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Primeros diez días: entre el estilo Boric, señales positivas y errores de principiante Opinión

Primeros diez días: entre el estilo Boric, señales positivas y errores de principiante

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Partamos por separar la figura del Presidente y del Gobierno, aunque puede resultar algo artificial. La verdad es que el “estilo Boric” ha sido un bálsamo, un «refresh» a lo que estábamos acostumbrados, especialmente por el fuerte contraste con Sebastián Piñera. El impasse de la visita de la ministra del Interior a Temucuicui desentonó la primera semana. Creo que fue una acción valiente, decidida, pero temeraria. Sobraron ganas y ansiedad. Fue un paso en falso que pudo terminar muy mal, pero principalmente fue un shock de realidad para La Moneda. Dos señales muy positivas han sido la firma de Escazú el viernes pasado, y, aunque las designaciones han ido lentas –pero mejor que Piñera–, el nombramiento de Faride Zerán en el CNTV.


Sin duda, una semana no es tiempo suficiente para juzgar el desempeño de una administración. Ni siquiera para analizar el proceso de instalación, que aún está en desarrollo. Recién cuando el Gobierno cumpla un mes podremos hacer un primer balance. Por ahora, una mirada a las primeras señales enviadas desde La Moneda.

Partamos por separar la figura del Presidente y del Gobierno, aunque puede resultar algo artificial. La verdad es que el “estilo Boric” ha sido un bálsamo, un refresh a lo que estábamos acostumbrados, especialmente por el fuerte contraste con Sebastián Piñera. Un cambio necesario para estos tiempos de crisis permanente en que la gente espera precisamente más cercanía y más afectos, como lo demostró Bachelet en su momento. El Mandatario ha roto, en pocos días, los moldes del cargo.

Cercano, cariñoso, empático, suelto y, sobre todo, muy de piel. Selfies, abrazos y gestos inusuales. En el acto cultural de La Pintana, el Presidente realizó una improvisación emotiva. Guardó el discurso que tenía preparado y se lanzó con un relato cargado de adjetivos y símbolos. Incluso se animó con una paya y remató con la dura crítica a la Iglesia por la descortesía de invitar a Ezzati y “a otro encubridor”. Aunque la improvisación nos mostró a un Primer Mandatario emocional y que sintoniza con la gente, creo que es un recurso que debe manejar con cuidado. De hecho, en la alusión a Ezzati olvidó el nombre de Errázuriz. Bienvenido el estilo del Presidente, pero cuidado con confiarse en exceso en su capacidad de oratoria improvisada. Un pequeño error, como los que tuvo en los debates, puede desviar la atención y la agenda. Pero para estos primeros diez días, Boric sigue manteniendo una nota alta, incluyendo su gran performance en la entrevista “Las dos Caras de La Moneda”.

Pero, sin duda, el impasse de la visita de la ministra del Interior a Temucuicui desentonó la primera semana. Creo que fue una acción valiente, decidida, pero temeraria. Nada, absolutamente nada podía indicar que terminaría bien. Aunque entiendo que lo que quería el Gobierno era dar una señal temprana de su voluntad de hacer un giro estratégico para enfrentar el conflicto –Piñera dejó a la zona con respirador artificial y agravado el problema–, no era necesario que fuera a las pocas horas de asumido el Gobierno, considerando la complejidad de La Araucanía. Sobraron ganas y ansiedad. Fue un paso en falso que pudo terminar muy mal, pero principalmente fue un shock de realidad para La Moneda. La puesta en escena dejó evidencia lo que todos sabemos: que el Estado está nocaut en la zona. Sin embargo, pese al resultado, hubo señales importantes, como el encuentro de Siches con el padre de Camilo Catrillanca y, por supuesto, la voluntad expresada por el nuevo Gobierno. Espero que Siches haya entendido bien el evento y saque las lecciones que le ayuden a darle una vuelta al diseño original pensado para La Araucanía. La ruta es larga y estamos recién en la partida.

El segundo traspié –acto seguido– lo constituyó el denominado “instructivo” y pauta comunicacional para informar del conflicto “entre el Estado y el pueblo mapuche” –como lo denominó el Presidente en su discurso inaugural–. Aquí hay que separar la forma del fondo. Creo que es legítimo que el Gobierno intente instalar una interpretación del conflicto y cambiar el lenguaje para tratar de crear una nueva realidad. En el caso de La Araucanía me parece fundamental. Pero distinto es que hayan planteado una suerte de pauta a los medios. El relato no fue el más afortunado, más aún considerando que no hay nada más odioso para un medio de comunicación que el hecho de que le digan cómo debe leer ciertas situaciones de la agenda. Pero también creo que hubo un problema táctico. El predominio de canales y diarios de circulación nacional está en manos de la derecha, por lo que les dieron pie para reforzar eso de que esto es una especie de lógica estalinista. La ministra es una mujer con una tremenda capacidad de gestión política, por eso debería cuidar mucho este tipo de detalles de forma, que la exponen y da pie a gente que a toda costa está trabajando para que a este Gobierno le vaya mal. Eso, solo un consejo, ministra.

Los ministros aún en rodaje, pero sin sobresaltos. Camila Vallejo bien como vocera, aunque todavía no se despega de su rol de diputada. Tiende a opinar más de lo necesario y eso también la deja expuesta, como el enredo de explicar lo de los presos políticos en La Araucanía. Sin embargo, se valora la actitud autocrítica –“vamos a cometer errores, pero necesitamos la colaboración de todos”–. Un buen punto es el despliegue en las RRSS, partiendo por el propio Mandatario, que ha convertido su Instagram en una especie de diario de vida político. Centrado en las imágenes y con poca opinión, es un canal muy potente, especialmente para la gente joven que votó mayoritariamente por él. Pero, sin duda, el ministro con mayor posicionamiento es Mario Marcel. Su equipo de prensa se encargó de instalar los contactos internacionales que había tenido el secretario de Estado antes de asumir y, en estos diez días, se las ha arreglado para estar en la agenda casi diariamente, incluyendo un encuentro con la CPC de Sutil y el ajuste a las expectativas de crecimiento.

Dos puntos muy positivos han sido la firma de Escazú el viernes pasado –“lo firmaremos en la primera semana de nuestro Gobierno”, había prometido el Boric candidato y lo cumplió a cabalidad–. Punto ganado. Y aunque las designaciones han ido lentas –pero mejor que Piñera–, el nombramiento de Faride Zerán en el CNTV fue también una señal positiva. La destacada académica y Premio Nacional de Periodismo, tiene méritos incuestionables vs. sus antecesores(as), todos políticos que llegaban a este organismo como premio de consuelo, como lo fue Catalina Parot.

Giorgio Jackson aún no logra influir en la Convención Constitucional (CC). Su intervención puede ser clave, considerando que el organismo está bajo fuego y críticas y proyectando bastante confusión, a poco más de un mes de que tengan que entregar el primer borrador de la nueva Constitución. El titular de la Segpres puede ayudar a destrabar algunos temas, pero particularmente a ordenar –una tarea muy difícil–, al menos a los Frente Amplio y PC que mantienen distancias incluso entre ellos. Y otra incógnita es si el ministro Jackson será capaz de darle salida al problema de los plazos. Se señala en fuentes de la Convención que hubo conversaciones en febrero para que el Ejecutivo presentara un proyecto de Reforma Constitucional para alargar por tres meses el proceso. Sin embargo, hace unos días, el Presidente pareció tirar por la borda esta idea, señalando que espera que la CC cumpla con su ruta original, algo que se ve prácticamente imposible.

La oposición, por su lado, sigue sumida en las tinieblas. A la ruptura entre RN y la UDI-Evópoli por el acuerdo en el Senado, se suma la voltereta del PDG –que demostró que Parisi es irrelevante en ese partido–, que votó junto al oficialismo en la elección de la directiva en la Cámara. Pero ojo, que esta confusión puede dar pie a que republicanos y sus posiciones extremas tomen la delantera en la derecha. Y eso sí que es peligroso. Vielen Dank.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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