Los cruces entre Estados Unidos y China sobre el origen del Covid-19 siguen intensificándose. El Gobierno de Joe Biden emitió un comunicado insistiendo en que Pekín continúa ocultando información «crucial», basado en informes de inteligencia de las agencias de su país. En China niegan estas aseveraciones, y así lo expresa este comentario de la agencia oficial Xinhua que reproducimos a continuación.
Los servicios de inteligencia de Estados Unidos, después de más de 90 días de una supuesta investigación, publicaron el viernes un resumen de una ficción sobre los orígenes de la COVID-19.
Sin ninguna nueva evidencia persuasiva, exponiendo una naturaleza de manipulador político, la ficción todavía acusa a China.
La investigación sobre los orígenes del virus está lejos de ser una tarea fácil. Debe dejarse en manos de los científicos el tomarse el tiempo para desentrañar la verdad a través de una investigación cuidadosa, con un enfoque científico y una actitud rigurosa.
A pesar de este principio, Washington asignó la misión a notorias agencias de inteligencia conocidas desde hace mucho tiempo por mentir, engañar y robar, y el resultado es sin duda un informe manipulado.
Durante mucho tiempo Washington ha intentado politizar la investigación de los orígenes del virus. El informe de la misión conjunta de China y la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en marzo llegó a una conclusión clara, pero Washington desacreditó brutalmente el informe.
Para redoblar sus esfuerzos por difamar a China, Washington ordenó a los servicios de inteligencia estadounidense completar la misión política en tres meses. Para la Casa Blanca, el rastreo de los orígenes nunca se ha tratado de ciencia o hechos, sino de fabricar la evidencia deseada para sacar una conclusión deseada.
Pero es evidente que el malicioso plan de EE. UU. de politizar el rastreo de los orígenes no podrá engañar a muchos en todo el mundo.
El director del Centro de Estudios Políticos y Económicos Estratégicos de Armenia, Benyamin Poghosyan, señaló que Estados Unidos está profundamente molesto por el ascenso de China y desea frenar su desarrollo por todos los medios posibles.
En una opinión publicada a fines de julio en el periódico Voz de Armenia argumentó que la campaña de desinformación de Estados Unidos contra China, que utiliza la COVID-19 con intereses geopolíticos, ha obstaculizado los esfuerzos conjuntos globales contra la pandemia.
Cualquier intento siniestro de difamar a China sin tener en cuenta los hechos está condenado al fracaso. La farsa de mal gusto organizada por Washington sobre los orígenes del nuevo coronavirus no ha logrado más que sacar a la luz la falta de credibilidad y la irresponsabilidad de Estados Unidos.