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Gracias, generación dorada DEPORTES

Gracias, generación dorada

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Lasarte cometió errores, claro que sí. Y el uruguayo sabe que no logró hacer el giro necesario. Su rostro en Lima era elocuente, porque sabía que, si no ganaba en Perú, la mínima chance de pelear el repechaje se esfumaba. Los jugadores también tienen su cuota, ya que muchos de ellos, por un tema de lógica, ya no logran tener el nivel de otrora. Si bien la base de la “generación dorada” sigue teniendo el alma competitiva, hoy debemos asumir que el ciclo glorioso llega a su fin. No basta con vivir de los éxitos pasados, porque el fútbol no perdona a la actualidad y ahí hemos estado distantes todo este camino a Qatar 2022. Es momento de hacer la pérdida y agradecerles a los jugadores históricos todo su aporte y alegrías. Es el momento de una reflexión seria y profunda, aunque sea lacerante. De una vez por todas asumir esto, respirar, levantar la frente y hacer las cosas bien. 


Pitazo final en Lima y los rostros de los jugadores chilenos hablan por sí mismos. Derrotados, demacrados, golpeados y abatidos. Llegaba el fin de una era mágica e histórica. Cuesta en la vida asumir la pérdida, pero llegó el momento de hacerla, aunque duela.

Chile está fuera del mundial. Y, claro, válidamente muchos podrán seguir insistiendo en que las matemáticas todavía entregan alguna mínima chance, pero la realidad es otra, estamos fuera y esto era crónica de una muerte anunciada. Más aún, no era el término que se merecía la generación de Bravo, Medel, Isla, Aránguiz, Sánchez, Vargas y Vidal; los bicampeones de América; los que pasaron a los registros históricos, los que lograron lo que parecía imposible… por eso, solo palabras de gratitud.

Y, seguramente, el discurso en el interior de la Roja será que darán la lucha hasta el último encuentro. Por supuesto que debe ser así, porque está el honor y actitud de un grupo de tratar de finalizar este camino de la mejor manera posible, sin embargo; ellos en su fuero más íntimo saben que esto se acabó. 

Buscar los responsables, me parece que ahora, en este momento, no es lo más indicado, aunque claramente el proceso del fútbol chileno viene resquebrajado y errático hace muchos años. Los títulos obnubilaron las decisiones mal pensadas y la avaricia de la clase dirigencial, que fueron quedando en un plano oculto respecto al derrotero de la actividad.

No existe una estructura sólida de trabajo. Cada nueva directiva del fútbol chileno impulsa sus ideas, borrando todo lo anterior. Cambios contantes y sin un rumbo definido. ¿Cuál es la política real del trabajo en divisiones menores? ¿Bajo qué criterios específicos se designa a los entrenadores de las series juveniles? ¿Cuánto tiempo estuvo la Sub-20 sin un adiestrador! Y podríamos seguir enumerando la cantidad de dudas y desaciertos en Avenida Quilín. También tiene su cuota de responsabilidad el Consejo de Presidentes, el ente de máximo poder en el fútbol chileno. Cambios de sistemas de torneos constantes, mezquindad a la hora de abrir la mano y facilitar el trabajo de las selecciones menores, miopía al instante de realizar diagnósticos más certeros de la fragilidad del sistema nacional. Es hora de que asuman su cuota clave de responsabilidad en todo lo que está pasando.

Rueda sabía que la mano se venía pesada. El colombiano, aunque nunca lo dirá públicamente, entendió que el 19 de noviembre del 2019, cuando el equipo se negó a viajar a Lima para jugar el amistoso ante Perú, perdió todo el control sobre el camarín. Ese día, el colombiano debió renunciar o, en su efecto, la directiva de la ANFP debió obligar al seleccionador a respetar y honrar el compromiso. Ninguna de las cosas cosas se hizo y ahí de alguna forma comenzó la caída libre del equipo.

Hay un tema que se debe entender como el agua. Un seleccionador absoluto no viene a realizar el manoseado y majadero concepto “del recambio”. Se le contrata para competir y clasificar, de acuerdo a las palabras de los directivos de turno. Para trabajar ese “recambio” primero debe existir una política de Federación, tener a la persona idónea en el cargo para conducir ese proyecto, entregándole las facultades y herramientas para su desarrollo. Nada es inmediato, pero el trabajo serio y respaldado por todos los entes del fútbol, tiene sus frutos.

Lasarte cometió errores, claro que sí. Y el uruguayo sabe que no logró hacer el giro necesario. Su rostro en Lima era elocuente, porque sabía que, si no ganaba en Perú, la mínima chance de pelear el repechaje se esfumaba.

Los jugadores también tienen su cuota, ya que muchos de ellos, por un tema de lógica, ya no logran tener el nivel de otrora. Si bien la base de la “generación dorada” sigue teniendo el alma competitiva, hoy debemos asumir que el ciclo glorioso llega a su fin. No basta con vivir de los éxitos pasados, porque el fútbol no perdona a la actualidad y ahí hemos estado distantes todo este camino a Qatar 2022.

Es momento de hacer la pérdida y agradecerles a los jugadores históricos todo su aporte y alegrías. Es el momento de una reflexión seria y profunda, aunque sea lacerante. De una vez por todas asumir esto, respirar, levantar la frente y hacer las cosas bien. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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