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Cómo la ofensiva rusa en Ucrania afecta la ciberseguridad en el cono sur Opinión

Cómo la ofensiva rusa en Ucrania afecta la ciberseguridad en el cono sur

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Juan Rodrigo Anabalón R.
Por : Juan Rodrigo Anabalón R. Presidente del capítulo chileno del Information Systems Security Association issa-chile.cl
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Un conflicto cibernético entre estos países podría afectarnos si nuestros sistemas están descuidados (la experiencia así lo revela), pueden ser utilizados como sistemas pivote para ejecutar ataques sofisticados, además, nuestra economía depende de redes y sistemas de empresas transnacionales europeas y norteamericanas que pueden ser de interés estratégico para interrumpir la cadena de suministro de los países en conflicto.


El conflicto hasta ahora sostenido por Rusia-Ucrania y Estados Unidos más que disminuir parece ir en una escalada que no tiene freno aparente. El reconocimiento de las auto proclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk por parte de Rusia configura un escenario en el que las operaciones militares tienen su momento más álgido hasta ahora, y como no, las operaciones cibernéticas también se hacen presente.

Varios países, además de Estados Unidos, Reino Unido, Polonia y Eslovaquia comenzaron a suministrar ayuda militar a Ucrania en cuanto a armamento y no descartan el despliegue de tropas adicionales por parte de los países de la OTAN. Sin embargo, La Casa Blanca envió a la OTAN el martes 1 de febrero a su máxima funcionaria de ciberseguridad, Anne Neuberger, asesora adjunta de seguridad nacional para tecnología cibernética y emergente y miembro del consejo de seguridad nacional del presidente Joe Biden, con la clara misión de preparar a los aliados para disuadir, y quizás responder los ciberataques rusos contra Ucrania, y para prepararse para la posibilidad de que las sanciones a Rusia puedan provocar una ola de represalias y ciberataques en contra de Europa y Estados Unidos. Ucrania ha sufrido una serie de ataques cibernéticos en las últimas semanas que Kiev, sin dudarlo, los ha atribuido a Rusia y desde Moscú por supuesto, han negado cualquier participación en estas actividades.

En un conflicto cibernético la red eléctrica, el suministro de agua potable y tratamiento de aguas servidas, además de las instalaciones de petróleo, puertos y eventualmente instalaciones nucleares serían el primer objetivo, acciones que ya se han vivido a menor escala en la invasión a Georgia hace unos años como en la propia Ucrania en 2017 con el ataque de NotPetia que dejó fuera de operación diversos sistemas gubernamentales como también infraestructura crítica, afectando directamente la economía ucraniana con varios millones en pérdidas.

Según se informa en New York Time está previsto que Ucrania lleve a cabo algunos experimentos planificados que impliquen la desconexión de las redes de suministro eléctrico rusas y la conexión a otras redes eléctricas europeas. Pero el esfuerzo es preliminar, y dudan de que sea de gran ayuda en cualquier enfrentamiento a corto plazo con Rusia. Además, existen preocupaciones debido a lo fácil que sería cerrar internet y las comunicaciones ucranianas en todo el país porque, según informes de la OTAN, cortar un solo cable submarino en el estrecho de Kerch podría interrumpir gran parte del tráfico de Internet en Ucrania.

Este conflicto, tanto en lo militar como en cuanto a operaciones cibernéticas parece lejano, pero ¿cómo esto afecta a países como el nuestro tan alejados geográficamente?. La respuesta está en los sistemas interconectados que tenemos hoy. Internet ha dejado atrás las limitaciones geográficas para operaciones militares y las operaciones cibernéticas cuentan con características especiales que las hacen atractivas, especialmente por la asimetría con la que se pueden ejecutar, son difíciles de atribuir (correctamente a un adversario) y los ataques cibernéticos causan, o razonablemente pueden causar, daños físicos a la propiedad, pérdida de vidas o lesiones a personas. Hasta ahora no se conoce que ningún ataque cibernético haya causado lesiones o muertes de personas (de manera directa). Si se excluye la explosión de un gasoducto soviético en Siberia en junio de 1982, aparentemente causado por una bomba lógica insertada en el sistema de control informático por la CIA estadounidense, el primer uso conocido de software malicioso diseñado para producir daños materiales a la propiedad física atacando sistemas de control industrial (SCADA) de infraestructura crítica nacional es Stuxnet.

Un conflicto cibernético entre estos países podría afectarnos si nuestros sistemas están descuidados (la experiencia así lo revela), pueden ser utilizados como sistemas pivote para ejecutar ataques sofisticados, además, nuestra economía depende de redes y sistemas de empresas transnacionales europeas y norteamericanas que pueden ser de interés estratégico para interrumpir la cadena de suministro de los países en conflicto.

La era digital ha cambiado permanentemente la forma en que los Estados llevan a cabo la guerra política y por supuesto la militar, lo que requiere de un reequilibrio de las prioridades de seguridad. La utilización del ciberespacio por parte de actores estatales y no estatales para subvertir infraestructuras críticas fomentan la proliferación de ciberarmas y su utilización en cualquier conflicto, y en la periferia no estamos ajenos a estas actividades.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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