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Las Fuerzas Armadas de Chile son constitucionalistas y no deliberantes Opinión

Las Fuerzas Armadas de Chile son constitucionalistas y no deliberantes

Richard Kouyoumdjian Inglis
Por : Richard Kouyoumdjian Inglis Experto en Defensa y Seguridad Nacional
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El Ministerio de Defensa, la Marina y la FACH salen en apoyo del Ejército, pues están de acuerdo en que fueron maltratados, pero lo más interesante está en el hecho de que piden cuidar la convivencia de los chilenos y un comportamiento responsable de la prensa. En ningún caso estas o el Ejército opinan de política contingente o de apoyar a uno u otro sector político, o expresan críticas a la forma en que se manejan los aspectos políticos de la República. Sí puede ser motivo de análisis posterior si debió ser el Ministerio de Defensa el que sacara un comunicado y no las instituciones, pero ello es de cara a las reacciones posteriores, ya que, el que hayan salido los tres institutos armados con comunicaciones, generó un efecto adverso y desvió la atención del problema de fondo.


No dejan de sorprender las reacciones de muchos a la declaración emitida por el Ejército de Chile y las adicionales que sacaron la Marina y la FACH en apoyo a esa institución, después de que estimaron que un programa de televisión les faltó el respeto por la forma en que los trataron como institución y como personas.

Para poder entender el problema se debe analizar por partes y no como hacen muchos, en donde entremezclan este tema con otros recientes y los del pasado, haciendo que sus conclusiones sean lógicamente inválidas.

Lo primero es que el programa en cuestión, muy posiblemente, se equivocó en el contenido y lo que hicieron haya sido un descriterio. No hay que confundir humor con rutinas que atenten contra la dignidad de las personas o las instituciones y, si mal no recuerdo, esta no sería la primera vez que alguien no está feliz con un programa o sus humoristas. Cosa de preguntarle a “Yerko Puchento” como le ha ido en esta materia.

Lo segundo es entender qué fue lo que dijo el Ejército. Dijo que lo indicado en el programa no era correcto en su contenido, que le afectaba como institución, como personas, y cierra indicando que respetan la libertad de expresión, pidiendo – a la vez–  que se haga con responsabilidad.

[cita tipo=»destaque»]Se deben a Chile y los chilenos, a la protección de su independencia, seguridad y soberanía y a la protección de los intereses nacionales, donde sea que estén ubicados. Solo quieren que las dejen hacer su trabajo y que puedan estar bien preparadas para, efectivamente, defender a Chile y sus intereses de ser necesario. Y, a la vez, piden que no las maltraten o denigren, que no se aprovechen de ellas o de sus integrantes. Me parece que esto no es mucho pedir, como tampoco lo es que, de diestra y siniestra, no las traten de transformar en actores políticos como ambos sectores lo hicieron en los 70 del pasado siglo. Hora de que todos actuemos responsablemente y cuidemos nuestra democracia.[/cita]

Lo tercero, el Ministerio de Defensa, la Marina y la FACH salen en apoyo del Ejército, pues están de acuerdo en que fueron maltratados, pero lo más interesante está en el hecho de que piden cuidar la convivencia de los chilenos y un comportamiento responsable de la prensa. En ningún caso estas o el Ejército opinan de política contingente o de apoyar a uno u otro sector político, o expresan críticas a la forma en que se manejan los aspectos políticos de la República. Sí puede ser motivo de análisis posterior si debió ser el Ministerio de Defensa el que sacara un comunicado y no las instituciones, pero ello es de cara a las reacciones posteriores, ya que, el que hayan salido los tres institutos armados con comunicaciones, generó un efecto adverso y desvió la atención del problema de fondo.

Cuarto, la reacción de políticos y medios tiende, como sucede muchas veces, a olvidar qué fue lo que generó la reacción del Ejército y, al igual que en el caso del último atentado al monumento del general Baquedano en marzo de este año, los fuegos se concentraron nuevamente en el comunicado y no en el hecho que lo ocasionó. En esa oportunidad también el Ejército manifestó su dolor frente a lo ocurrido.

Cinco, de qué se le acusa al Ejército y las otras instituciones: se les acusa de deliberar y de atentar contra la libertad de expresión. Lo primero ocurre porque unos y otros entienden deliberar de distintas formas y, lo segundo, asociado a lo primero, esperan un silencio sepulcral de parte de las instituciones y que no hablen nunca y de nada.

Sexto, la no deliberación está establecida en la Constitución, pero no está definida. Gran tema, porque si no se llega a un entendimiento y hay quienes siguen –por una forma u otra– insistiendo en afectar la dignidad de quienes trabajan en los institutos armados, estas declaraciones no serán ni las primeras ni las últimas.

Séptimo, recientemente escuché a un destacado jurista, especialista en temas constitucionales, indicar que no deliberantes implica que las Fuerzas Armadas deben guardar silencio en cuanto a temas como los ocurridos respecto de Baquedano o con el programa de televisión del viernes 16 y que, de tener preocupaciones o la necesidad de manifestar su opinión, las debían canalizar a través del conducto regular, es decir, a través del Ministerio de Defensa.

Octavo, las Fuerzas Armadas no lo entienden así. Ellas entienden que, por no deliberantes, el constituyente buscaba que no intervinieran en la política partidista o lo que se entiende como favorecer a un bando u otro de una disputa política. Ellas entienden que pueden manifestar su opinión sobre temas que les afectan, que son organizaciones pensantes y que la ley no les obliga al silencio.

Noveno, evidentemente, quienes quieren que las Fuerzas Armadas tengan poca relevancia o inhibirlas como instituciones, las quieren en silencio y sin la capacidad de hablar.

Décimo, la pregunta que debemos hacernos es por qué el constituyente las quiere no influyendo en los resultados de la política. Lo quiere porque tienen el poder de las armas y el monopolio de su uso, por lo que, si dicha capacidad se coloca al servicio de la política, puede resultar dirimente en una u otra dirección o, lo que es peor, pasar a ser el poder político en sí mismas.

Undécimo, deliberante es el que delibera, y delibera es algo que se entiende mejor cuando se miran los sinónimos. Estos son meditar, pensar, reflexionar, analizar, considerar, examinar, tratar, debatir, discutir, disputar, resolver, decidir, determinar, acordar, fallar y, así, podemos seguir.

Duodécimo, respecto de la libertad de expresión, ninguna de las instituciones la quiere afectar. Solo quieren que se haga con responsabilidad y que no se aprovechen de ellas y su dignidad, por su condición de instituciones permanentes del Estado que se deben a la Constitución y a su condición de obedientes y no deliberantes.

Para cerrar esta columna de opinión, y a mi mejor entender y comprender, las Fuerzas Armadas de Chile son absolutamente constitucionalistas, no tienen ambiciones de poder y no les gusta o acomoda ser involucradas en actividades de seguridad interior.

Se deben a Chile y los chilenos, a la protección de su independencia, seguridad y soberanía y a la protección de los intereses nacionales, donde sea que estén ubicados. Solo quieren que las dejen hacer su trabajo y que puedan estar bien preparadas para, efectivamente, defender a Chile y sus intereses de ser necesario. Y, a la vez, piden que no las maltraten o denigren, que no se aprovechen de ellas o de sus integrantes. Me parece que esto no es mucho pedir, como tampoco lo es que, de diestra y siniestra, no las traten de transformar en actores políticos como ambos sectores lo hicieron en los 70 del pasado siglo. Hora de que todos actuemos responsablemente y cuidemos nuestra democracia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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