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Daniel Jadue y candidatos opositores a consejeros constitucionales: “Reconozco que en la derecha hay sectores democráticos, pero son todavía muy minoritarios” PAÍS Agencia Uno

Daniel Jadue y candidatos opositores a consejeros constitucionales: “Reconozco que en la derecha hay sectores democráticos, pero son todavía muy minoritarios”

Raúl Espina
Por : Raúl Espina Periodista de El Mostrador
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En conversación con El Mostrador, el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), aseguró que el éxito del proceso constituyente que recién emerge, va más allá de los nombres de quienes redacten la nueva propuesta y si ésta logra ser aprobada o no en el plebiscito de diciembre próximo. “El tema de fondo es si el nuevo texto da respuesta a las necesidades del pueblo de Chile”, aseguró el edil, quien además, criticó la presencia de Hernán Larraín como experto constitucional, designado por la UDI. “Me parece que tener expertos en dictadura y tener expertos en violación a los derechos humanos, tener gente que veraneaba en Colonia Dignidad, no le hace bien al proceso, le quita piso, pero es responsabilidad fundamentalmente de la derecha, que en el fondo y muy en el fondo, no quiere que nada cambie”, apuntó.


Durante 2023, el Gobierno tendrá que enfrentar el desafío de sacar adelante sus reformas emblemáticas, parte de un programa por el que ambas coaliciones de Gobierno guardan férrea lealtad. Dicha base programática es probablemente el mayor punto de coincidencia entre sectores de centro y de izquierda, que en el último tiempo han desnudado sus diferencias, evidenciadas en la decisión del PPD de enfrentar las elecciones de consejeros constitucionales con dos listas, distanciándose del núcleo ideológico del Frente Amplio y del PC, pero enfrentando este nuevo proceso con un mismo objetivo, que es lograr una nueva Constitución.

Frente a las dificultades que emergen en este camino, desde Apruebo Dignidad, surgen voces que llaman a centrar el fondo de la discusión constituyente en si la nueva propuesta responde realmente a las necesidades, urgencias y demandas de la ciudadanía. Al respecto, para el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), es importante “recordar que esto partió en la calle. Esperemos que esto no termine en la calle nuevamente, con una tremenda desilusión, porque nos quedemos con una Constitución gatoparda, que le haga algunos maquillajes, que cambie de nombre con frases que sean interpretables, y que efectivamente deje todo tal cual como está”.

En ese sentido, el edil comunista aseguró que la discusión sobre el proceso constituyente va más allá de sus nombres y si se logra o no ganar en la urnas. Además, criticó duramente a la derecha tras sus intentos por participar en la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, e hizo su propio análisis sobre el primer año de gestión del Presidente Boric. Finalmente, Jadue aseguró no creer en las encuestas de opinión —como la reciente versión de Cadem—, que lo muestran como uno de los políticos peor evaluados.

—¿Comparte la hipótesis de que estas elecciones de consejeros han evidenciado fragmentación, tanto en la oposición como en el oficialismo? ¿Qué dice de esta dificultad que han tenido los partidos políticos para alinearse?
—Quiero partir diciendo que afortunadamente la oposición va más dividida que el oficialismo, van en tres listas, lo que va a hacer bastante difícil que ellos puedan también plantear la hegemonía que han querido mostrar desde los resultados del 4 de septiembre, suponiendo —ellos— que el 62% es íntegro de ellos. Yo tengo una evaluación completamente distinta a la mayoría de los análisis que se han hecho. De hecho, yo creo que en ese 62% hay más manifestación de malestar, de indignación o de desilusión, que una reacción concreta contra la Constitución propuesta, o a favor de la Constitución de Pinochet, que sería mucho más absurdo pensarlo. En ese contexto, si bien no era lo ideal ir en una lista, creo que el oficialismo tiene muchas chances de salir con un buen resultado, independiente de las valoraciones que cada uno y cada una tengamos sobre el curso del proceso y sobre la profundidad democrática del mismo.

—¿Cómo se proyecta este nuevo proceso constituyente, considerando un eventual mayor protagonismo de algunos sectores de Chile Vamos, en comparación con la anterior Convención? ¿Cuál es su opinión de esa derecha dispuesta a contribuir y dotar de contenido a esta emergente propuesta constitucional?
—Reconozco que en la derecha hay sectores democráticos, pero son todavía muy minoritarios, son sectores que no logran desprenderse de su pasado pinochetista y de los socios de cuales dependen para poder subsistir como proyecto político. Uno puede plantearse ser completamente demócrata y querer una nueva Constitución, pero si cada vez que van a una elección uninominal, terminan yendo en sociedad con los Republicanos o con la UDI, o  incluso con los sectores más conservadores de RN, que a veces son incluso más conservadores que la misma UDI, hace difícil creerles, porque terminan diferenciándose en la expresión formal y superficial, pero en el fondo, terminan siendo el mismo proyecto. Por lo tanto, esto va a estar en discusión, y se va a poder verificar una vez que tengamos el texto definitivo que propongan a los chilenos. Todos queremos tener una nueva Constitución, una mayoría de los chilenos sigue pensando que es necesario echar al basurero de la historia la Constitución de Pinochet, pero lo si la Constitución que emane de este proceso no da respuesta contundente a las necesidades y las expectativas del pueblo de Chile, que puso el proceso constitucional en la calle, lo más probable es que volvamos a fracasar, independiente de si se aprueba o no. El tema es que este proceso logre, ojalá, al menos por un tiempo, la discusión constituyente, y si esa discusión constituyente no resuelve los problemas de fondo, va a seguir abierta.

—En cuanto al nuevo proceso constituyente, ¿Qué opina de quienes critican la postulación de candidatos y candidatas vinculados a la “vieja política”? ¿Está de acuerdo con las candidaturas propulsadas por su pacto, “Unidad para Chile”?
—No soy parte de esa corriente de opinión que plantea que todo lo bueno per se. Tampoco soy parte de esa corriente de opinión que plantea la discusión entre la vieja y la nueva política como si fuera de una discusión de rostros y no de prácticas políticas. Hay muchos jóvenes que hoy están en política y que actúan exactamente igual como actuaban sus antecesores hace 20 años, por lo tanto, por más jóvenes que sean no lo gran “vestirse” con este nombre con este nombre tan pomposo de la nueva política. Yo no creo en eso, creo en la comparación entre buenas prácticas y en las malas práctica, o entre la honestidad y la corrupción. Creo. como antónimo, en aquellos que buscan la verdad y aquellos que se sirven siempre de la mentira, y eso no tiene que ver ni con generación ni con género ni con nada, tiene que ver sencillamente con la práctica, con la convicción y con los ideales. Entonces, me da lo mismo a quienes lleven. Hay personas jóvenes que representan valores conservadores, hay personas viejas que representan valores mucho más progresistas. Creo que aquí lo importante es escoger a quienes estén convencidos de responder a las demandas del pueblo de Chile, a través de la nueva Constitución. Además, y respecto de este órgano de expertos, me parece que tener expertos en dictadura y tener expertos en violación a los derechos humanos, tener gente que veraneaba en Colonia Dignidad, no le ha bien al proceso, le quita piso, pero es responsabilidad fundamentalmente de la derecha, que en en el fondo y muy en el fondo, no quieren que nada cambie. Ellos siempre han estado muy cómodos con la Constitución de Pinochet.

—Hay voces oficialistas que advierten que esta sería la última oportunidad para propiciar una nueva Constitución? ¿Está de acuerdo con aquello? 
—Creo que la discusión de fondo no es si tenemos un nuevo texto constitucional, o nos quedamos con el viejo. El tema es si el nuevo texto da respuesta a las necesidades del pueblo de Chile. Recordemos que esto partió en la calle, esperemos que esto no termine en la calle nuevamente, con una tremenda desilusión, porque nos quedemos con una Constitución “gatoparda”, que le haga algunos maquillajes, que cambie de nombre con frases que sean interpretables, y que efectivamente deje todo tal cual como está. Entonces, para mí lo importante no es si tenemos o no tenemos la nueva Constitución, es si la nueva Constitución que emane de este proceso da cuenta y da respuesta adecuada a los sueños y a los dolores, a las expectativas y a las demandas ciudadanas. Si esto no es así, va a dar lo mismo que tengamos nueva Constitución o no.

—¿Cuál es su análisis sobre el pronto a cumplirse primer año de gestión del Presidente Boric? ¿Cree que existirá autocrítica por parte del oficialismo al respecto?
—Este Gobierno tuvo que enfrentar una serie de problemas heredados del peor Gobierno de la historia, que fue el de la derecha, que fue hace un año. Todo el tema migratorio, el tema delincuencia, y una serie de cosas que creo que el Gobierno ha estado enfrentando con bastante éxito, más allá del empate virtual que hay en el Congreso y que muchas veces dificulta aprobar las leyes que el Gobierno quisiera impulsar. El desafío que el Gobierno va a seguir teniendo siempre es avanzar lo que más pueda en la dirección y en el trayecto de la concreción del programa que le ofreció a los chilenos y a las chilenas, y por el cuál votaron mayoritariamente más de un 55% de chilenos. Ese será siempre el desafío, y por supuesto, lidiar con una derecha obstruccionista y bastante miserable, la cual no se hace responsable de la herencia que le legaron a este Gobierno. Y seguirá siendo el desafío responder al programa, pero mejorando las condiciones materiales de vida, y creo que el desafío más grande va a ser abordar la reconstrucción por los incendios, una vez que estos terminen. Cuando las luces se alejen, cuando los medios de comunicación se retiren y cuando los voluntarios se vayan a sus casas, van a quedar comunas que no tienen presupuesto suficiente para volver a pararse. El mayor desafío va a ser que una vez que las luces se apaguen, el Gobierno vaya y le entregue más recursos, más atribuciones y potestades a los gobiernos locales, que hoy día están en el más absoluto de los abandonos, y que no van a tener condiciones materiales ni anímicas, ni capacidades técnicas para poder levantar sus territorios.

Pienso en particular en la comuna de Santa Juana, que casi tiene el 80% de la comuna completamente quemada, que ha concentrado la mayor cantidad de muertos, que tiene un presupuesto que es miserable para las necesidades que tienen, y que hoy día se ven ante una disyuntiva que es brutal mirando el futuro. Aquí nos vamos a tener que plantearnos la necesidad del royalty forestal, tal que tendremos que plantearnos en algún minuto la necesidad de un royalty salmonero o de un royalty acuícola, de un royalty a todas las actividades extractivistas, que lisa y llanamente no se hacen responsables de los efectos adversos y colaterales que genera su producción, y hay que avanzar hacia un cambio de trato fundamental con las forestales, que no pueden seguir cargando la tierra, sin ninguna limitante y ninguna restricción. Y yo creo que ese es un desafío que vas a estar presente permanentemente este año y nos va a perseguir.

—A propósito de la emergencia por incendios forestales, ¿Qué le parece el conflicto entre el Gobierno y la Sofofa, a raíz de las declaraciones del Presidente Boric a favor de una mejor regulación en la industria forestal? ¿Comprende la molestia de los empresarios?
—Hay que recordarle a los empresarios que gran parte del desarrollo forestal se hizo con plata de todos los chilenos, a través de subsidios enormes que han recibido durante décadas, y que lo mínimo que uno esperaría es que tuvieran un poco de responsabilidad social y empresarial, pero, además, un poco de amor a su patria. Ellos han hecho tremendas riquezas a través de sobreexplotar los territorios que hoy día tienen en abandono. Planteo lo siguiente: en cualquier parte urbana de Chile son los empresarios los que asumen los costos y los riesgos de sus propios negocios. En todos los negocios, salvo lo que tiene que ver con la delincuencia, todas las actividades empresariales internalizan los riesgos, menos en las forestales y en las acuícolas, que destruyen el medio ambiente, que hacen lo que quieren, sacan la plata y después tiene que llegar papito Estado a resolver los tremendos desastres que sus actividades dejan. Entonces, yo creo que las forestales y la Sofofa tienen que tomar un poco de distancia y entender que no son los dueños de Chile, que ellos tienen actividades en Chile, y que el Gobierno tiene que hacer lo que tiene que hacer, pensando en el bien común.

—En otra materia, ¿Cómo observa los preparativos del Gobierno para encabezar la conmemoración por los 50 años del golpe de Estado? ¿Qué le pareció el interés de la UDI por ser parte de ésta, solicitando que se consideren todas las versiones de los hechos?
—No soy quien para pautar ni para dale indicaciones al Gobierno de lo que tiene o no tiene que hacer. En ese sentido, prefiero omitir cualquier consideración acerca de lo que el Gobierno haga. Yo si puedo plantear que en Recoleta tenemos un nutrido programa de actividades de conmemoración y que por supuesto no van en la línea de lo que plantearon algunos en la UDI, que todavía no le piden perdón a Chile por haber bombardeado La Moneda ni por haber generado toda la violencia que generaron, y que todavía no le piden perdón a Chile por haberse puesto a disposición de un gobierno extranjero para derrocar a su propio gobierno, lo que en cualquier país del mundo sería considerado alta traición a la Patria. Entonces nosotros claramente estamos promoviendo la valoración del respeto a todos los derechos humanos y derechos colectivos de los pueblos. Estamos, por supuesto, promoviendo el compromiso del “nunca más”, y estamos promoviendo el amor real a la democracia, esa democracia donde uno participa de las formas institucionales, cuando le gustan y cuando no le gustan las reglas. Yo creo que cualquier intento por tratar blanquear a la extrema derecha y a algunos sectores de centro que fueron los que organizaron el golpe, los que colaboraron con la dictadura y los “cómplices pasivos” de las violaciones a los derechos humanos, como diría Piñera, es algo que no corresponde.

—Entonces, ¿La centroizquierda finalmente evidencia síntomas de fractura, al calor de este proceso constituyente?
—La izquierda va unida. El centro y la izquierda van separados, pero la izquierda va unida. Ahora, si se considera a la DC de izquierda, tengo una diferencia en la valoración de la DC, el PPD y el Partido Radical (PR), en torno a si son de izquierda o no, pero eso es una discusión distinta. La izquierda va por primera vez en mucho tiempo bastante más unida que en otras oportunidades. Yo creo que hay que dar las batalles siempre, en todo tiempo, con reglas que te gusten o no, y creo hay que dar lo mejor de cada uno de nosotros porque lo que aquí está en juego es la permanencia de la Constitución de Pinochet, y por lo tanto, creo que los sectores que hoy día han llegado a la convicción, y otros que vienen desde siempre como el PC, planteando la necesidad de superar la Constitución de Pinochet, van a tener una amplia mayoría y van a revertir el 62% v/s 38%, que es una ilusión óptica de la derecha, que va a verse completamente destruida el 7 de mayo.

—La reciente encuesta Cadem lo muestra como uno de los políticos peor evaluados ¿Cree que es real dicha afección en la opinión pública? ¿A qué se debe?
—Hoy día las encuestas no son fuentes fiables de opinión. No les creía cuando me iba bien, creo que sería absurdo creerles hoy día, luego de una campaña feroz en mi contra, donde se ha intentado imponer una imagen que creo que dista mucho de la realidad. Yo me siento contento por el cariño que me expresa la ciudadanía en la calle, y estoy muy tranquilo para poder seguir batallando.

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