Publicidad
¿Quién paga la cuenta? Los errores y responsabilidades de La Moneda sobre el peor momento de la pandemia PAÍS

¿Quién paga la cuenta? Los errores y responsabilidades de La Moneda sobre el peor momento de la pandemia

La situación crítica que vive el país en términos sanitarios tiene su explicación no solo en decisiones sanitarias, sino también en consideraciones estrictamente políticas que involucran directamente al segundo piso de La Moneda, desde donde salen los criterios que no siempre privilegian las consideraciones de salud. Paralelamente, el Gobierno debe enfrentar la molestia de los partidos oficialistas por no haber comunicado a tiempo la determinación de postergar las elecciones. Analistas señalan que el problema esencial del Gobierno es haber confundido la gestión de riesgo con la de crisis. El tiempo –sostienen– que debieron haber empleado en modificar hábitos y conductas ciudadanas, bajo un escenario pandémico, con campañas de educación para prevenir la vulnerabilidad que se ha dado en ferias, malls y vacaciones de verano, que no es otra cosa que «construir riesgo», fue usado por La Moneda en fortalecer y construir una performance de poder político que se expresó en un decisionismo exacerbado, mucho voluntarismo y una sobreexposición inicial del Presidente Piñera. «Y ahora que el sistema sanitario está colapsado, el Gobierno ya no puede emplear la gestión de crisis de la que ya abusó», sentencian.


“Debilidad” es una palabra –aunque condescendiente– que puede resumir la descripción que hace cierta gente cercana al Gobierno de cómo se han tomado algunas determinaciones en La Moneda, en el contexto de la pandemia. Particularmente, en torno a las decisiones que son eminentemente políticas. Un ejemplo concreto es la propuesta al Congreso de postergar las elecciones programadas para los días 10 y 11 de abril.

En La Moneda confirman que el punto de inflexión para comunicar el envío del proyecto fue el informe del Consejo Asesor Covid, cuyos especialistas –incluidos funcionarios del Minsal– recomendaron postergar los comicios en cinco semanas. Si bien la posibilidad ya rondaba en el Ejecutivo, la minuta se hizo pública esta semana. Aunque no había fuerza para tomar la decisión. En Palacio comentan que, a pesar de que el exministro Jaime Mañalich –de contacto periódico con el Mandatario– y la presidenta del Colmed, Izkia Siches, ya lo venían recomendando hacía varios días, existía temor respecto a que, si la decisión aparecía como una iniciativa estrictamente gubernamental, se armara un nuevo problema político y particularmente desde la oposición llegara una acusación “de tocar e intervenir en la institucionalidad electoral”, afirman fuentes del Ejecutivo. Por eso, comentan, nadie en el comité político se atrevía a impulsar la decisión, aunque hacía varias semanas que el panorama sanitario estaba lejos de mejorar.

Prueba de aquello, es lo que dijo el lunes Mario Desbordes, exministro y actual candidato presidencial de RN. “Debería haberse zanjado hace tres meses y haber evitado franja, campaña, porque la salud está sobre todas las cosas, pero en pandemia, con casi 8 mil casos que se proyectan a la semana del 9 de abril, más la cantidad de camas UCI y UTI ocupadas y al borde del paciente cero (…), falta conducción política, no hay duda, hay una parálisis”, afirmó Desbordes a El Mostrador en La Clave.

Para no sonar abstracto, el abanderado de RN apuntó directamente al jefe de asesores del Segundo Piso, Cristián Larroulet, como uno de los responsables. “La decisión es política, lo planteé varias veces, me dijeron que estaba loco, que cómo íbamos a correr las elecciones. (Cristián Larroulet, Sebastián Piñera) son los que tienen a cargo la conducción política”, afirmó en el programa de radio.

Quiebre de confianzas

Aunque no es novedad que Desbordes exprese lo que le molesta del Ejecutivo, ahora la irritación alcanza a todo el oficialismo por una decisión, la de postergar las elecciones, que desordena el complejo naipe construido por los partidos políticos para enfrentar los comicios más importantes de las últimas décadas. “Hay un quiebre de confianzas con el Gobierno, especialmente porque no hubo una conversación prelegislativa, una bajada que permitiera a los partidos anticipar escenarios. Se notó la falta de conducción política. No hay un ‘panzer’ que pueda llevar adelante las conversaciones”, asegura un dirigente oficialista.

Sin embargo, las cuentas en La Moneda respecto del proyecto para postergar las elecciones, son alegres. Consideran que es casi imposible, “más allá de los dimes y diretes de la oposición”, que alguien vote en contra de la iniciativa y no se alcancen los dos tercios necesarios para aprobarla.

En efecto, ayer las comisiones de Gobierno Interior y Constitución aprobaron por 23 votos a favor y 1 en contra el primer trámite de la propuesta.

Lo de las cuentas alegres no es una analogía antojadiza si se tiene en cuenta lo que el Jefe de Estado entregó a sus ministros en el consejo de gabinete del lunes. El “Balance Chile: Covid-19, recuperación económica y ayudas sociales” se compone de una serie de láminas que muestran con gráficos que, entre otras cosas, “la segunda ola de contagios ha sido menos grave que en otros países” o que Chile tiene una mortalidad baja en América Latina y similar a los países de la OCDE, que el nuestro es el tercer país con más vacunas y el cuarto más transparente con los datos.

Pero la debilidad también se expresa en que, si existe una autocrítica, nadie está en condiciones de exteriorizarla, por cuanto implicaría un disparo de fuego amigo hacia el Gobierno que es innecesario. Aunque hay algún reconocimiento de las decisiones que no han sido las adecuadas. El ministro Enrique Paris ya ha reconocido que hubo fallas en la comunicación de riesgo. Pero ayer, durante la sesión de la comisión en la Cámara de Diputadas y Diputados, reconoció que a su modo de ver deberían reducirse los permisos a partir de actividades esenciales y ejercer un mejor control de las cuarentenas. “Las cuarentanas (hay que) hacerlas con mayor control. Yo creo que hay que disminuir los permisos de forma drástica. Los permisos colectivos, porque se están mal utilizando. Y pedir, obviamente, a toda la comunidad que nos ayude”, señaló.

El problema de comunicación

Sin embargo, Paris no es quien encabeza la toma de decisiones. “Lo que proponga el ministerio, necesariamente pasa por el Segundo Piso de La Moneda. Ninguna decisión se ha tomado directamente en el ministerio”, afirma una fuente del Minsal, que describe las dificultades de Paris para lidiar con aspectos políticos de la repartición. “Paris tiene a un grupo de colaboradores, como el jefe de Comunicaciones, Raúl Escárate, y su jefe de gabinete, Juan Carlos Ríos, todos con mala relación con La Moneda”, puntualiza una fuente de la cartera de Salud. Especialmente los problemas han estado con Ríos, y los doctores Juan Cataldo, un antiguo militante RN con contactos en la oposición, y Andrés Mercado, médico cercano a la UDI, a Luis Castillo y Alberto Dougnac.

Tanto Cataldo como Mercado eran garantía de buena relación de Paris con los partidos y La Moneda. Pero el estilo y la mala relación con el jefe de gabinete del ministro terminó por alejarlos y dejó a Paris en una evidente orfandad política. Ríos, el jefe de gabinete, tendría además los lazos cortados con el equipo de la subsecretaria Daza. Otro punto es que el ministro no ha podido cortar el exceso de operadores de los partidos oficialistas que están contratados al interior del ministerio y que responden directamente a Palacio, el grupo “Kidzania”, como son conocidos al interior del Minsal, por tratarse de profesionales jóvenes.

Con todo, los problemas más importantes para el Gobierno todavía son de comunicación. De hecho, el Consejo Asesor Covid recomendó “un liderazgo convocante”, que ayude a sensibilizar a la comunidad sobre la gravedad de la situación sanitaria.

Para Cristian Leporati, director de la Escuela de Publicidad de la UDP, “el Gobierno confundió la gestión de riesgo con la gestión de crisis, que no son lo mismo. Me explico, todo el tiempo que debieron emplear en modificar hábitos y conductas ciudadanas, bajo un escenario pandémico, con campañas de educación para prevenir la vulnerabilidad que se ha dado en ferias, malls y vacaciones de verano, que no es otra cosa que ‘construir riesgo’, fue usado por el Gobierno en fortalecer y construir una performance de poder político que se expresó en un decisionismo exacerbado, mucho voluntarismo y una sobreexposición inicial del Presidente Piñera y el exministro Mañalich, que terminó desgastando a ambos, aparte de producir una sensación de victoria permanente , lo que se incrementó bajo la gestión del ministro Paris con la vacunación”, señala.

A juicio del académico, “el problema esencial que entraña haber confundido la gestión de riesgo con la de crisis es que, cuando debió hacerse, no se construyeron en la población los hábitos y conductas necesarias para afrontar la pandemia, y ahora que el sistema sanitario está colapsado, el Gobierno ya no puede emplear la gestión de crisis de la que ya abusó, lo que se ha traducido en una sensación de hastío en la ciudadanía, que ahora es mucho menos receptiva a las restricciones que se le imponen desde el Gobierno y Ministerio de Salud”, afirma.

Por el momento, las decisiones del Ejecutivo, según testigos de las reuniones, siempre se basan en un criterio de salud física, salud mental, pero también de economía. Así se entiende la apertura de centros comerciales, casinos de juego o gimnasios, lugares de aglomeración que, a juicio de los especialistas, ayudaron a la diseminación del virus y provocaron la situación actual. Paralelamente, el Colmed y otros salubristas han presionado para el cierre de fronteras. Pero en el Gobierno se implementó una medida a partir de hoy, para desincentivar la entrada de personas desde el extranjero, imponiendo la obligación de financiarse un hotel de tránsito. No obstante, aún se está muy lejos de cerrar las fronteras, por “el problema de inconstitucionalidad que implica”, sostienen, sin ahondar en mayores explicaciones.

“Hay que sacar al segundo piso de la gestión. Las decisiones tienen que tomarse fuera del distrito 11”, dice el salubrista y profesor de la Universidad de Massachussets, Gonzalo Bacigalupe, en conversación con El Mostrador en La Clave. Dentro de las decisiones del Gobierno, tampoco está contemplado reducir la cantidad de actividades esenciales que hoy permite que miles de personas puedan circular en cuarentena. Destaca, por ejemplo, el permiso para actividades de construcción privada, siempre y cuando se cumpla un protocolo acordado con la Cámara Chilena de la Construcción.

Lo cierto es que hasta ayer los casos activos habían bajado de 7.247 el lunes, a 5.394. Pero también la cantidad de testeos. El lunes se reportaron 75.958 testeos y ayer martes fueron informados 46.387 exámenes. Respecto de las camas críticas, la ocupación alcanza al 96% a nivel nacional y hasta ayer solo quedaban 132 camas UCI disponibles en el país. Otro de los puntos que causa controversia es el hecho de mantener el permiso para circular en los días de Semana Santa. Ninguno de ellos está en miras de ser revocado.

 

 

Publicidad

Tendencias