“Según nuestras estimaciones, el shock de incertidumbre y deterioro de expectativas, junto a condiciones financieras menos favorables producto de aumentos en las tasas de interés, nos hacen proyectar esta cifra no muy alentadora en materia de destrucción de empleos», dice el presidente de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet), Dante Arrigoni.
El estallido social que inició el pasado 18 de octubre sigue generando mermas en el empleo del país. El último en dar sus proyecciones negativas fue el presidente de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet), Dante Arrigoni, quien dijo que, a raíz de la crisis, se perderán más de 25 mil empleos en el sector manufacturero.
“Según nuestras estimaciones, el shock de incertidumbre y deterioro de expectativas, junto a condiciones financieras menos favorables producto de aumentos en las tasas de interés, nos hacen proyectar esta cifra no muy alentadora en materia de destrucción de empleos. Mientras no se restablezca por completo el orden público, que permita el normal funcionamiento de las fuentes productivas, al igual que un mejoramiento del escenario político y económico, creemos que no será posible generar las confianzas que permitan reactivar la actividad productiva. Esperamos que las autoridades, y la clase política, empiecen a dar señales de convergencia”, señaló a través de un comunicado.
Arrigoni dio estas proyecciones durante una conferencia con empresarios del sector. Allí, valoró la postura del ministro de Hacienda, Ignacio Briones, quien había señalado la necesidad que tiene Chile de reorientar su modelo económico para avanzar en un plan de desarrollo productivo moderno.
En ese sentido, agregó que para medir el avance de nuestra industria en el mercado globalizado se debe considerar el índice de medición de Complejidad Económica (ICE), que es un concepto que mide la cantidad de conocimiento de los productos que exportan los países, y que en el caso nacional hoy exhibe el último lugar entre las economías de la OCDE, y similar ranking entre las naciones con las que tenemos tratados de libre comercio.
“Para mejorar este índice es imprescindible una nueva industrialización del aparato productivo nacional, que previo a la crisis social, ya venía mostrando una pérdida de competitividad, bajo crecimiento y creación de empleo”, sostuvo.
“Hace hoy mucho sentido, tomando en consideración las soluciones que Chile necesita y demanda. Existe una estrecha relación entre el ICE y el tema de la desigualdad de los ingresos. El ranking de los países con mayor Complejidad Económica se relaciona directamente con el ranking de menor coeficiente de GINI. Es decir, para tener un crecimiento económico sostenido y una reducción progresiva de la desigualdad, se necesitan políticas industriales modernas, que agreguen conocimiento a la matriz productiva de los países, y que se complementen a las políticas sociales”, sentenció.