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Senador Rabindranath Quinteros (PS) y la mala relación del Gobierno con el Congreso: «El Presidente entiende por diálogo decirle amén a lo que él dice»

El vicepresidente del Senado criticó que el Gobierno permanentemente acuse obstruccionismo y niegue la labor que ha hecho el Parlamento: «Me parece mezquino, creo que es la incomprensión del Ejecutivo, especialmente del Presidente de la República», porque –dijo– a lo menos se han despachado unos 200 proyectos. Aseguró que parte de los conflictos con Palacio han pasado por el hecho de que el Mandatario «no tiene ningún respeto por los poderes del Estado». De la reforma previsional, afirmó que Ignacio Briones «se había abierto a aceptar lo que la oposición le ha venido diciendo durante mucho tiempo, si esto del 6% adicional que vaya a un pilar solidario no es de hoy día, lo estamos hablando hace tres o más años, entonces, que haya aceptado Briones… quiere decir que el Presidente no nomás, que el Presidente no quiere que haya una reforma de verdad a las AFP». De los problemas de la oposición, explicó que en gran medida se deben a que «no aprendemos las lecciones. Hay una tozudez y un individualismo tremendo, que desgraciadamente también ha llegado a sectores de la izquierda».


La dupla de la senadora Adriana Muñoz (PPD) y su par PS, Rabindratah Quinteros, como presidenta y vicepresidente de la Cámara Alta, respectivamente, concluye este miércoles 17 de marzo, cuando le entreguen la testera –de no mediar algún revés de último momento– a sus pares de la DC, Yasna Provoste y Jorge Pizarro. Fueron doce meses complicados, por los desafíos que ha implicado la pandemia y la crisis económica que se derivó de esta, pero sin duda lo más delicado fue la tensa relación con La Moneda. «El Presidente de la República se olvidó que fue senador y no tiene mucho agrado con el Congreso (…). Nos dio con el mocho del hacha durante todo el año, siempre habló de obstruccionismo de la mesa del Senado», sentenció el parlamentario socialista.

A la hora del balance, Rabindranath Quinteros hizo un crudo análisis de la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, pero sobre todo de cómo la personalidad del Primer Mandatario, Sebastián Piñera, ha sido un factor determinante en los problemas políticos que se generaron entre ambos poderes del Estado. Un punto que es comentario obligado en el Parlamento, ya que el senador PS aseguró que «no hay dos opiniones en el Congreso con respecto de la opinión que se tiene del Presidente de la República en su trato hacia los demás. Por supuesto, algunos en público lo van a negar y me van a desmentir».

-¿Qué fue lo más difícil de la gestión en la testera del Senado? 
-Había dos discursos del Ejecutivo. Uno en el Congreso, en la íntima, en lo privado, donde nos agradecían los ministros por la apertura, por lo dialogante, por el compromiso de tratar de sacar  las cosas. En la historia del Congreso, desde 1990, nunca se había trabajado tanto en el Senado, hubo semanas que tuvimos sesiones de lunes a sábado, nunca se había trabajado tanto, se aprobaron tantos proyectos, el Gobierno reconoce que con la pandemia fueron 200. Entonces, negar la labor del Congreso me parece mezquino, creo que es la incomprensión del Ejecutivo, especialmente del Presidente de la República.

[cita tipo=»destaque»]Hubo dos Briones, un Briones al comienzo dialogante, a la altura, muy diferente al exministro de Hacienda, y todos vimos con buenos ojos, pero después fue cambiando paulatinamente hasta, bueno, se llevó el rótulo de mezquino, que siempre llegaba tarde. Las medidas que se tomaron para la pandemia todas llegaron desfasadas, a goteras, con una mezquindad tremenda, entonces, cuando escucho a Goic y Letelier decir que estuvieron a punto de llegar a un acuerdo, me pregunto ¿qué pasó? No logro entender. Lo mismo, otro candidato que fue presidente del Banco del Estado, están recorriendo el país diciendo que ahora ellos tienen la solución a los problemas… bueno, si tuvieron la sartén por el mango, ¡por qué no lo hicieron![/cita]

-¿A qué atribuye esta relación conflictiva con el Presidente? ¿Tratar de tapar falencias de los proyectos, marcar hitos comunicacionales ante la carencia de logros objetivos, endosar responsabilidades o una concepción sobre la separación de poderes del Estado?
-Llama siempre a un diálogo, pero el Presidente entiende por diálogo decirle amén a lo que él dice. Eso no es diálogo. El Presidente perdió la oportunidad, después del estallido, de haber concordado con la oposición un plan de trabajo hasta el término de su mandato, con las medidas que planteaba la propia ciudadanía. Al Presidente, por su carácter, por su forma de ser, le gusta ganar –a quién no le gusta–, pero a él le gusta imponer a trocha y mocha lo que él piensa (…). El Presidente es muy especial.

-Hablando de lo especial que es el Presidente, se me viene a la memoria el episodio de hace unas semanas con la senadora Muñoz, cuando se le dejó hablando sola en el patio de La Moneda…
-Ahí tiene un hecho palpable. Después la explicación es que fue inconsciente, ¡eso es falso! ¡No le creemos! La presidenta y yo no le creemos. Eso fue exclusivamente porque la presidenta le planteó en la reunión privada con los otros poderes del Estado la opinión que tenía y que no estábamos de acuerdo con lo que él estaba planteando. Él mismo le pregunta «¿tú vas a hablar?» Cuando termina de hablar y la presidenta se estaba acercando, «sí voy a hablar», se dio media vuelta y se fue. ¡No me vengan a decir que el protocolo, que es lo que se hace! Eso fue una falta de respeto. Eso demuestra que no tiene ningún respeto por los poderes del Estado.

-En ese sentido, ¿qué tan complicado puede ser para la mesa nueva del Senado la relación con el Gobierno?
-No tengo ninguna duda que la senadora, de quien tengo una excelente opinión, sé de sus capacidades de dialogar, de dar a conocer su opinión, igual que nosotros, va a tratar que se respete la independencia del Poder Legislativo, en este caso del Senado, no tengo ninguna duda de eso (…). No hay dos opiniones en el Congreso con respecto de la opinión que se tiene del Presidente de la República en su trato hacia los demás. Por supuesto, algunos en público lo van a negar y me van a desmentir.

-¿Eso incluye a la derecha cuando me dice que no hay dos opiniones?
-Exactamente, saben que el Presidente quiere que sus opiniones sean las únicas valederas, que le cuesta dialogar, entender que uno puede pensar diferente. Como le digo, él llama a dialogar, cuántas veces ha llamado a dialogar en las cadenas diarias que hace, parece se estuviera hablando frente a un espejo, porque cree que en este país está todo muy bien, cuántas veces llama a un acuerdo nacional, no se cuántas veces lo ha dicho, pero ese acuerdo y ese diálogo es para que uno le diga «sí, Presidente, usted tiene la razón». Él no acepta otra opinión.

-¿Cree que esto se va a agudizar, considerando que es el último año de mandato y el Presidente está en búsqueda de un legado de su gestión?
-Yo espero que el Presidente entienda y no repita lo que hizo con nosotros, porque no veo ni a la senadora Provoste ni al senador Pizarro tratando de poner palitos a la gestión. No es así, nunca, nunca la oposición ha tratado de poner palitos para el fracaso del Presidente, eso lo desmiento categóricamente y con conocimiento de causa. Siempre, siempre, nosotros –y ahora hablo como socialista– hemos estado por la colaboración, pero el Presidente no ha querido que le colaboren.

-¿Cree que esta crítica permanente de obstruccionismo tiene que ver no solo con que el Presidente no entiende lo que es el diálogo, sino para subsanar falencias propias de gestión, malos ministros de Segpres, malos proyectos?
-Por supuesto. El Presidente de la República nunca pensó que iba a estar tan bajo en las encuestas, esta demostración de malestar de la ciudadanía. No olvidemos que él obtuvo una votación bastante alta, sobre el 53%, debe haber sido muy doloroso y sorpresivo que gente que incluso votó por él, esté en contra de su forma de gobernar. Eso en su interior debe preocuparle. Esas cadenas que hace diariamente haciendo anuncios, el titular es muy bonito, pero el contenido deja mucho que desear, anuncia cosas sin tener redactado el interior de los anuncios, está tratando de buscar un cambio en la opinión, pero a estas alturas ya es muy difícil. La opinión de la ciudadanía ya tiene un veredicto de lo que fue este mandato del Presidente Piñera.

-En este clima, ¿cómo ha sido la relación con la Segpres y Hacienda y qué ministros han contribuido más a bajar la tensión con el Ejecutivo?
-Para ser muy franco, debo decirle que con todos los ministros de la Segres hemos tenido buenas relaciones, en forma personal no he tenido problemas con Chadwick, Blumel, Monckeberg y ahora con Ossa (…). Ellos nos agradecían nuestra apertura, nuestro respeto por sus prioridades, pero después cuando se cambiaba más arriba… ellos miraban y hasta ahí nomás llegaban (…). Mire lo que han dicho estos días la senadora Goic y Letelier, que estuvieron a punto de la firma del acuerdo del proyecto de pensiones con (Ignacio) Briones. ¿Qué pasó entonces? el Presidente dijo no, no me gusta, punto. Me imagino yo, porque si dicen ellos que estuvieron a punto. Qué pasó entonces, porque echa para atrás el Presidente lo que su ministro habría logrado, los acuerdos a los que se habían llegado? Llama la atención.

«No tiene los votos»

-¿Y cómo fue la relación con Briones?… tuvo un muy buen debut como ministro de Hacienda, pero después sumó críticas muy duras en el Congreso, incluso desde Chile Vamos, que era arrogante, que no dialogaba, que era muy difícil llegar a acuerdos…
-Hubo dos Briones, un Briones al comienzo dialogante, a la altura, muy diferente al exministro de Hacienda, y todos vimos con buenos ojos, pero después fue cambiando paulatinamente hasta, bueno, se llevó el rótulo de mezquino, que siempre llegaba tarde. Las medidas que se tomaron para la pandemia todas llegaron desfasadas, a goteras, con una mezquindad tremenda, entonces, cuando escucho a Goic y Letelier decir que estuvieron a punto de llegar a un acuerdo, me pregunto ¿qué pasó? No logro entender. Lo mismo, otro candidato que fue presidente del Banco del Estado, están recorriendo el país diciendo que ahora ellos tienen la solución a los problemas… bueno, si tuvieron la sartén por el mango, ¡por qué no lo hicieron!

-¿A qué atribuye ese cambio, esos dos Briones, uno dialogante y el mezquino después?
-A que el Presidente impuso su tesis, no hay otra explicación, no hay otra explicación. Si Briones se había abierto a aceptar lo que la oposición le ha venido diciendo durante mucho tiempo, si esto del 6% adicional que vaya a un pilar solidario no es de hoy día, esto lo estamos hablando hace tres o más años, entonces, que haya aceptado Briones… quiere decir que el Presidente no nomás, que el Presidente no quiere que haya una reforma de verdad a las AFP.

-Si le entiendo bien, ¿dice que el acuerdo y conversación con Briones llegó al punto que el exministro había aceptado que el total del 6% fuera al fondo solidario?
-Yo me imagino, porque siempre hemos planteado eso, ese es el acuerdo nuestro. La bancada socialista siempre ha dicho eso y el presidente de la comisión era Juan Pablo Letelier, y siempre hemos hablado que para que haya un aumento real de las pensiones hoy día y no en 30 o 40 años más, tiene que haber un pilar solidario donde el 6% vaya a ese pilar, para una solidaridad intra e intergeneracional, donde los que ganan más ayuden a los que ganen menos, no hay otra forma de mejorar esto.

-Las indicaciones de La Moneda están sobre la mesa, el Presidente puso suma urgencia al proyecto, lo que obliga al Congreso a discutir el tema en estas semanas, algunos dicen que el interés del Gobierno es forzar una votación antes de las elecciones. ¿Cómo ve el escenario para la reforma de pensiones?
-Creo que está equivocado el Presidente si piensa que va a imponer su idea, va a perder, no tiene los votos (…). Las indicaciones pueden hacer cambiar el proyecto, quizás, a lo mejor, o irá a vetar. Para nosotros, este proyecto le da más a los que ganan más que a los que ganan menos. Para nosotros hay cuatro errores: le quita más a los que ganan menos y le da más a los que tienen mejor sueldo, el proyecto equivale a un retiro del Gobierno para ampliar el pilar solidario, esta es una reforma más AFP –pensamos que deben terminarse las AFP– y se omite el diálogo, quiere imponer una idea sin diálogo, mientras que la actual ministra del Trabajo y de Hacienda, ellos dicen que están abiertos al diálogo.

-¿Le reconoce algún aspecto bueno al proyecto? ¿Algún punto que pueda rescatar?
-Lo bueno es que ahora se abrieron a entender que hay que reformar o hacer un nuevo… hablamos de seguridad social, un proyecto donde exista la seguridad social, no olvidemos que se va a empezar a discutir una nueva Constitución y ahí puede haber un cambio más profundo de lo que piensa el Presidente de la República. Esto es lo mismo que en salud, se están apurando ahora con Fonasa, pero un Fonasa que no tiene nada que ver con la verdadera reforma que necesita este país.

-Se dice que es un intento de privatizar Fonasa…
-Exactamente, vamos para allá con el proyecto del Ejecutivo. Me daba cierto pudor cuando se discutió hace par de días la prórroga del Estado de Catástrofe, cuando decían «¡pero el Colegio Médico lo ha dicho!» Claro, cuando les conviene hablan del Colegio Médico, pero no han dicho nada que el Colegio Médico se opone a esta reforma a Fonasa. Sacamos a colación al Colmed cuando conviene, pero cuando el Colegio Médico ha dicho miles de verdades no lo toman en consideración.

-Para ir cerrando esta conversación, mire a su propio sector. Desde la vicepresidencia del Senado, ¿cuáles son los errores que ha cometido la oposición?
-La falta de buscar la unidad, ¡la falta de buscar la unidad!, yo soy un convencido que, sin unidad de la centroizquierda, no tenemos nada que discutir.

-¿Y a qué se debe esa falta de unidad? ¿La falta de proyecto político, intereses particulares, malos dirigentes? A veces se ve a los partidos, los parlamentarios, el Senado, los diputados, cada uno funciona a su propio ritmo y con su propia agenda…
-Desgraciadamente da esa impresión, desgraciadamente. Tenemos que abocarnos a hacer un proyecto de país en común, ponernos de acuerdo en ese proyecto país y unirnos para buscar un solo candidato. La historia no nos va a perdonar que hoy día, prácticamente siendo mayoría la que quiere cambios en el país, no logremos la unidad, tener un programa en común y conquistar nuevamente el Gobierno.

-¿Y realmente ve factible eso a la luz del estado de relaciones, situaciones, diferencias, los errores que comete la oposición, las divisiones que la hacen perder puntos importantes en el Congreso? ¿Es factible?
-En mi vida siempre he sido optimista, estaré buscando siempre esa unidad, esa amplia unidad, sin tratar de imponer ni que me impongan. Pero primero partamos por un proyecto país, que haga los cambios de verdad y que, cuando los acordemos, una vez en el Gobierno, sean respetados por las personas que deben decidir en las votaciones y no, después de estar electas, desconocer lo que se había acordado de los cambios profundos que este país necesita.

-Insisto, ¿por qué no se ha podido hacer eso?
-Creo que porque no aprendemos las lecciones. Hay una tozudez y un individualismo tremendo, que desgraciadamente también ha llegado a sectores de la izquierda. Lo peor es el individualismo.

-¿Y ese individualismo afecta a todas las bancadas y partidos de oposición sin exclusiones?
-Nos afecta a todos los ciudadanos del país, la dictadura convirtió este país en uno de egoístas, individualistas que piensan en lo personal y no en lo colectivo, piensan solo en el bienestar personal y no piensan que también hay que ver la solidaridad, porque hay mucha gente que sufre, y demasiado, en este país.

-Pero ahí tiene que entrar el mea culpa de la gestión de la Concertación. Han pasado 31 años desde que se recuperó la democracia, ese individualismo también fue fomentado en las administraciones concertacionistas…
-Sí, en parte podemos tener culpa (…), pero mucha gente que dice eso se olvida de las condiciones en las que se gobernó, que había senadores designados, que hasta hoy hay quorum que han sido, con la mayoría que hemos tenido, ha sido imposible llegar a esos quorum. Entonces, sí, por supuesto hay que reconocer que cometimos muchos errores, pero cuando se dice en forma tan liviana eso de «¡pero la Concertación!», yo me pregunto si los que dicen eso se recuerdan cómo la dictadura entregó el país. En la Región de los Lagos se entregó con un 54% de pobreza y ¡un 21,9% de indigencia! Comprenderá que en ese momento las prioridades eran bastante diferentes a las de hoy, hoy podemos tener mejores aspiraciones y perspectivas, porque fuimos capaces de hacer cambiar el país, con errores, por supuesto que sí, pero no es como tanto para achacar que la culpa de todo la tiene la Concertación.

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