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Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Los equipos chilenos en los torneos internacionales participan, no compiten. La tónica de la década es de frustraciones y lamentos. El que quiera ver desde otra óptica, es válido, pero está alejado de la realidad, ya que a nivel de las competiciones Chile está entre los tres de peor rendimiento en el continente, junto con los bolivianos y peruanos.


“Igual que un viejo trapecista sin red,
Igual que un barco sin mar,
Camino solo por el bulevar.
Nunca me dices ni que sí ni que no,
Siempre me dices quizás,
Algunas veces adiós y jamás”.

Así versa una estrofa de la mítica canción de Ricardo Cocciante, una prosa que relata la historia de una relación sufrida y que busca, a través de la voz desgarradora del italiano, algunas respuestas para lo que vive. Una letra que perfectamente se puede aplicar o «linkear« con la participación de los equipos chilenos en los torneos internacionales.

El trabajado triunfo de Universidad Católica ante Nacional, abrió una leve sensación de alivio, tras resultados magros en las últimas semanas, tanto en la Libertadores como la Sudamericana.

[cita tipo=»destaque»]Esas letras desgarran y duelen, se cantan en el silencio del dolor. Así estamos otra vez en los torneos internacionales y no pasa por ser pesimista, al contrario, es una realidad que abofetea y golpea fuerte cada vez que empieza Libertadores o Sudamericana. Queda paño que cortar, pero por ahora el panorama sigue siendo el mismo de la última década.[/cita]

Cada comienzo de los certámenes en este lado del mundo, siempre genera una cuota de esperanza y aliento de lograr volver a estar entre los grandes del concierto sudamericano, ya que, salvo excepciones, el fútbol chileno hace mucho rato participa y no compite. Claro, usted me dirá, pero Coquimbo alcanzó las semifinales el 2020 y todos aplaudimos y alentamos la campaña de los piratas, pero fue una maravillosa excepción, que terminó pasándole la cuenta en el torneo local, lamentablemente, con el descenso.

Pero la tónica de la década es de frustraciones y lamentos. El que quiera ver desde otra óptica, es válido, pero está alejado de la realidad, ya que, a nivel de las competiciones, Chile está entre los tres de peor rendimiento en el continente, junto con los equipos bolivianos y peruanos.

¿Los factores? Son variados y se repiten de manera frecuente. Poca inversión en jugadores de nivel, instituciones que no tienen hambre de alcanzar logros históricos, técnicos más bien cautos y, además, un tema de mentalidad a la hora de cruzar las fronteras y poder pararse de igual a igual.

El tema económico es clave y determinante, porque pensar en alcanzar presupuestos de equipos como Inter, Gremio, Flamengo, Sao Paulo, River Plate, Boca Juniors, Libertad o Atlético Nacional es una utopía. Ellos tienen recursos casi a nivel europeo, pero al momento de elegir las contrataciones en los distintos equipos chilenos, a lo mejor, en lugar de traer ocho o diez jugadores, analizar mejor y contratar tres o cuatro de mayor jerarquía, pensando en la realidad de cada institución.

U. Católica aún sigue con la deuda pendiente de poder alcanzar los octavos de final y, si bien el modelo institucional -altamente alabado por lo seguro y macizo- necesita de manera urgente resultados internacionales, estos no pasan por ganar un partido. Se ve una renovación trabajada de divisiones menores, pero estos noveles jugadores están haciendo sus primeras armas y deben ser apoyados en estos procesos. Ellos no ganan clasificaciones, sí un plantel variado.

A U. La Calera, que por primera vez participa en la Libertadores, le tocó un grupo terrible: Flamengo, LDU y Vélez Sarsfield, equipos de fuste y que tienen una experiencia copera para regalar. Los caleranos, que lograron armar un plantel interesante para el medio local, donde pueden pelear el título, hacen lo que pueden en esta zona continental. Pueden aguantar algunos pasajes en el Maracaná, hasta que la máquina de Flamengo se enciende y marca cuatro. La categoría de los brasileños pesa y se hace sentir.

Huachipato, que ya suma varias participaciones en Sudamericana, apostó por un técnico que está dando que hablar y se perfila como el equipo chileno de mayores opciones de poder avanzar. Los de la usina no tienen un plantel tan amplio y apostaron por la cantera. Comenzó dando el golpe ante San Lorenzo y no pudo de local con 12 de Octubre y Rosario Central. Se aplaude la propuesta de juego, pero para pensar más en grande se requiere algo más.

En el caso de Palestino, tres derrotas lo tienen muy de capa caída. Llegaron más de 12 jugadores y, si bien tiene una idea de juego asimilada, en la arena internacional no han logrado imponer sus términos.

Así se está escribiendo una estrofa más de una canción como Sinceridad:

«Sinceridad, en tus ojos cuando miran así,
Sinceridad, es el nombre que encontré para ti».

Esas letras desgarran y duelen, se cantan en el silencio del dolor. Así estamos otra vez en los torneos internacionales y no pasa por ser pesimista, al contrario, es una realidad que abofetea y golpea fuerte cada vez que empieza Libertadores o Sudamericana. Queda paño que cortar, pero por ahora el panorama sigue siendo el mismo de la última década.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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