Jugar con aforo limitado y solo parciales del local y en una ciudad lejos de Santiago, solo habla a la postre de lo devaluado que esta nuestro fútbol. Responsables. Los dirigentes, que solo han visto el corto plazo, que jamás han tratado de buscar soluciones reales a los temas de violencia en los recintos deportivos y que muchos fueron participes de tener sectores radicales. Hoy y hace rato, ese beneplácito les juega en contra y no saben cómo detenerlo.
Por ahora sería en Talca. Sí, en Talca. Nada contra la ciudad. Pero jugar una nueva versión del partido mayor del fútbol chileno a 255 kilómetros de distancia del punto original, es parte de la situación actual que vive el fútbol chileno y en especial U.de Chile.
Y no se trata de recurrir a la vieja monserga que los azules no tienen casa propia, porque el Nacional es un estadio de todos, más allá que habitualmente lo utilice el conjunto laico. Pasa por situaciones más graves y recurrentes. Un sector mínimo de barristas, que nadie quiere tenerlos en sus pagos y es obvio. Porque este partido lamentablemente genera polaridades y muchos actos de violencia, que afecta a los vecinos y a los cada vez menos hinchas que asisten a los estadios.
Jugar con aforo limitado, con solo parciales del local y en una ciudad lejos de Santiago, tan solo habla a la postre de lo devaluado que está nuestro fútbol. Responsables: Los dirigentes que solo han visto el corto plazo, que jamás han tratado de buscar soluciones reales a los temas de violencia en los recintos deportivos y, que, muchos fueron participes de tener sectores radicales. Hoy, y hace rato, ese beneplácito les juega en contra y no saben cómo detenerlo.
Imagínese uste. El partido de mayor voltaje. Se disputará en estas condiciones: con imágenes que dan vuelta al mundo. Así estamos. Y por ello, es que si las autoridades del fútbol chileno, el magnánimo Consejo de Presidentes y el Directorio de la ANFP, no toman cartas en el asunto, esto va de mal en peor. Y no se trata de hablar de matchday o dreescode, términos tan alejados de nuestro vocabulario diario; como queriendo hacer ver que somos la Premier u otra liga de nivel plantario.
Todo está muy distorsionado y nadie hace nada. Insisto en la miopía de la clase dirigencial que hoy está más preocupada e interesada en las elecciones de noviembre para la testera del fútbol nacional, mientras nuestras selecciones muestran un bajo nivel y fuera de las competencias grandes, los torneos internacionales son una pesadilla y en el medio local el torneo va perdiendo prestigio y nivel. Así estamos.
Es una pena, casi una tragedia todo lo que se está viviendo. Pero, dedican más tiempo a recibir los dineros de la televisión, o como lo hacen para ser parte o propietarios de los clubes, como seguir teniendo la injerencia de colocar técnicos y jugadores de los representantes dueños o amigos de ellos.
Pareciera que nada los hace aprender. Ni los escándalos, ni todas las denuncias. Están más preocupados del celular, las rede sociales o las reuniones con los amigos. De ver y entender que esta agonía es preocupante, de la actividad que genera en Chile más atención y fervor hasta el día de hoy.
El 31 de julio se juega una nueva versión del superclásico y será hasta ahora en Talca, si las autoridades políticas no le bajan el pulgar. ¿Se piensa en los hinchas y en su bolsillo? Trasladarse hasta la Región del Maule, con el costo de la bencina, peajes, comida y algún imprevisto; es un presupuesto desorbitante para ver un partido de fútbol. ¡Ahhh!, y no sumé el valor de las entradas.
¿Y así pretenden que los hinchas asistan? ¿En qué están pensando? Donde deben agotar los recursos e instancias es en buscar soluciones determinantes y reales para el tema de la violencia, de cómo hacer crecer a las divisiones menores, de pagar buenos sueldos a los formadores, de traer refuerzos de calidad. Menos Tik-Tok de los entrenamientos y más trabajo serio y responsable.
Por eso, el clásico está devaluado; por las políticas deportivas pobres y efímeras, por no tener la valentía y coraje de eliminar a los violentos, que son un grupo minoritario. Porque es más fácil levantar los brazos y culparse con la clase política. Por eso nuestro fútbol, está así. Agonizando.