Publicidad
Tolerancia a la corrupción: entre el “roba pero hace” y la sanción electoral Opinión

Tolerancia a la corrupción: entre el “roba pero hace” y la sanción electoral

¿Quiénes muestran mayores niveles de tolerancia a la corrupción? Desagregando estas cifras por variables sociodemográficas, se observa que un 67% de las personas encuestadas de Antofagasta señala que sería probable o muy probable que no votarían por una candidata o un candidato que ha recibido un soborno, cifra significativamente más baja que la que exhibe la población del resto de ciudades. Por el contrario, el grupo socioeconómico C2 es el que muestra diferencias significativas de adhesión a la integridad, siendo un 81% de las personas encuestadas de este grupo el que no votaría por un candidato corrupto. 


Por quinto año consecutivo, Espacio Público e Ipsos realizan la encuesta de opinión pública “Chilenas y chilenos hoy: desafiando los prejuicios, complejizando la discusión”. El objetivo del estudio es conocer las opiniones y actitudes de las personas que viven en Chile sobre ámbitos como la educación, salud, transporte, democracia, sus percepciones sobre violencia y dignidad, y su disposición a la integración social. 

En todas las ediciones la encuesta ha incluido una pregunta para medir la tolerancia de los ciudadanos hacia la corrupción en el contexto de elecciones: “Supongamos que poco antes, de las elecciones, se descubre que su candidato/a presidencial recibió una suma importante de dinero de una empresa a cambio de un favor político. ¿Qué tan probable es que usted decida NO votar por su candidato/a?”. En esta edición 2021, para un 58% es muy probable que no vote por su candidata o candidato luego de conocer que recibió un soborno, para un 17% es probable que no vote por el candidato o candidata, para un 9% es improbable y para un 12% es muy improbable. 

Si bien el rechazo a los candidatos o candidatas involucrados en actos de corrupción es alto en todas las ediciones, al observar este dato a lo largo de los cinco años de medición, consideramos que la adhesión abstracta a la integridad de eventuales candidatos aumenta en años que no son electorales, disminuyendo la intolerancia a la corrupción en años en los que sí existen contiendas. Por ejemplo, en el año 2017, las personas que afirmaron que sería “muy probable” quitarle el voto a un candidato involucrado en actos de corrupción fue de apenas un 42%, una cifra que es baja comparada con el nivel más alto de rechazo, que corresponde al registro del año 2019, con 78%. En contraste, a medida que se ha acercado el ciclo electoral, la cifra disminuyó a 69% el año 2020, y este año registra un 58%. Además, esta disminución es estadísticamente significativa respecto al año anterior. 

¿Quiénes muestran mayores niveles de tolerancia a la corrupción? Desagregando estas cifras por variables sociodemográficas, observamos que un 67% de las personas encuestadas de Antofagasta señala que sería probable o muy probable que no votarían por una candidata o un candidato que ha recibido un soborno, cifra significativamente más baja que la que exhibe la población del resto de ciudades. Por el contrario, el grupo socioeconómico C2 es el que muestra diferencias significativas de adhesión a la integridad, siendo un 81% de las personas encuestadas de este grupo el que no votaría por un candidato corrupto. 

Relacionando la tolerancia a la corrupción con otras preguntas, podemos observar que el 77% de las personas que declara haber participado en los últimos cinco años en alguna actividad política o social, probable o muy probablemente no votaría por un candidato corrupto, mientras que entre quienes declaran no haber participado en alguna actividad esta cifra alcanza un 70%. De esta forma, es posible insinuar la hipótesis de que existe, entre las personas intolerantes a la corrupción, mayor desarrollo de una conciencia y compromiso cívico, valoración de lo público o colectivo.

Estos datos son consistentes con el hecho de que, en años electorales, los políticos involucrados en actos de corrupción de diversa índole suelen ser reelegidos (al igual que la mayoría de las y los incumbentes), especialmente en niveles locales o regionales. Pero esto no significa necesariamente que los ciudadanos y las ciudadanas no consideren graves los hechos de corrupción; al contrario, en la misma encuesta, un 32% consideró que la corrupción en la política era uno de los principales problemas que lo afectaba en su vida diaria. Sin embargo, a la hora de votar, las electoras y los electores ponderan una variedad de factores, incluyendo familiaridad con el candidato o candidata, posiciones programáticas y redes de contacto. Incluso, es posible que muchas de las personas que estarían dispuestas a votar por una candidata o un candidato vinculado a un caso de corrupción lo hagan porque no creen que ese hecho corrupto haya sucedido. 

En este ámbito, resulta relevante la acción oportuna y clara de la justicia en la persecución de actos de corrupción, y la responsabilidad de los partidos para enfrentar y castigar los actos ocurridos en sus filas, incluyendo la posibilidad de quitarles cupos a personas involucradas en estos delitos, aunque esto impacte en sus posibilidades electorales. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias