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La semana decisiva y las señales que podrían cambiar eso de “la suerte está echada” Opinión

La semana decisiva y las señales que podrían cambiar eso de “la suerte está echada”

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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En seis días más, estaremos analizando, en este espacio, si las señales que parecieran estar acercando a las dos opciones en juego se reflejaron en mayor participación y en el voto. Y, también, si la confianza excesiva de la derecha y las frases tajantes de algunos analistas y empresas encuestadoras –como esa de “la suerte está echada”–, se cumplieron el 4S. Pero, especialmente, podremos verificar si las posiciones y expresiones de la elite de nuestro país se correlacionaron o no con las de los(as) ciudadanos(as).


Resta poco más de una semana para el plebiscito de salida y, más que estar hablando del resultado, el mundo político parece estar concentrado en buscar acercamientos para la etapa que se iniciará a partir del 5 de septiembre. Por el momento, lo único claro es que el proceso constitucional se extenderá por un buen tiempo, sin importar la opción que se imponga el próximo domingo. De acuerdo al Servel, en caso de ganar el Rechazo, se necesitarán 125 días para convocar a una nueva consulta ciudadana. Es decir, no antes de marzo se realizaría una elección para elegir la nueva Convención. Por otra parte, el Presidente ya dejó claro que en ningún caso se realizará un plebiscito de entrada, considerando que el cambio a la Constitución es ampliamente compartido por la ciudadanía, lo que incluso fue respaldado por la oposición.

Durante la última semana, además, aumentaron los acercamientos entre oficialismo y oposición, y ya al menos parece existir un cierto consenso respecto de lo que viene –pareciera que la elite del país ni siquiera se ha imaginado un escenario en que no gane el Rechazo–: sí o sí habría una Convención paritaria, con escaños reservados proporcionales al padrón indígena –en vez de los 17 que participaron en la CC, ahora deberían ser alrededor de 10–, los independientes solo podrían postular a través de las listas de los partidos –lo que generará mucha molestia en los independientes– y tendríamos listas nacionales. Y, claro, también es una certeza que un sector de la derecha no apoyará ningún cambio. Lo Republicanos quieren mantener la Constitución ilegítima tal como está. La semana anterior, Rojo Edwards dijo explícitamente que este es un tema que no le interesa ni preocupa a la gente, por lo que ellos privilegiarán otra agenda. Quince votos menos en la Cámara y uno en el Senado, para cualquier proyecto.

Pero, pese a esta convicción de la derecha y la elite, en cuanto a que ganarán sin dificultad, el resultado del 4S pareciera aún no estar cerrado. Las encuestas, que marcaron el fin del período en que se pueden hacer públicas –algo prehistórico, considerando el peso que tienen las RRSS y medios digitales–, indican una ventaja del Rechazo que varía de manera importante entre las distintas consultoras, y que podemos promediar entre 10 y 8 puntos, todas con un margen de error de 5 puntos y con un alto nivel de “indecisos” a pocos días del plebiscito.

¿Qué significa eso? Tomemos como ejemplo a Pulso Ciudadano. El Apruebo tiene 37% y el Rechazo 46% y, supuestamente, un 17% aún no está decidido o, según la interpretación de la propia empresa, no va a ir a votar. Eso implica que los escenarios extremos podrían arrojar los siguientes resultados: a) Apruebo 42% y Rechazo 41%; b) Apruebo 32% y Rechazo 51%. ¿Qué validez tiene eso? Poca o ninguna. ¿Es eso un pronóstico? Definitivamente no. Sin embargo, la consultora dirá, la noche del 4 de septiembre, que estuvo en el rango y se autofelicitará… Cosas de la política chilena.

De ahí que, incluso con las encuestas actuales, el resultado no está completamente cerrado, pese a la confianza excesiva de la derecha y a que la elite y ciertos medios de comunicación ya dan como un hecho el triunfo del Rechazo. En las últimas semanas han existido algunas situaciones y/o señales que pudieran influir en la votación del 4S. En primer lugar, la coyuntura –especialmente el caso Llaitul– obligó a algunos dirigentes de oposición que estaban “fondeados” a entrar en escena, alineándose en el eje izquierda-derecha. En un ambiente polarizado como el que estamos viviendo, esto puede influir en el voto blando del Rechazo, que se representa en personas que históricamente han votado por la centroizquierda. 

En segundo lugar, se ha producido una diferencia significativa en el despliegue territorial, particularmente en la Región Metropolitana. Mientras el Apruebo está realizando eventos masivos, con mucha participación de personas del mundo artístico-cultural –que a ratos evoca al NO del 88–, el Rechazo, en cambio, se ha concentrado en buscar apoderados de mesa, advirtiendo que les falta un 50% de ellos, una señal que proyecta preocupación a una semana del plebiscito. Además, optaron por echar mano a símbolos que se asocian a la derecha tradicional, como la marcha por la defensa de las tradiciones. En Redes Sociales se criticó duramente la falta de mujeres y el rodeo. Mala apuesta por ahí.

En tercer lugar, el Presidente Boric ha seguido jugando la carta de reforzar con su figura los lugares y nichos de voto que le fueron favorables en la segunda vuelta, lo que podría influir en que aumente el voto juvenil, un target clave el 4 de septiembre. Sin embargo, está por verse si la detención de Llaitul –que proyecta señales a los grupos que esperan una mayor acción del Estado/Gobierno en la zona de conflicto mapuche– sirvió de algo, considerando el caso de la llamada de la asesora de Vega al líder de la CAM.

En solo una semana más, estaremos analizando, en este espacio, si las señales que parecieran estar acercando a las dos opciones en juego se reflejaron en mayor participación y en el voto. Y, también, si la confianza excesiva de la derecha y las frases tajantes de algunos analistas y empresas encuestadoras –como esa de “la suerte está echada”–, se cumplieron el 4S. Pero, especialmente, podremos verificar si las posiciones y expresiones de la elite de nuestro país se correlacionaron o no con las de los(as) ciudadanos(as).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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