigida a evitar que los chilenos erráramos tomando decisiones equivocadas, Briones prometió un nuevo tipo de presupuesto público; diseñó e implementó las “mejores políticas de la región y equivalentes a Alemania y Austria” para hacer frente, social y económicamente, a los efectos de la pandemia. Nos advirtió, pero no le hicimos caso la primera ni la segunda vez, sobre los efectos demoledores del retiro de fondos de las AFP. Efectos que, por cierto, nunca ocurrieron.

[cita tipo=»destaque»]Luego de confirmada la esperable decisión del TC, como guardián de la democracia dijo estar sorprendido con los cuestionamientos de la oposición ante tan jurídica decisión del Tribunal Constitucional, alejada de argumentos políticos, rematando con el ejemplo de que el antiguo presidente del organismo falló con voto dirimente en más de 30 ocasiones a requerimientos de los gobiernos de centroizquierda. Esto, por supuesto, sin mencionar la relevancia de los temas resueltos, ni menos que se trataba de un TC funcionando bajo un sistema electoral binominal, que desvirtuaba la voluntad popular y que nada tenía que ver con la realidad actual. Y en esto sí que el contexto importaba.[/cita]

Poco antes de abandonarnos –haciendo uso del “autobombo”– señalaba en CNN haber encabezado el acuerdo de 12 mil millones para hacer frente a la crisis, aunque hasta entonces entendíamos que fue el Colegio Médico el promotor de la iniciativa. Todo ello, con lo que él mismo dijo ser su sello y que declaraba poco después de asumir en su cargo: “Mi sello será el diálogo, la apertura y no casarme con soluciones escritas en piedras”. Un constructor de acuerdos.

Para explicar cada uno de sus hitos, Briones no ahorró palabras. Con el presupuesto base cero veríamos –según nos dijo– lo importante que serían las evaluaciones de los programas, con el fin de determinar su continuidad. Sin embargo, durante la tramitación nos encontramos con que nunca se conoció la relación que existía entre las evaluaciones y la continuidad o disminución de los programas; se presentó un supuesto crecimiento del 9% respecto de 2020 que nunca fue. Se mostraron incrementos presupuestarios en varios ministerios y servicios, que no eran más que ejercicios y traspasos contables para evitar mostrar las disminuciones. Nos invitó una y otra y otra vez a “levantar la mirada”, pero nos propuso un presupuesto para 2021 que rebajaba ciencias, educación superior y cultura.

En las políticas para enfrentar la pandemia la historia fue parecida, con bonos insuficientes y tardíos. Un seguro de desempleo reforzado, pero que no fue otra cosa que los mismos trabajadores retirando sus propios recursos del seguro. Un bono clase media regresivo y mal implementado en que los culpables terminaron, a juicio del exministro, siendo los funcionarios de Impuestos Internos. Un Fogape diseñado para las pymes, pero que aprovecharon las grandes empresas, pasando por el lado de sus supuestos beneficiarios originales.

Para la Navidad 2020 e inicio de 2021, nos sorprendería con su última creación: dinámicos bonos navideños en que el monto del beneficio dependía de la fase de COVID-19 en que se encontraba la comuna de residencia del beneficiario el mes de noviembre. Para enero y febrero, IFE y Bono COVID, a los que hay que postular mensualmente y dar en el clavo con una fórmula pitagórica de asignación, de racionalidad imposible de dilucidar.

Podemos seguir con el permanente anuncio de una nueva reforma tributaria antievasión, pero la negativa de avanzar en el registro de los dueños finales de las empresas.

En la reforma de pensiones, defendió un sistema de seguridad social (que no existe en Chile). Pidió sincerar el debate, acusando a quienes quieren un sistema de solidario de “populistas” y de querer volver a un sistema de reparto pregolpe (que tampoco existió). Pero nada dijo nunca sobre el fracaso total del sistema de capitalización individual para entregar pensiones, ni menos reconocer que es un sistema hecho para capitalizar las grandes empresas y no para entregar pensiones.

En el debate del proyecto de ley de reajuste del sector público, que llevó acompañado un contundente proyecto misceláneo “de un cuanto hay”, defendió cuestiones tan extrañas como la autorización de contratar seguros de defensa jurídica para carabineros activos y en retiro, bajo el argumento de que sería con aportes de los propios policías uniformados con un pago adicional. Sin embargo, nada dijo respecto a que el servicio del bienestar institucional a través del cual se contrataría, se financia en más de un 40% con recursos públicos, ni menos que esto permitiría la defensa –con cargo al mismo fondo– de eventuales violadores a los DD.HH., aun después de salir de la institución.

La guinda de la torta, su defensa de recurrir al Tribunal Constitucional contra el proyecto de segundo retiro de fondos de las AFP. Briones argumentó una cuestión de principios. Poseído nuevamente del espíritu portaliano, con el peso de la sobrevivencia de la República en sus espaldas, nos advirtió del peligro que amenazaba la democracia si se aceptaba esta iniciativa parlamentaria. Cuando se le consultó por qué no se recurrió al TC en el primer retiro, argumentó “cuestiones de contexto”. Entonces, en opinión del hoy exministro, los principios dependen del contexto. Curioso argumento.

Luego de confirmada la esperable decisión del TC, como guardián de la democracia dijo estar sorprendido con los cuestionamientos de la oposición ante tan jurídica decisión del Tribunal Constitucional, alejada de argumentos políticos, rematando con el ejemplo de que el antiguo presidente del organismo falló con voto dirimente en más de 30 ocasiones a requerimientos de los gobiernos de centroizquierda. Esto, por supuesto, sin mencionar la relevancia de los temas resueltos, ni menos que se trataba de un TC funcionando bajo un sistema electoral binominal, que desvirtuaba la voluntad popular y que nada tenía que ver con la realidad actual. Y en esto sí que el contexto importaba.

Para finalizar, en agosto pasado en entrevista en The Clinic, el entonces ministro respondía entre otras preguntas:

-“¿No hay que quedarse pegado en la política…?

-Yo no voy a tener una carrera política, así que no ando haciendo cálculos.

-¿Cómo? ¿No va a tener una carrera política?

-No.

Así con nuestro exministro que nos dejó hace pocos días para emprender su carrera política, ni más ni menos que a la Presidencia de la República. Aquel que nos habló de la importancia de la participación y la ciudadanía, y que dejó el gabinete sin siquiera ser proclamado por su partido, pero sí por 3 o 4 amigos controladores del nuevo conglomerado que vino a transformar la política nacional. Aquel que, en cada una de sus prédicas públicas, con Portales de inspirador, nos contó cómo supuestamente funcionan los países que él admira, los que todos y todas debemos admirar, y que nos ilustró, con sus medias verdades, que no eran otra cosa que grandes falacias.

Solo cabe esperar y ver con qué nos sorprenderá el nuevo Briones candidato presidencial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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