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Promesas incumplidas Opinión

Promesas incumplidas

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Hubo títulos también en su mandato y esos no se borran. Sin embargo, lo que parecía ser una de las presidencias más auspiciosas y prometedoras en la historia de la U, termina diluyéndose en un mar de fracasos y deudas pendientes. Nadie podrá discutir el amor y pasión que Carlos Heller tiene por la U desde su infancia, pero otra cosa es administrar y dirigir los destinos de unas de las instituciones más importantes del país, representante de la Casa de Bello, trascendental en la historia de nuestro país. Quienes asuman el control tienen mucho trabajo por delante, gigante y enorme, porque la U merece su sitial de honor y no estar expuesta a palabras que se las lleva el viento.


La era Carlos Heller a cargo de los destinos de Azul Azul finalizará en abril, tras vender su paquete accionario al grupo Sartor, de capitales norteamericanos, lo que implicará que el directorio de los laicos deberá enfrentar cambios sustanciales con la llegada de los nuevos dueños. Al momento de la despedida, el otrora máximo accionista de la U sabe –en lo más íntimo y público– que dejó varias promesas incumplidas en su camino.

La primera y más importante, no menos dolorosa y que es un karma hace mucho tiempo, es que los azules seguirán esperando para tener su casa propia. Pareciera que el hincha de la U ya lo tiene más que asumido, sin embargo, fue uno de los puntos más fuertes y de mayor resonancia cuando asumió Heller. Maquetas, proyectos y muchos desaciertos, a tal punto que se ejerció presión sobre los periodistas que realizaron un reportaje sobre el tema estadio (en ese momento trabajaban en CDF). Desde la dirigencia azul hubo fuertes presiones para que esos profesionales no siguieran trabajando. El tiempo les dio la razón de su prolijo trabajo.

[cita tipo=»destaque»]No se trata de solo contar los errores al período Heller, que hubo varios, pero las malas decisiones y estar rodeado de un grupo de asesores que no dieron la talla, fueron parte de los grandes pecados del máximo accionista.[/cita]

En lo relativo a la estructura de la organización del fútbol profesional y formativo, los laicos también tuvieron grandes vaivenes y poca claridad al momento de mantener y sostener el modelo. Diversos directores deportivos y cambios en los jefes de divisiones menores. Datos de la causa que hablan por sí solos de todo lo que envuelve a la U, ya que más allá de las buenas intenciones que Heller tiene por la camiseta azul, de la cual nadie puede dudar que es hincha acérrimo, en su mandato hubo seis técnicos en el primer equipo, por lo cual cada uno no alcanzaba a durar un año en el banquillo.

Diversidad de estilos y capacidades llevaron a esta media maratón de directores técnicos a ser cuestionados en forma permanente, a no sentirse respaldados, salvo alguna excepción, a decisiones erróneas y apresuradas que terminaron con un desfile de estrategas sin poder acercarse ni siquiera al «período Sampaoli», la era más exitosa de los últimos veinte años en la U.

Los jugadores que llegaron en su gran mayoría no traspasaron la historia. Otro de los casos emblemáticos del período Heller fue la duda constante de quienes contrataban y bajo qué parámetros. Muchas veces se trajo más cantidad que calidad. Otras, los técnicos de turno se quejaban que no llegaban los jugadores solicitados con nombre y apellido: en 2019 Kudelka había pedido a Luis Jiménez, Pablo Mouche y Edson Puch, quienes terminaron en Palestino, Colo Colo y U. Católica. Y así como este ejemplo hay varios más.

La competencia internacional para los chunchos fue un dolor de cabeza permanente. 2014, 2015, 2016 y 2018, eliminados en primera fase.

Si usted quiere recordar momentos bochornosos también los hay. Lasarte, quien había sumado títulos, es sacado de la banca sin que se entere y previo a un partido. La U concentraba en un hotel de Vitacura y a unas cuadras de ahí, en las oficinas del grupo Betia, Heller le daba la mano a Becaccece. Lasarte no sabía que lo estaban sacando de la manera más poco ética y frontal. Años después y con varios incendios por buscar técnico, Heller pidió al uruguayo como primera opción y la respuesta que recibió era obvia: No, gracias.

El conflicto con Mauricio Pinilla, que terminó en los tribunales de justicia, como la decisión de sacar a un ídolo y referente como Johnny Herrera, también fueron momentos complejos de la administración Heller.

El proyecto de la dupla técnica Castañeda-Musrri fue otro de los desaciertos de su mandato. Dos “pesos pesados” de la historia azul, dos nombres de carácter y “cercanos” al mundo Heller. Al final no se entendía quién mandaba y los exjugadores fueron sacados. Hoy tanto Castañeda como Musrri han tomado mucha distancia del “círculo Heller”.

Cuando llega Alfredo Arias también la polémica está de por medio. Se negoció en silencio y extrañamente apareció el uruguayo para reemplazar a Kudelka.

No se trata de solo contar los errores al período Heller, que hubo varios, pero las malas decisiones y estar rodeado de un grupo de asesores que no dieron la talla, fueron parte de los grandes pecados del máximo accionista.

Hubo títulos también en su mandato y esos no se borran. Sin embargo, lo que parecía ser una de las presidencias más auspiciosas y prometedoras en la historia de la U, termina diluyéndose en un mar de fracasos y deudas pendientes.

Reitero, nadie podrá discutir el amor y pasión que Carlos Heller tiene por la U desde su infancia, pero otra cosa es administrar y dirigir los destinos de unas de las instituciones más importantes del país, representante de la Casa de Bello, trascendental en la historia de nuestro país. Quienes asuman el control tienen mucho trabajo por delante, gigante y enorme, porque la U merece su sitial de honor y no estar expuesta a palabras que se las lleva el viento.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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