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¿Qué se anula cuando se anula? Opinión

¿Qué se anula cuando se anula?

Escribes un nombre o una opción que no está en el voto. O haces una cruz grande para demostrar que tú estás en contra de esa elección, de las alternativas que te presenta el voto o que la comunidad, la ciudadanía, el futuro o la circunstancia te importan un bledo. Intervienes el voto, lo adulteras, ¿escribes un garabato? Ese mensaje es muy especial y tiene un solo destinatario: el vocal encargado de “cantar” el voto en la mesa en la que votaste. Esa persona mirará, no leerá y, en voz alta, clara y fuerte dirá: “nulo”. En un rápido giro mostrará el rayón o escritura que hiciste y lo pondrá sobre un pequeño montón de votos que nadie, nunca más ni en ninguna circunstancia lo volverá a ver. De esta manera tu mensaje ya llegó adonde lo enviaste.


Votas por el candidato X con entusiasmo, fervor, dudas, temor, disciplina, consecuencia, amor, compromiso, irresponsabilidad, rabia…

O votas por el candidato Z con indiferencia, ganas, nerviosismo, razón, abulia, esfuerzo, argumentos, ilusión, pereza…

O votas en blanco: soy ciudadano y vengo a ejercer mi derecho a voto y a comunicar que ninguna de las opciones que me presenta este voto me representa ni me interesa o creo que faltan otras.

Y si anulas… ¿qué anulas?

Escribes un nombre o una opción que no está en el voto. O haces una cruz grande para demostrar que tú estás en contra de esa elección, de las alternativas que te presenta el voto o que la comunidad, la ciudadanía, el futuro o la circunstancia te importan un bledo. Intervienes el voto, lo adulteras, ¿escribes un garabato? Ese mensaje es muy especial y tiene un solo destinatario: el vocal encargado de “cantar” el voto en la mesa en la que votaste. Esa persona mirará, no leerá y, en voz alta, clara y fuerte dirá: “nulo”.

En un rápido giro mostrará el rayón o escritura que hiciste y lo pondrá sobre un pequeño montón de votos que nadie, nunca más ni en ninguna circunstancia lo volverá a ver.

De esta manera tu mensaje ya llegó adonde lo enviaste.

Está bien. Has cumplido con el deber autoimpuesto: fuiste a votar. Y has ejercido un derecho: has votado nulo.
Si lograste tu objetivo solo tú lo sabes. Es suficiente.

Pero, ¿por qué publicitas que anularás tu voto?
¿Por qué lo declaras a la prensa aprovechando que eres un personaje conocido, una autoridad, una ex autoridad, que fuiste ministro, que eres un profesional, un profesor, un líder de opinión…?
¿Estás tratando de ocultar que en realidad votarás por quién crees que no debes votar?
¿Quieres sentar un precedente para el futuro y tener la posibilidad el día de mañana, gane quien gane, cuando haya dificultades, de decir: No me miren a mí, yo anulé?

¿Quieres por ese medio informar que estás preparado para que el nuevo gobierno, sea cual sea, te pueda nombrar en algún cargo cuando le escaseen los adherentes, o cuando se le hayan acabado los zalameros?
¿Quieres más adelante participar de todas las críticas, elegir la más florida y soltar el consabido: yo se los dije… por eso anulé…?
¿Pretendes que muchos que tienen una preferencia y que van a votar entren en dudas y no lo hagan?
¿Quieres que los que te respetan sigan tu ejemplo?
¿Nos estás diciendo que esta elección no satisface tus exigencias?
¿Qué eres superior? ¿Qué los que no anulamos somos menos que tú?

¿Nos instas a anular?  ¿Te gustaría que ganara el “Nulos”?
¿Quieres crear una crisis mayor, la más grande, la más novedosa?
¿Te parece que aporta tu confesión de que irás a votar, pero anularás tu voto?

Te equivocas. Tu voto no contará y alguno de los dos candidatos ganará. Probablemente el que te disgusta más: es la ley de la vida.
¿Para qué promoverte como ejemplo?

¿Qué se anula cuando se anula?

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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