MUNDO
La junta militar cortó el internet, lo que imposibilitó la tercera vista del juicio contra Aung San Suu Kyi, acusada de importar walkies-talkies y no cumplir las normas por el coronavirus.
El equipo de abogados de la depuesta líder birmana Aung San Suu Kyi informó este lunes que el tribunal que juzga a la dirigente decidió posponer la vista que se realizaría por videoconferencia esta misma jornada debido a «problemas técnicos”, luego de que la dictadura militar bloqueara el acceso a internet por conexión de datos de los teléfonos móviles en todo el país.
Si bien desde la mañana de esta jornada sí se puede acceder a la red vía cable, los tribunales decidieron hacer la tercera vista del juicio contra la política el 24 de marzo. Suu Kyi está acusada de al menos cuatro delitos: importación ilegal de walkies-talkies, incumplimiento de las restricciones relacionadas con el coronavirus, violación de una ley sobre telecomunicaciones e incitación a disturbios públicos.
La junta militar la acusa también de corrupción al afirmar que había recibido 600.000 dólares y más de 11 kilos de oro de sobornos. La última vista contra la Premio Nobel de la Paz 1991 tuvo lugar el 1 de marzo, y según su abogado, Khin Maung Zaw, Suu Kyi parecía estar bien de salud. Desde entonces, el defensor no ha podido reunirse con la política, que está detenida en un lugar secreto.
En tanto, las manifestaciones prodemocracia continúan este lunes en Birmania, un día después de una de las jornadas más sangrientas desde el golpe de Estado del 1 de febrero. Al menos 44 manifestantes perdieron la vida el domingo a manos de las fuerzas de seguridad, según la ONG de asistencia a los presos políticos AAPP, en medio de llamados de distintos actores para que los militares respeten la vida de los manifestantes.
Tras seis semanas de manifestaciones prodemocracia, los generales prosiguen su represión: más de 125 manifestantes han perdido la vida desde el golpe y solo este lunes se han reportado tres decesos. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha denunciado la existencia de persecuciones, muertes, desapariciones forzosas, torturas y probables «crímenes contra la humanidad» perpetrados por el Ejército.
«Los dirigentes de la junta no deben estar en el poder, sino tras las rejas «, tuiteó el lunes Tom Andrews, relator especial de Naciones Unidas para Birmania, e instó a parar inmediatamente el «suministro de dinero y armas» a los militares.
