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El presidente de la Cámara Baja, Rodrigo Maia, dijo que el gobierno está actuando con lentitud, porque «no tiene una base organizada de apoyo». Se esperaba que los legisladores votaran sobre el proyecto de ley esta semana después de varias sesiones turbulentas, pero las maniobras políticas del lunes pospusieron nuevamente el cronograma.
Los ambiciosos planes del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sobre la revisión del sistema previsional de la nación se están retrasando aún más, ya que la falta de comunicación y la inexperiencia ponen a prueba la paciencia de los inversionistas sobre la medida que se buscó durante mucho tiempo.
En los últimos dos días, el líder de la Cámara Baja del partido PSL de Bolsonaro causó asombro cuando dijo que no había necesidad de darse prisa en una votación del comité sobre el proyecto de ley que, de acuerdo con el calendario original de la administración, debería haber tenido lugar el mes pasado.
El director de dicho comité, que también es miembro del partido de Bolsonaro, dijo que carece de apoyo en su cargo, mientras que el presidente de la Cámara Baja, Rodrigo Maia, dijo que el gobierno está actuando con lentitud.
«El gobierno no tiene una base organizada de apoyo», dijo Maia, quien es uno de los legisladores más influyentes del país, a los periodistas. «Tenemos que ser responsables con esta reforma».
Los inversionistas se animaron en febrero cuando Bolsonaro dio a conocer la propuesta pensional que busca ahorrar a las cuentas públicas un billón de reales (US$257.000 millones) en 10 años.
Desde entonces, parte del optimismo se ha convertido en preocupación dado que la relación con Maia se ha agriado porque ni el presidente ni su ministro de Economía, Paulo Guedes, lograron obtener apoyo después de reunirse con docenas de legisladores.
El índice accionario de referencia cayó 4,7 por ciento en el último mes, recortando el repunte de este año, mientras que el real se ha debilitado hacia los niveles vistos en el período previo a las elecciones presidenciales de octubre.
La consternación ha crecido en medio de los retrasos en el Comité de Constitución y Justicia de la Cámara Baja (CCJ), un importante primer paso por el cual los legisladores deben decidir si la propuesta cumple con las leyes del país y puede continuar en el Congreso.
Se esperaba que los legisladores votaran sobre el proyecto de ley esta semana después de varias sesiones turbulentas, pero las maniobras políticas del lunes pospusieron nuevamente el cronograma, lo que significa que es poco probable que se realice una votación antes de la próxima semana, más de un mes después de que el proyecto de ley llegara a la llamada CCJ.
En comparación, el expresidente Michel Temer, un político mucho más experimentado, necesitó tan solo una semana para que dicho comité aprobara su legislación de reforma previsional.
«Los activos de Brasil han tenido un bajo rendimiento en los últimos días debido a la política local», dijo Mariana Guarino, administradora de fondos en Truxt Investimentos. No hay visibilidad sobre el progreso de la reforma, dijo, «y eso empeora las ya reducidas perspectivas para la economía este año».
Como enmienda constitucional, la ley previsional eventualmente necesitará el apoyo de 308 de los 513 diputados del país en dos votaciones separadas y luego 49 de sus 81 senadores en dos votaciones adicionales.
A pesar de los desafíos, los funcionarios del gobierno de Brasil siguen siendo optimistas sobre la reforma. En una entrevista la semana pasada, el vicepresidente, Hamilton Mourao, dijo que el proyecto de ley se aprobará a principios de agosto, y que los formuladores de políticas consideran que US$200.000 millones es el «límite inferior» de los ahorros que se esperan.
